Cerca de un 10% de los adolescentes canarios están en riesgo de adicción al móvil y a las redes sociales, una situación que ha agudizado la pandemia de la covid-19 con un incremento contrastado de los trastornos impulsivos crónicos.Éstas son algunas de las conclusiones del estudio 'Desenrédate', impulsado por el Servicio Canario de la Salud y los colegios profesionales de Psicología del archipiélago, en el que se realizaron encuestas confidenciales a más de 13.000 chicos de entre 12 y 18 años entre 2016 y 2020.El director de este estudio es Juan Ignacio Capafons, catedrático de Piscología de la Universidad de La Laguna, quien este viernes ha dado una ponencia en la 48 reunión anual digital conjunta de las sociedades canarias de pediatría, que reúne estos días a unos 300 especialistas.En declaraciones a Efe, Capafons explica que en los cuestionarios se preguntaba por cambios de estados de ánimo, estilos de vida, por la sensación de no poder pasar mucho tiempo sin estar conectado, incluso por el grado de tolerancia, comparable con el consumo de estupefacientes.Esto es, quien pasa de estar una o dos horas conectado a acabar "casi esclavizado", ilustra el catedrático de Psicología.Según este estudio, no hay "un grupo exagerado por volumen" de jóvenes adictos a las nuevas tecnologías, pero ese casi 10% de la población juvenil es "muy preocupante", indica, al tratarse de una etapa de maduración psicobiológica, y hay respuestas que "se aproximan a señales de alarma".La distribución entre chicos y chicas con problemas de adicción es similar en cuanto a redes sociales, no así en el consumo de videojuegos, donde la proporción es de 5/1; en cambio, el riesgo de sufrir ciberacoso es inversamente proporcional: más chicas que chicos.
Es indudable que las nuevas tecnologías llegaron para quedarse y para cambiarnos los hábitos, supuestamente a mejor... Pero, ¿es realmente así?
Los jóvenes y la adicción a Internet: Lo que no te cuentan. https://t.co/0XoE2Sqbbc pic.twitter.com/IyeytwZWxb— AtlánticoHoy (@atlantico_hoy) September 25, 2020
¿Cuál es el umbral entre uso, abuso y adicción?
Juan Ignacio Capafons señala que a partir de que el móvil o los videojuegos dejan de ser "una actividad más, una afición", empiezan los problemas, que se manifiestan como otro con tipo de adicciones: se desatienden las tareas académicas, se deja de dormir, dificultades alimentarias y de convivencia o comportamientos irritables.Precisamente ahí es donde está "el reto" de los psicólogos y psiquiatras, y también el de los padres, enfatiza Capafons: "cuando el chico no es consciente -de que tiene un problema- y está en el camino hacia..."Según este especialista existe una palabra clave, la confianza, para poder supervisar lo que hacen sus hijos "sin caer en el cotilleo"."Tenemos que ganarnos la confianza de nuestros hijos", que no piensen de antemano que "les vamos a cortar la cabeza, a echarles la bronca".Y para eso, añade, "los que no somos nativos tecnológicos tenemos la obligación de ponernos las pilas, meternos en su lenguaje, aproximarnos a sus hábitos, sin demonizarlos".Justo lo contrario de casos que suele poner como ejemplos de malas prácticas, como el de niños que "les hacen las apuestas online a sus padres porque estos no se enteran".#ACTUALIDAD| Nace la primera herramienta del país para detectar y ayudar a prevenir #adicciones tecnológicas#Desescalada #Videojuegos #Móvileshttps://t.co/Z4C679J2oT
— AtlánticoHoy (@atlantico_hoy) June 14, 2020