Son muchos los que, cuando de hablar de bondad se trata, dicen aquello de “eres más bueno que el pan de Taganana”, coincidiendo así con la opinión de los residentes en este núcleo poblacional de Santa Cruz de Tenerife y de los visitantes que consumen este alimento, tan sencillo como delicioso
Lo cierto es que el panadero, Emilio Morín, se jubila dentro de unos meses y la única panadería de Taganana corre el riesgo de desaparecer y con ella no solo el pan tagananero, sino también su Torta Dulce o Torta de Taganana, única y digna del paladar de dioses.
Mucho más que pan
Durante años, Emilio ha sido el artífice de embriagar el olfato de sus vecinos del rico aroma del pan recién hecho, un pan que también llevaba hasta sus hogares en el reparto matutino.
La Panadería Emilio Morín es la única que queda en esta zona, situada al noreste de la isla de Tenerife y a 25 kilómetros de la capital, en el interior del Parque Rural de Anaga y dentro del municipio de Santa Cruz de Tenerife. Es un núcleo de población rural situado en un entorno natural montañoso, rodeado de valles, picos volcánicos y próximo a la costa.
Generación tras generación
Recetas como la de la Torta de Taganana tienen más de un siglo de edad, tiempo atrás en el que para hacer una buena masa se necesitaba más de una hora y mucho esfuerzo físico para amasar convenientemente todos los ingredientes.
Emilio tenía 3 años cuando su padre se responsabilizó del negocio, un lugar que se convirtió en su casa y un oficio que le ha acompañado a lo largo de toda su vida.

Oficio sacrificado
Dentro de algunos meses la panadería, la única que queda en Taganana, cerrará sus puertas al no encontrar relevo generacional. Morín, en declaraciones a RTVC y recogidas por Atlántico Hoy, indica que este es un trabajo muy sacrificado y ha pedido a las generaciones más jóvenes de su familia “que se dediquen a otra cosa”.
“Esto es sacrificio día tras día”, indica el panadero subrayando que hoy en día casi no queda gente en el pueblo a quien repartir su pan. “Reparto solo a los viejitos, ya no hay más nadie. Y ahora esas personas se van a quedar sin pan”, matiza con un atisbo de pena.
Se jubila y cierra la panadería
Algunos tagananeros lamentan que se pierda este legado. “Sin lugar a dudas, se va ha echar mucho de menos a la panadería Emilio Morín, es parte de Taganana y de todos los vecinos”.
“Después de tantos años compartiendo con todos los vecinos sus ricos panes y las típicas -y tan nuestras- y únicas Tortas dulces de Taganana, artesanas, hechas con tradición y cariño, esperamos que este legado no se pierda. Taganana y Anaga se queda sin panadería, una panadería con solera que vamos a extrañar mucho”
Con el cierre de esta panadería cierran años de historia, desaparece el olor a pan recién hecho, los buenos días vespertinos del panadero en su reparto casa a casa, en esas talegas colgadas en la puerta desde bien temprano y desaparece la posibilidad de saborear la Torta de Taganana, única tal y como la conocemos.