La declaración como Patrimonio de la Humanidad de Risco Caído supone un reconocimiento de primer nivel al legado de los aborígenes que poblaban las islas hasta la llegada de los europeos en el siglo XIV, con un detalle no del todo valorado: por primera vez la Unesco ha protegido el cielo.
La candidatura que España promovía ante la Unesco con el yacimiento de Risco Caído como estandarte abarca, en realidad, 18.000 hectáreas de montañas y barrancos donde se conservan modos de vida propios de las viejas culturas Amazigh (bereberes): toda la Caldera de Tejeda, un espacio salpicado de lugares que un día fueron sagrados para los habitantes de Gran Canaria.
Nunca hasta ahora la Unesco había mencionado el cielo como valor a proteger dentro de un bien Patrimonio de la Humanidad, enfatiza el investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias Juan Antonio Belmonte, especialista en Arqueoastronomía, en descifrar de qué manera y con qué finalidad miraban al cielo las culturas antiguas.
Lugares ceremoniales -almogarenes- donde los faycanes (sacerdotes) y las maguadas (mujeres consagradas a lo divino) marcaban los ritos religiosos y, con ellos, los tiempos de la siembra y la cosecha, en un conocimiento donde no cabe separar lo divino de lo mundano con esquemas del siglo XXI, precisa Belmonte.
El Cabildo de Gran Canaria se refiere a esos lugares como sus "yacimientos con estrella" y organiza visitas guiadas a ellos en grupos reducidos, para poder disfrutar en vivo como hace seis siglos de los efectos que la luz genera en ellos en el solsticio de verano (20-22 de junio) o los equinoccios de primavera y otoño (20-21 marzo y 22-23 de septiembre, respectivamente).
Se trata de una cueva artificial excavada en roca volcánica con una cúpula casi esférica donde una claraboya deja pasar al amanecer un rayo que se va proyectando sobre una pared decorada con triángulos púbicos, símbolo casi universal de la fecundidad. Ese efecto comienza en el equinoccio de primavera, va creciendo día a día hasta el solsticio de verano y vuelve a decaer hasta desaparecer en el equinoccio de otoño. A partir de entonces, toma el relevo la luz de la luna llena en varias noches del invierno.
🗣️Leyendas vivas para el #PatrimoniodelaHumanidad
— Julieta Martín Fuentes (@lolita_pasion) July 30, 2019
Mi expresión de "¡Qué alegría!" al estar con #JulioCuenca, Tato Gonçalves y Nel Morales. Qué maravilla escuchar el testimonio del arqueólogo que descubrió el #RiscoCaído, en #MontañasSagradas de #GranCanaria #canarias ✍️ pic.twitter.com/LQhD7eKGE0
Forma parte de los bienes protegidos por la Unesco porque cuenta en su base con un almogarén con varias muescas artificiales en la roca que marcan la salida del sol en los equinoccios y el primer orto de la estrella Sirio a lo largo del año, además de la posición del Pico de las Nieves (el techo de la isla, 1.956 metros) y otra de las referencias imprescindibles del paisaje de la zona y de las creencias de los antiguos canarios: el Teide, que se divisa 100 kilómetros al noroeste, por encima del mar de nubes.
El Roque Bentayga de Gran Canaria encierra relatos sobre los ciclos astrales, los aborígenes o la industria del motor.
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Descubre las diez historias al pie del Bentayga en https://t.co/kLqCLe8qhX pic.twitter.com/Yb8pQ0vJvl
En realidad, bajo ese túmulo reposa desde hace 1.300 años un varón de unos 18 años, del que poco se sabe. Pero debió de ser alguien especial, porque su tumba se colocó justo en el lugar donde el sol del primer día de la primavera proyecta al amanecer un rayo que se forma en una hendidura natural de los riscos de Amurga y cruza todo el barranco, iluminando ese punto de la necrópolis. Rey o vasallo, en la tumba de ese joven comienza la primavera en Canarias.
En el solsticio de verano, los rayos solares entran por las puertas orientales al amanecer y por las occidentales al atardecer, mientras van iluminando en el suelo unas cazoletas de posible utilización ritual. Los últimos rayos de ese día antes de ponerse el sol tras las montañas tocan una cazoleta apartada en una esquina.
Los arqueólogos que la estudian consideran que ambas podían cumplir de la misma función: Risco Caído, en la cumbre, para el guanartemato (reino) de Gáldar y Tara, cerca del mar, para el guanartemato de Telde. En actualidad, se encuentra en un entorno muy urbanizado y transformado, dentro de la segunda ciudad de la isla.
El descubrimiento de que la Cueva de Tara es en realidad un calendario astronómico aborigen ha enriquecido aún más el patrimonio arqueológico de #GranCanaria
— Cabildo Gran Canaria (@GranCanariaCab) October 30, 2018
Para su conservación y estudio el Cabildo prevé adquirir esta caverna.
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CUEVA PINTADA DE GALDAR en la ISLA DE GRAN CANARIA. Es la única CUEVA PINTADA DEL ARCHIPIELAGO: pic.twitter.com/WZBzvJZXye
— CONCISION (@redonpond) August 1, 2017
EL MUSEO CANARIO
El museo de referencia para la cultura aborigen es una institución privada centenaria, fundada en 1879 por un puñado de miembros de la burguesía de Gran Canaria que se empeñaron en recuperar el legado de sus ancestros, bajo el liderazgo del doctor Gregorio Chil y el historiador Agustín Millares.
Este diente humano está perforado. Fue hallado en el interior de una cueva funeraria de los antiguos canarios en el barranco de #Guanarteme, donde se recuperaron tres individuos adultos y uno infantil. La pieza tendría un valor simbólico, tal vez concebida como una reliquia. pic.twitter.com/AJAXYwsnT5
— El Museo Canario (@elmuseocanario) August 8, 2019