Hasta un 42% del mercado de alquiler en Canarias se oferta actualmente como vivienda de temporada, y en islas como Fuerteventura, Lanzarote, La Palma y El Hierro, el porcentaje supera ya la mitad de la oferta disponible. Son los datos que se desprenden del informe Evolución del alquiler de temporada en Canarias, elaborado por el partido Drago Canarias.
Este tipo de alquiler, vinculado a "nómadas digitales, turismo encubierto, profesionales desplazados o alquiler de larga temporada fraudulento", está restando vivienda a los residentes que buscan estabilidad, "especialmente jóvenes y trabajadores" que intentan consolidar un proyecto de vida, según analiza Drago Canarias.
En el último año y medio, Santa Cruz de Tenerife ha pasado del 5% al 26% de viviendas ofertadas como temporada, y Las Palmas de Gran Canaria del 8% al 31,8%. Esto supone aumentos del 500% y del 400%, respectivamente.
Empleos precarios
Carmen Peña, portavoz de la formación, advierte de que este modelo “ya está generando enormes consecuencias” porque combina contratos temporales de alquiler con empleos igual de precarios, lo que dificulta cualquier arraigo residencial. “No somos una temporada, somos personas que necesitan un hogar”, afirmó.
El partido propone eliminar los alquileres temporales cuando no estén vinculados a un motivo laboral acreditado, aunque aún trabaja en una estrategia regulatoria concreta.
Islas más afectadas
La isla con mayor proporción de alquiler temporal es Lanzarote (59,52%), seguida de La Palma (54,48%), Fuerteventura (52,05%) y El Hierro (50%). En cifras absolutas destaca Gran Canaria, con 613 viviendas de temporada frente a 723 de alquiler residencial; mientras que Lanzarote apenas cuenta con 17 alquileres habituales frente a 25 temporales.
Los datos fueron recopilados en octubre de 2025 a través de un conocido portal inmobiliario.
Qué dice la ley
El alquiler de temporada está regulado por el artículo 3.2 de la Ley de Arrendamientos Urbanos. A diferencia de la vivienda habitual, no tiene prórroga obligatoria y exige dos meses de fianza, lo que lo convierte en un contrato más ventajoso para los propietarios.
Es una figura distinta a la de la vivienda vacacional, que se rige por la normativa turística y tiene otra regulación específica en Canarias. Tampoco equivale al alquiler de residencia habitual, que ofrece mayor protección y estabilidad al arrendatario.