Hay lugares que no solo se visitan, se viven. Rincones que atrapan no solo por lo que se sirve en el plato, sino por lo que se siente al sentarse a la mesa. En la costa norte de Gran Canaria, entre Las Palmas y Gáldar, existe un restaurante donde el océano es parte del menú y cada bocado se acompaña de un suspiro. Suspendido al borde de un acantilado, este enclave ha vuelto a abrir sus puertas, y con ello, ha devuelto a los comensales una experiencia inolvidable.
El rugir del Atlántico, el vaivén de las olas y el cielo que se funde con el mar en el horizonte son el telón de fondo de un lugar que ya se ha convertido en referencia para los amantes de la buena mesa en Canarias.
El Mirador del Atlante
Desde principios de 2024, El Mirador del Atlante ha recuperado su sitio en la gastronomía canaria. Situado en la carretera del Rincón, kilómetro 2, en Las Palmas de Gran Canaria (sentido norte), este restaurante construido con piedra volcánica y tierra sorprende no solo por su estética natural, sino también por su cocina con sabor a mar.
El espacio cuenta con capacidad para 60 comensales distribuidos entre su elegante interior y una terraza con vistas privilegiadas. Pero si algo ha llamado la atención del público es uno de sus platos estrella: el arroz negro, preparado con maestría.
Arroz negro, el favorito
Este arroz, de apariencia oscura y sabor profundo, debe su color a la tinta de calamar. En El Mirador del Atlante, se sirve al estilo tradicional, acompañado de un toque de alioli casero que potencia los contrastes del plato. Sus ingredientes principales: arroz, calamares, langostinos, caldo de pescado, ajo, cebolla, pimiento y tomate, cocinados con mimo y técnica.
Aunque es un plato que puede encontrarse en otras regiones de España, aquí se eleva a otro nivel gracias a la calidad del producto y la ubicación que lo acompaña. Todo sabe mejor cuando se degusta sobre el mar.
Otras opciones del menú
Para quienes prefieran otros sabores, el restaurante ofrece también carnes de calidad como el secreto ibérico, la carne gallega madurada o un solomillo tierno. La oferta de pescados y mariscos es otro de los fuertes de la carta, donde destacan productos frescos y recetas con sabores marinos intensos.
Además de la comida, los fines de semana se puede disfrutar de música en directo, lo que convierte la experiencia gastronómica en un plan completo para cualquier tarde.
Una vista con historia
El restaurante se sitúa a los pies del Atlante, una escultura monumental de Tony Gallardo construida con lava de La Isleta. Este homenaje al océano que abraza Canarias fue declarado Bien de Interés Cultural en 2020 y forma parte del entorno privilegiado que arropa al restaurante.
El Mirador del Atlante no es solo un lugar donde comer bien: es una experiencia sensorial que combina sabor, paisaje, historia y arte. Un enclave ideal para sorprender a visitantes o regalarse una tarde de desconexión total frente al mar.
