Un pulso entre dos fuerzas, ambas con afán hegemónico, recorre el mundo. Parecen los tiempos del Telón de Acero y la Guerra Fría, pero ahora el paisaje es más difuso y la ideología no llega ni siquiera a categoría de producto cosmético. ¿Hay mucha diferencia entre Donald Trump escoltado por Elon Musk y Vladimir Putin respaldado por oligarcas rusos?
En algunos lugares, como Ucrania o Siria, el conflicto es evidente: las armas delinean el paisaje. En otros puntos, como sucede en el corazón de Europa, el choque se oculta sutilmente detrás de posiciones políticas: el antiguo orden frente al populismo de extrema derecha para someter al Viejo Continente. El combate salpica también a la economía: los BRICS amenazan al dólar como patrón en el comercio internacional.
Cerca de Canarias
Esa lucha, que tiene el neoliberalismo salvaje como común denominador —a falta de un liderazgo en Europa que emerga como alternativa— también plantea batallas cerca de Canarias. En los últimos dos años, el Sahel ha vivido una transformación geopolítica sin precedentes. La influencia histórica de Francia, país que durante décadas mantuvo una presencia militar clave en esta región estratégica, ha comenzado a desmoronarse.

Decisiones como la de Chad, que recientemente rompió su acuerdo de defensa con París, y las demandas de Senegal para la retirada de tropas galas, marcan un cambio profundo en el panorama de África Occidental y Central que otro países, como Malí, Burkina Faso o Níger, completaron antes.
Declive francés
La salida de Francia no solo evidencia el declive de su poder en la región, sino que también abre la puerta a la entrada de nuevos actores internacionales. Rusia, con sus mercenarios del Africa Corps —nueva denominación con clara referencia nazi del Grupo Wagner— desplegados en varios países del Sahel, y China, a través de su creciente influencia económica, han llenado rápidamente el vacío. Este reequilibrio de fuerzas plantea desafíos directos para Europa y, particularmente, para Canarias, que se encuentra en primera línea frente a las repercusiones de este cambio.
La estabilidad en el Sahel es un factor clave para Canarias, especialmente en términos de inmigración. El aumento de conflictos y la falta de oportunidades en países como Malí, Burkina Faso o Níger, que han cortado lazos militares con Francia y Estados Unidos, incrementan la presión migratoria hacia las costas del Archipiélago. La ruta atlántica, considerada una de las más peligrosas del mundo, ya ha experimentado un repunte de llegadas de personas migrantes en los últimos años, y este nuevo escenario podría intensificar el flujo.
Chad: nueva era
La reciente decisión de Chad de poner fin a su acuerdo de defensa con Francia simboliza el movimiento hacia una “soberanía plena”. Según el ministro de Exteriores delpaís africano, Abderaman Koulamallah, esta medida marca un "punto de inflexión histórico" para el país, 66 años después de su independencia. Chad, que alberga actualmente a unos 1.000 soldados franceses, se suma a Malí, Burkina Faso y Níger en el abandono de la alianza militar con París.
Aunque el Gobierno de Chad asegura que busca mantener relaciones constructivas con Francia en otros ámbitos, su giro hacia Rusia y China refleja un patrón que se extiende por toda la región del Sahel. Estos países han optado por alianzas más alineadas con sus intereses estratégicos, incluso a costa de una menor presencia europea.
Reparación en Senegal
Senegal también ha manifestado su intención de desvincularse de la presencia militar francesa. El presidente Bassirou Diomaye Faye (Pastef) pidió recientemente a París que cierre sus bases en territorio senegalés, argumentando que “la soberanía no puede conciliarse con la presencia de bases militares extranjeras”. Aunque el país busca mantener relaciones diplomáticas, su decisión refleja una tendencia creciente de cuestionamiento a la influencia occidental en África.

Puede parecer un gesto simbólico, pero Faye, que fue elegido en marzo en parte con la promesa de redefinir la relación de Senegal con el antiguo colonizador, ya ha prometido recuperar el control de la narración histórica sobre la matanza de Thiaroye, un capítulo de la Segunda Guerra Mundial que tuvo lugar el 1 de diciembre de 1944 cuando gendarmes galos asesinaron al menos a 35 tirailleurs —miembros de una unidad de infantería colonial de Senegal que sirvieron en el Ejército francés— que reclamaban el pago sus salarios al regresar del conflicto bélico.
Oro en Malí
Hace tres años, después de que el coronel Assimi Goïta derrocara a Ba N’Daou tras un golpe de Estado, Malí ha puesto en marcha una refinería de oro para procesar 200 toneladas al año por cuenta propia —sin injerencias desde París—. El proyecto cuenta con financiación rusa, apoyo que certifica la ruptura del gobierno de Bamako con Francia y valida la estrategia del Kremlin en la región, rica también en uranio o agua.
¿Qué busca Rusia allí? ¿Necesita esos recursos naturales? En teoría no, los produce dentro de sus fronteras, pero el apoyo de la Unión Europea (UE) a Ucrania pasa factura en otras zonas del mundo donde se libra una batalla geopolítica de alto voltaje. El Kremlin, de momento, financia al gobierno maliense y entrena y dota de material a su ejército, que por primera vez en mucho tiempo ha logrado que el yihadismo —los restos de los grupos reclutados por Occidente para derrotar a Muamar el Gadafi en Libia— retroceda en el Sahel.
Adiós al Franco CFA
La presencia de Rusia en Burkina Faso ha significado otra derrota de Francia en el Sahel, donde sus intereses caen como piezas de un dominó. En enero del año pasado, las autoridades del país exigieron a Emmanuel Macron la retirada de sus tropas en el plazo de un mes. Esa decisión fue el paso previo para la llegada de unidades Wagner, reclamadas para combatir al yihadismo.

Sin militares galos, los intereses del Eliseo —y las compañías francesas— se debilitan sobre el terreno. El 16 de septiembre de 2023, Mali, Níger y Burkina Faso firmaron la Carta Liptako-Gourma, que establece una nueva alianza entre estos tres estados africanos francófonos del Sahel. Esa coalición sentó las bases para cambios aún mayores, como dejar de usar como moneda el Franco CFA, para muchos un vínculo con el colonialismo.
EEUU deja Níger
La salida francesa de Níger, que completó un retiro iniciado en octubre de 2023, forzó hace unos meses la salida de tropas de EEUU —con escalas en Gando— y allanó el camino para que Rusia reforzara su posición en la región. Las bases que los militares galos dejaron vacías en Menaka, Gossi y Timbuktú —todas en Mali—, fueron rápidamente ocupadas por hombres del grupo paramilitar Africa Corps.
En Níger hay uranio —es proveedor para los 56 reactores nucleares de Francia— y se produce petróleo desde 2011 —cuando el yacimiento de Agadem comenzó a producir merced a la compañía formada por el Estado y PetroChina, que posee el 60%, tres una inversión de 4.000 millones de dólares—. Pekín, además, también se encarga de la construcción de una central hidroeléctrica en la presa de Kandadjia para cortar la dependencia energética con Nigeria.
Impacto global
Mientras Francia pierde terreno, a Canarias, España y la Unión Europea les toca prepararse para enfrentar los efectos de esta transformación geopolítica. La llegada de migrantes a las Islas no solo pone a prueba su capacidad de gestión humanitaria, sino que también desafía las políticas migratorias de la UE.

En paralelo, este cambio podría abrir nuevas oportunidades para que España y Canarias fortalezcan su cooperación con los países del Sahel, mediante proyectos de desarrollo que ayuden a estabilizar la región y reduzcan la necesidad de migración forzada. Iniciativas como programas educativos, económicos y de formación profesional pueden ser clave para posicionarse como un socio estratégico en una región en plena reconfiguración.
