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Pie con un juanete en el dedo gordo del pie / QUIRÓNSALUD
Pie con un juanete en el dedo gordo del pie / QUIRÓNSALUD

El tratamiento definitivo para acabar con los juanetes: desde plantillas ortopédicas hasta cirugía

Los especialistas recomiendan la intervención quirúrgica como la mejor opción para corregir la deformidad, especialmente si el dolor afecta a la calidad de vida

Fernando Baquero

Los juanetes, conocidos médicamente como hallux valgus, son una deformidad ósea que afecta la articulación del dedo gordo del pie. Se caracterizan por una protuberancia que se forma debido a la desviación del dedo gordo hacia los demás dedos, lo que provoca que la base del dedo sobresalga hacia un lado. Esta condición puede causar dolor, inflamación y dificultad para encontrar calzado cómodo, especialmente en sus etapas más avanzadas.

“El hallux valgus es una deformidad progresiva que, con el tiempo, afecta la funcionalidad del pie y puede llegar a limitar las actividades diarias del paciente”, explica el doctor Juan Carlos Gómez, traumatólogo del Hospital Quirónsalud Costa Adeje.

¿Qué los provoca?

El origen de los juanetes depende de muchos factores. En muchos casos, esta deformidad tiene un origen hereditario, ya que la herencia genética juega un papel importante. Además, enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide pueden favorecer su desarrollo.

Otro factor relevante es el uso de calzado inadecuado, especialmente en mujeres, ya que los zapatos con tacones altos y punteras estrechas ejercen presión sobre el antepié, contribuyendo a la aparición de la deformidad. “También, algunas características anatómicas particulares del pie, como un arco pronunciado o pies planos, pueden predisponer a su aparición”, señala el doctor Gómez.

¿Cómo se manifiestan y cómo se previenen?

Los juanetes se caracterizan por síntomas como dolor o sensibilidad en la articulación afectada, inflamación y enrojecimiento, callosidades o durezas en el pie debido a la fricción, dificultad para mover el dedo gordo y una deformidad visible.

El diagnóstico suele realizarse mediante un examen físico y una revisión del historial médico, aunque en algunos casos se utilizan radiografías para evaluar la gravedad de la deformidad y planificar el tratamiento.

Para prevenir los juanetes o evitar su progresión, se recomienda usar calzado adecuado, realizar ejercicios que fortalezcan los pies y mejoren la flexibilidad, mantener un peso saludable para reducir la presión en los pies y consultar a un especialista ante los primeros signos de incomodidad.

Tratamientos: de medidas conservadoras…

El tratamiento de los juanetes depende de la gravedad de la deformidad y de los síntomas que presente el paciente. En las etapas iniciales, se suelen emplear tratamientos conservadores que buscan aliviar los síntomas. Entre ellos se incluyen el uso de antiinflamatorios para reducir el dolor y la inflamación, la aplicación de frío local, y el uso de plantillas ortopédicas y separadores de dedos que ayudan a corregir parcialmente la alineación.

El doctor Gómez destaca, además, la importancia de “abordar los juanetes de manera temprana para evitar complicaciones mayores”. Sin embargo, –aclara– “los tratamientos conservadores pueden ser útiles en fases iniciales, no corrigen la deformidad de manera definitiva”. …..

... a la cirugía

Por ello, el especialista hace constar que cuando la deformidad es severa y el dolor afecta la calidad de vida del paciente, la cirugía se convierte en la opción más efectiva. “La cirugía es, en muchos casos, la única solución definitiva para corregir la deformidad y mejorar significativamente la calidad de vida del paciente”.

Esta intervención permite eliminar la protuberancia ósea y corregir la desviación del dedo, devolviendo al pie su funcionalidad y eliminando el dolor. En palabras del doctor Gómez, “aunque el tratamiento conservador puede ayudar a retrasar la progresión del juanete, la cirugía es la alternativa definitiva para resolver esta condición”.

La cirugía se realiza bajo técnicas modernas que reducen el tiempo de recuperación y mejoran los resultados funcionales. “Es un procedimiento seguro y con altos índices de éxito, especialmente en casos graves o cuando las terapias conservadoras ya no son suficientes”, destaca el doctor Gómez.