La ausencia de Koldo y una política de hechos consumados

La cordialidad se dio cita en Teobaldo Power. En la semana en la que Koldo se hizo conocido en toda España, el Parlamento de Canarias decidió pasar de puntillas por una investigación que tiene uno de sus principales focos en el Archipiélago

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Pleno del Parlamento de Canarias. / EFE - MIGUEL BARRETO
Pleno del Parlamento de Canarias. / EFE - MIGUEL BARRETO

La cordialidad se dio cita este martes en Teobaldo Power. En la semana en la que Koldo, un nombre muy vasco, se hizo conocido en toda España, el Parlamento de Canarias decidió pasar de puntillas por una investigación que tiene uno de sus principales focos en contratos concedidos por el anterior Ejecutivo regional.

Tanto fue así que el único choque frontal de la mañana lo protagonizó Manuel Domínguez, motivado a partes iguales por su mayor soltura en el debate parlamentario y el convencimiento de que por muy fuerte que se remueva este potaje no le puede llegar a salpicar. La pregunta de Nira Fierro parecía hecha ad hoc.

La concordia del pleno no evitó a Chano Franquis enfrentar a los periodistas para comunicarles que el PSOE "no pondría obstáculos” para una comisión de investigación sobre la compra de mascarillas. No dijo el portavoz socialista que aunque pusieran todos los obstáculos del mundo la comisión se celebraría igualmente con el apoyo de los grupos que sustentan al Gobierno, como ya sucede. Cosas del relato.

Y poco, poquito salseo más respecto al mejunje con sabor vascuense. Será la resaca de los carnavales.

¿Agenda Canaria?

Seguimos con otro relato, pero este es el de un desengaño. El del voto de Coalición Canaria para la investidura de Pedro Sánchez. Nada valía entonces, pero propios y extraños intuían que el voluble péndulo parlamentario podría dar en algún momento a Cristina Valido el inconmensurable poder del desequilibrio (y aquí hay que recordar siempre a otro Pedro, Quevedo, y el descuento del 75%).

Dejando a un lado los beneficios (varios) obtenidos por Sánchez al “aceptar” los 25 puntos de la Agenda Canaria, el partido liderado por Fernando Clavijo firmó ese arriesgado acuerdo en Madrid a la contra de su alianzas regional con la esperanza de que la situación se diera como se está dando. Pero aun así el presidente del Gobierno se resiste a cumplir lo pactado.

No utilizó estas palabras pero las declaraciones del mandatario nacionalista exhalaban el vaho inquieto de quien le ha visto las orejas al lobo en las dos cuestiones, que en realidad es una sola, a las que más bombo se les dio a la hora de sellar el pacto: la inmigración ilegal y las relaciones con Marruecos. Eso sí, las guaguas, gratis.

Los turnos de intervención de Clavijo podrían resumirse en una expresión, paganini, que no atañe al violinista italiano del Romanticismo sino a ese forma tan escueta que tenemos los canarios para decir “aquí no voy a ser yo el que se quede a pagar la fiesta”. Parece que al presidente se le puede acabar un día la paciencia.

La política de hechos consumados

El habitual tono comedido del lagunero se llenaba de matices cuando decía, en lo referente al papel del Ejecutivo central, que lo que contaba era una “política de hechos consumados” que constata que el problema más acuciante que se contemplaba en el acuerdo de investidura no se está cumpliendo.

"Impresentable" y "falta de sensibilidad" respecto a la situación migratoria fueron otras adjetivaciones que expresó y que no sabemos si habrá tenido que escribir el líder nacionalista en su misiva al presidente del Gobierno, recordándole que hay un papelito firmado por ahí en algún cajón de Moncloa.

Por lo menos, Clavijo tuvo a bien tranquilizar al personal al manifestar que estaba “convencido de que Sánchez contestará” y que es por ello por lo que quiere mantener la “cordialidad política”. Tal vez por eso no hubo diatriba sobre Koldo.

Contestar, contestará, no cabe duda. Y cuantos más votos asegurados vaya perdiendo en el Congreso de los Diputados más contestará a las demandas de CC si se es firme y se exige, en la práctica, una política de hechos consumados.

La vivienda, ¿para cuándo?

Mal asunto cuando se enquista una problemática que ni unos ni otros han sabido solucionar, como es el caso de la vivienda. Una discusión que surge al calor del decreto ley de medidas urgentes para hacer frente a la emergencia habitacional del Archipiélago. Un texto que, como ya imaginará, es la mejor de las opciones disponibles para sus instigadores y el mayor error posible para sus detractores.

Pablo Rodríguez hablaba en la tribuna de los pasos valientes que se están dando y los partidos que apoyan al gobierno lo agradecían, porque, claro, el pacto de las flores no había hecho los deberes. El PSOE replicaba que se estaban beneficiando de las políticas llevadas a cabo por el ejecutivo anterior (a la par que criticaban el nuevo decreto) pero que todo llevaba su tiempo porque se habían encontrado los cajones vacíos de proyectos a su llegada.

No es que se hubiesen dejado los cajones vacíos, argumentaban entonces desde CC, sino que muchos proyectos se habían paralizado tras la llegada del partido socialista y sus socios. Pero en la legislatura precedente hubo dos años (2015 y 2018) en los que no se construyó ni una sola vivienda y en total se contabilizaron 205.

Se podría seguir quitando capas a esta cebolla pero lo cierto es que tras la crisis de la subprime el mercado de vivienda protegida se desplomó, cayó la licitación pública y en los últimos quince años Canarias no ha sido capaz de construir las mismas casas de protección oficial (2.540) que se edificaron en el año 2009. Sin duda es hora de que se haga algo para que en la próxima legislatura se le puedan añadir argumentos a este debate en bucle.