El Centro de Educación Especial Siete Palmas, en Las Palmas de Gran Canaria, ha reabierto sus puertas en la fecha prevista tras varias semanas de obras, pero sin garantizar condiciones óptimas para el alumnado, según reconoce la propia dirección del centro en una circular enviada a las familias.
En el documento, fechado el 20 de abril, se advierte de que la limpieza aún no se ha completado adecuadamente y de que no se puede garantizar un suministro de agua estable durante los primeros días. Se trata de una situación especialmente delicada teniendo en cuenta que el centro atiende a niños y niñas con necesidades educativas especiales y alta vulnerabilidad.

La dirección ha dado libertad a las familias para decidir si consideran oportuno llevar o no a sus hijos e hijas al colegio, entendiendo la preocupación que pueda generar el estado de las instalaciones. En paralelo, se asegura que se está trabajando con urgencia para restablecer cuanto antes las condiciones adecuadas.
Enfado
El malestar entre las familias es evidente. “Es de locos”, señala uno de los progenitores a este periódico, que denuncia que el profesorado ha pasado la semana arreglando averías mientras se pedía a los padres que no llevaran a sus hijos ante el peligro que representan las instalaciones. Las quejas apuntan directamente a la Consejería de Educación, a la que acusan de haber recibido reiteradas notificaciones escritas sin haber actuado en consecuencia.
La reapertura del centro en estas condiciones ha generado inquietud entre las familias y vuelve a poner sobre la mesa las dificultades estructurales que enfrenta la educación especial en el Archipiélago.