El gofio canario ha pasado de ser el alimento humilde que sostuvo a generaciones enteras a convertirse en un producto estrella de la gastronomía actual. Lo que durante siglos fue un básico para sobrevivir en épocas duras, hoy aparece en las cartas de algunos de los mejores restaurantes de Canarias, reinterpretado con técnicas modernas sin perder su esencia.
Su historia es tan antigua como la de las propias islas. Mucho antes de la llegada de los europeos, los guanches ya tostaban y molían cereales como la cebada o el trigo utilizando piedras de basalto. Aquellos molinos manuales, que aún pueden verse en museos etnográficos, fueron el origen de un alimento que se convirtió en símbolo de identidad.
Historia
Con la conquista y la apertura hacia nuevas rutas comerciales, las islas incorporaron ingredientes que reforzaron la tradición. Entre ellos, el más determinante fue el millo, traído desde América a finales del siglo XVI. Su cultivo se extendió rápidamente y terminó siendo uno de los granos más usados para elaborar gofio en todo el Archipiélago.
Durante siglos, especialmente en épocas de carestía como la Guerra Civil, el gofio fue un salvavidas para miles de familias canarias. Nutritivo, saciante y fácil de conservar, alimentó a generaciones enteras y acompañó a los emigrantes que partieron hacia Cuba, Venezuela o Puerto Rico, donde aún hoy se sigue elaborando gracias a esa herencia isleña.

Símbolo cultural
Hoy en día, la elaboración del gofio mantiene su esencia: tostar el grano y molerlo en piedra para conservar su aroma y sabor característicos. Aunque el gofio de trigo y el de millo siguen siendo los más habituales, las moliendas han incorporado nuevas variedades como espelta, avena o mezclas especiales adaptadas a los gustos actuales.
El gofio continúa teniendo un peso fundamental en la cultura y en la cocina canaria. Se disfruta en preparaciones tan tradicionales como el gofio escaldado, el pella de gofio o el gofio mezclado con caldo del potaje, pero también en recetas modernas: desde helados artesanales hasta espumas, salsas, panes, postres de autor o rebozados que ya forman parte de la oferta gastronómica más innovadora del Archipiélago.