¿En Canarias sobra gente? La pregunta, que puede sonar provocativa, es el gran elefante blanco en la habitación desde hace tiempo. Todo el mundo ve cómo aumenta la población mientras los servicios —infraestructuras, carreteras, sanidad o educación— llegan a su límite como una olla a presión. Ahora bien, ¿el motivo es que hay personas de más en el Archipiélago o es necesario profundizar en el debate para encontrar respuestas?
Atlántico Hoy ha querido salir de dudas y ha charlado con tres geógrafos que, aunque cada uno desde su perspectiva, coinciden en algo: si las Islas no cambian el chip, la situación puede ir a peor. Todo apunta a que una mejor gestión de los recursos y repensar el modelo económico —que órbita en torno al turismo— son la clave si el Archipiélago quiere evitar que el sistema colapse de cara al futuro.
Las cifras
Por si alguien tiene dudas sobre el incremento de población, las cifras hablan por sí solas. Según datos del Instituto Canario de Estadística (Istac) —recogidos por la Fundación Canarina—, el número de residentes en el Archipiélago en el año 2000 era de 1.716.276; mientras que en 2024 el número ascendió a los 2.238.754. Es decir, la subida ha estado por encima del medio millón de personas (522.478).
Vicente Zapata, profesor especialista en Geografía Humana de la Universidad de La Laguna (ULL), que cuando se habla de sobrepoblación —un término que prefiere evitar porque aún no hay datos suficientes— siempre se pone sobre la mesa en el número de habitantes, pero nunca en la relación de las personas con el territorio. Considera que es fundamental pasar de una sociedad más colectiva a otra menos individualista.
Cómo emplear los recursos
Para el experto, uno de los principales inconvenientes es emplear los recursos de forma intensiva. Otro asunto que considera central es la movilidad de los propios residentes. “Debemos tener facilidades para trasladarnos de unas islas a otras, buscar fórmulas”, apunta. En cuanto a las consecuencias de una fuerte presión demográfica, cree que no es necesario esperar al futuro: “Ya las estamos experimentando”.
Destaca que cuando la población se asienta a un ritmo que no se puede equiparar a cómo evolucionan las prestaciones, la gente lo percibe en cuestiones como las autopistas o los servicios públicos. Tampoco deja de lado que la demografía en Canarias está distribuida de una manera dispar. Es decir, se concentra sobre todo en las islas capitalinas o en las zonas turísticas por el peso que tienen en la economía.
Por islas
Sus palabras no van muy lejos de la realidad. En los últimos 24 años, Tenerife ha visto cómo la población se ha incrementado en 249.824 habitantes y Gran Canaria en 128.823. En cambio, La Palma, La Gomera y El Hierro han experimentado un ascenso que oscila entre los 3.000 y 4.000 en cada una. En el caso de Lanzarote o Fuerteventura, por su fuerte dependencia al turismo la subida ha estado por encima de los 66.000.
“No hay superpoblación, sino una distribución muy desigual en el territorio”, afirma Luis Jerez, profesor del Departamento de Geografía e Historia de la ULL. Resalta que el modelo económico no se ha revisado en los últimos 40 o 50 años. Bajo su prisma, el debate debe ir más allá de lo demográfico porque el punto de mira no puede ser solo la cantidad de personas que vivan en el territorio.
"Justificar la mala política"
Asevera que se ha puesto el foco ahí “para ocultar la mala política sanitaria, educativa, social o de infraestructuras públicas desarrollada en las islas en las últimas décadas”. Opina que a través de herramientas como la ley de residencia que propone el Gobierno de Canarias va a ser muy complicado impedir que entren ciudadanos europeos —quienes suponen la mayoría de la migración— porque están amparados por el espacio Schengen.
Jerez observa una disyuntiva en el hecho de que la población del Archipiélago esté envejecida y al mismo tiempo necesite más habitantes jóvenes de los que tiene para sostener el sistema porque de manera natural es imposible debido al envejecimiento. Señala que, sin la población migrante, sería difícil mantener los servicios como el sistema de pensiones. “Si la quitamos, ¿cómo vamos a vivir aquí?”, se pregunta. "Sin esta población inmigrante, muchos servicios y mano de obra en multitud de actividades correrían peligro", apostilla.
Capitales y zonas turísticas
El profesor de la ULL recuerda que desde los años 80, algunos académicos ya planteaban la importancia de revisar el modelo económico de las Islas y de diseñar una planificación geodemográfica debido a los desajustes que se estaban dando en la distribución de la población en el territorio, "pues desde los años 60, la población ya abandonaba las medianías para concentrarse en las capitales y la periferia de las zonas turísticas".
“Se ha dejado pasar porque no ha interesado”, apostilla. En el caso de Lanzarote y Fuerteventura, destaca que son las más dependientes del turismo, pero la riqueza no recae en el poder adquisitivo de la gente. “La clase trabajadora está cada vez peor con el acceso a la vivienda, hay empleados que viven en furgonetas o en coches”, lamenta el experto.
Distintos ritmos
José León García, profesor emérito de Geografía Humana también en la universidad lagunera, pone sobre la mesa que si aumenta la población como ha ocurrido desde que arrancó el siglo XXI, las personas necesitan más recursos sanitarios, comerciales, educativos o de abastecimiento de agua. “Los servicios”, admite, “no han crecido a la misma velocidad”. “Se ha quedado atrás la construcción de vivienda”, agrega.
Pone el foco, además, en que unas 40.000 viviendas han salido del mercado porque se han empezado a utilizar como pisos turísticos. Comenta que la población sigue creciendo porque el modelo económico requiere de personas que cubran puestos de trabajo en el turismo o la construcción, unas vacantes que suelen cubrir, dice, los migrantes de países como Venezuela, Colombia o Ecuador.
"Islas limitadas"
Manifiesta que se da la contradicción de necesitar cada año a unas 20.000 personas al mismo tiempo que los recursos no crecen al mismo ritmo. “Esperemos que no se llegue a colapsar, se nota que los servicios cubren menos de lo que se necesita como ocurre con el parque móvil que tenemos”, reflexiona García. “Y no es porque no haya”, matiza, “un servicio de guaguas que cada vez es mejor”.
García asevera que las Islas no pueden seguir creciendo dado que las islas son limitadas. “Deberíamos hacer frente al modelo económico”, dice. “El actual, con tanto turismo, no beneficia mucho a la población porque hay bajos salarios, habrá que ver qué decidimos, qué límites ponemos y que la riqueza se reparta en el Archipiélago, hay que abordarlo pronto porque el problema está aquí”, apostilla.
"Seguimos sin anticiparnos"
El experto defiende que son necesarios más servicios asistenciales porque hay unos problemas sanitarios, sentencia, que son necesarios de abordar. Recuerda que en los hospitales canarios, por ejemplo, hay personas ocupando una cama a pesar de tener el alta médica al no haber recursos sociosanitarios a los que derivarlos.
Vicente Zapata, por su parte, subraya que cada vez existe más consenso en torno a que es necesario repensar el modelo y se plantea la posibilidad de activar la llegada de personas de otros lugares para ocupar trabajos donde hay déficits en las plantillas. “Seguimos sin anticiparnos a lo que va a suceder”, pone sobre la mesa.
“Es posible que algunos servicios puedan colapsar, hay que cambiar el modelo y la cultura. La población envejece de manera acelerada, ¿quién va a cuidar de nuestros mayores? El objetivo debe ser vivir mejor y enfrentar los retos que vienen de cara al futuro”, sentencia.
