Patio central del Mercado Nuestra Señora de África|AH
Patio central del Mercado Nuestra Señora de África|AH

La Recova en Navidad: el mercado de Santa Cruz continúa siendo la “despensa” tradicional de la isla

Casi 300 puestos y un amplísimo número de trabajadores forman parte de la Recova, un lugar tradicional que abastece a las cocinas de miles de hogares y restaurantes de producto local durante todo el año

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El aroma que expele la fruta, la canela de algunos dulces y las hierbas aromáticas invade los pasillos, mientras que los colores de las verduras embaucan la mirada de hasta la persona más despistada. “Me pones un kilo de estos y de las papas negras me pesas dos kilos, que estos días tengo a la familia en casa”, dice una señora al ventero, mientras ojea unos aguacates que se muestran apetitoso.

Algunos pequeños corretean hacia los columpios. La gente va y viene, ojeando, buscando, comprando. En el puesto de la esquina, un nutrido número de gallinas para caldo se exponen al público y, sobre el mostrador, con un gusto exquisito, lucen coquetas algunas plantas de hierba huerto y albahaca.

Tradición y confianza

El Mercado de Nuestra Señora de África vuelve a estar “a reventar” en Navidad, con pasillos llenos, puestos rebosantes y ese olor inconfundible a fruta fresca y género del día, colocado de madrugada. 

Para muchos clientes, venir a la Recova -como también se conoce al mercado- en estas fechas es casi un ritual heredado de generaciones anteriores, una parada obligada antes de sentarse a la mesa que convierte al lugar en un escenario de recuerdos compartidos y de compras hechas “con confianza”.​​

Ambiente intenso

En estos días de compras para Nochebuena y Navidad se nota en el mercado, según nos comenta su máxima responsable. “Estamos teniendo muy buenas ventas y un ambiente especialmente intenso en estos días previos a las fiestas”, detalla Estefanía Hernández, presidenta del Mercado, a Atlántico Hoy.

Cuenta que muchas personas que ahora viven en el norte o en el sur de la isla vuelven en estas fechas porque “para ellas no hay Navidad sin pasar por la Recova”, un lugar ligado al recuerdo de madres y abuelas y al sabor de la niñez y la familia.

Motor económico

Detrás de ese ambiente festivo late también un motor económico clave para la ciudad. “Casi 300 comerciantes levantan la persiana cada día y, en muchos casos, lo hacen al frente de empresas familiares que dan trabajo a entre cuatro y cinco personas, con negocios que en algunos casos alcanzan hasta una quincena de empleados”, comenta. 

El relevo generacional está presente, “trabajadores de todas las edades”, añade y destaca la iniciativa empresarial de un joven carnicero, “que ha asumido esta responsabilidad sin tener cumplidos todavía los 18 años”, demostrando que el mercado sigue siendo una opción de futuro para quienes apuestan por el pequeño comercio.

70% producto local

Para Hernández, una de las voces que mejor conoce la Recova, el empeño diario es claro: mantener la esencia de un mercado tradicional que sea escaparate del sector primario canario y no un simple decorado gastronómico

“Aproximadamente el 70% del producto es local y eso se nota en detalles tan cotidianos como una papa tierna, de aquí, frente a otra importada dura como una bala”, dice, sin obviar la presencia necesaria de variedades como la papa bonita o la negra, “que enriquecen los platos y conservan la diversidad agrícola de las islas”.​​

Lugar para socializar

El mercado, insiste, “es también un espacio donde se reconoce el carácter de un pueblo. Ahí se ve cómo se relaciona la gente, qué come, qué celebra y cómo mantiene vivas sus costumbres”. 

Por eso, frente al auge de los gastromercados en otras ciudades, Hernández defiende el carácter identitario del lugar. “El mercado tradicional tiene que seguir siendo tradicional”, subraya.

Escaparate

La presidenta asegura que su empeño diario es que la Recova siga siendo lo que es, fiel a su idiosincrasia de producto local y de raíces. 

Defiende que el recinto actúe como escaparate del sector primario canario, “porque si el agricultor pequeño no encuentra aquí un lugar donde vender, solo le quedan mercadillos de fin de semana que no bastan para dar salida a su producción ni para sostener el campo”.

Turismo

Por otro lado, también destaca una presencia cada vez mayor de turistas en el recinto, asegurando que muchos visitantes buscan precisamente tradición, “aquello que no encuentran en ciudades donde solo se repiten las mismas cadenas y centros comerciales”. 

Advierte, sin embargo, de la deriva que viven muchos mercados en España, donde se impulsa su transformación en gastromercados, “una fórmula que se vende como algo bonito para atraer público de fin de semana, pero con su lado adverso”.

"A quien sea"

Cuando un mercado cierra o cambia de función, se pierde tradición, se pierde la identidad del pueblo y se rompe un espacio clave de convivencia”, señala.​

Por eso se declara dispuesta a enfrentarse “a quien sea” para defender que el mercado tradicional siga siendo mercado, sin convertirlo en otra cosa ni agobiar a los vendedores con cambios que los expulsen

Punto de abasto diario

Está convencida de que, si la Recova dejara de ser lo que es hoy, la afluencia de gente caería en picado, porque el atractivo no está en las modas gastronómicas, sino en esa mezcla única de producto, historia y vida cotidiana.​

“La Recova no puede convertirse solo en un lugar de tapas y copas de fin de semana, sino seguir siendo un punto de abasto diario, donde cocineros, turistas y vecinos encuentran de todo y, sobre todo, encuentran lo suyo”, concluye.