El responsable de las motos Lovesharing aboga por cambiar la mentalidad sobre movilidad en Canarias

El director de operaciones de la empresa, David Formoso, cree que es inevitable la llegada a las grandes ciudades de la movilidad compartida

Guardar

Dos motos de Lovesharing y el director de operaciones de la compañía, David Formoso. / AH
Dos motos de Lovesharing y el director de operaciones de la compañía, David Formoso. / AH

Canarias lleva vaños al límite del colapso en las carreteras por la ingente cantidad de vehículos particulares que se desplazan por las vías del Archipiélago, sobre todo en las islas capitalinas. Un ecosistema problemático que, no obstante, en los últimos años distintas empresas están tratando de limitar gracias al negocio del sharing sostenible, como son las motocicletas, bicicletas y patinetes eléctricos.

Una de las pioneras en las Islas, y de capital canario, es Lovesharing, una apuesta de Domingo Alonso Group, que emergió hace ya tres años en Tenerife y Gran Canaria y que ha sobrevivido a una pandemia, una feroz competencia y, sobre todo, a una cultura local bastante alejada del ideal del proyecto.

“En Canarias nos falta un poquito de cambio de mentalidad y percepción sobre la movilidad a diferencia de otras grandes ciudades”, expone David Formoso —director de operaciones de Lovesharing— a Atlántico Hoy. “Se han dado grandes pasos, pero aún falta que la gente se adapte más. Seguimos siendo muy cautivos del vehículo (coche) privado”, añade.

Movilidad intermodal

Esta empresa apareció en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria precisamente para buscar un cambio radical en la forma de moverse de los ciudadanos. Una pionera llegada que sirvió de impulso para que otras compañías y de diferentes transportes, como bicicletas o patinetes, decidieran dar el paso.

“Es inevitable que la movilidad compartida llegue a las grandes ciudades y lo hará cada vez con más modos de transporte”, opina Formoso, quien agrega que lo que viene “será un futuro de movilidad intermodal”. Es decir, el usuario escogerá distintos modos de conducción en base a las necesidades del momento. “Si es un desplazamiento corto, usa el patinete; un desplazamiento intermedio, la moto; y si necesita cargar pertenencias o un viaje largo, el coche compartido”, especifica el responsable de Lovesharing.

David Formoso. / Cedida
David Formoso. / Cedida

La competencia de los patinetes

Lejos de ver el ‘boom’ del uso del patinete eléctrico como una complicada competencia, Formoso afirma que “la existencia de más ofertas favorece a todos de distintos modos, porque cuando uno se acostumbra a coger al patinete, ya verán la moto como un método de transporte más, y al revés”. Eso sí, ve “importante” que esta llegada de la electrificación y de la movilidad compartida “esté bien regulada para evitar polémicas como el aparcamiento. Cuando está todo bien regulado tenemos ventajas todos”, aclara.

Así, hace referencia Formoso a la constante polémica generada en Santa Cruz de Tenerife con la falta de regulación para los VMP (Vehículos de Movilidad Personal) que ha estado siguiendo personalmente muy de cerca. "La ventaja de la moto es que el aparcamiento ya estaba regulado”, expresa, aunque indica como ejemplo los problemas de diferencias con la regulación en La Laguna.

“En Santa cruz se puede aparcar en las aceras, obviamente bajo unos criterios, y en La Laguna no. Genera confusión a los usuarios que ven la moto aparcada sobre la acera en Santa Cruz y cuando llegan a La Laguna hacen lo mismo y se ven con una multa. Es importante que se aúne el criterio, hacerlo sencillo al ciudadano”, agrega como mensaje a las administraciones municipales.

Después de tres años funcionando, David Formoso confiesa que “esto es un aprendizaje continuo” en el que se han ido adaptando a las necesidades. “Se han ido recortando zonas con demanda insuficiente o con zonas de vandalismo elevado. Siempre hay que estar con los ojos abiertos y ver las necesidades de los usuarios”, recalca. También han aprendido y perfeccionado el tema de la gestión de los cascos. “Al principio, no había ningún tipo de control con el baúl y había muchos robos. Se ha ido metiendo sistemas de seguridad para mejorar el control de los cascos y de las mismas motos, que ya vienen con determinadas sirenas que evitan el vandalismo”.

La pandemia

Como la gran mayoría de sectores, Lovesharing también se vio afectada por la pandemia de la COVID-19, agravada por su principal e intrínseco concepto de ‘compartir’ (share en inglés). “Se redujo el uso de las motos compartidas, pero adaptamos los procesos, como la parte de limpieza y saneamiento de las motos para que los usuarios se las encontrasen totalmente preparada. Fue un parón en los viajes, pero se ha recuperado muy bien. Hemos salido fuertes”, argumenta. Además, realizaron una acción “muy bonita” en plena pandemia, que fue “regalar el servicio a todos los colectivos necesarios como los de emergencias”.

Un usuario de una moto Lovesharing. / Cedida
Un usuario de una moto Lovesharing. / Cedida

Nueva moto

Lovesharing es la primera empresa de motosharing de Canarias y de las primeras de España. Además, es la segunda flota más grande de silence en el país, solo por detrás de Acciona.

Desde su creación en 2019, se ha ido estudiando dónde está la demanda y buscando zonas que no sean muy conflictivas para ampliar sus flotas. Además, este año se ha incorporado un nuevo modelo de moto, la Silence S02, que permite alcanzar los 100 Kilómetros por hora, facilitando, en el caso de Tenerife, “una de las mayores demandas de los usuarios”, la conexión entre La Laguna y Santa Cruz. “Con la moto anterior, subir a 80 kilómetros por hora podía ser un poco peligroso”, explica Formoso. Asimismo, en noviembre estiman la llegada de 30 unidades más para superar las 200 motos en la isla.

En Las Palmas de Gran Canaria comenzaron con aparcamientos privados “porque la regulación era muy distinta a Santa Cruz”. Actualmente, también superan una flota de 150 motos y cubre principalmente la zona de la capital, llegando a zonas como el Campus de la Universidad en Tafira, Tamaraceite… “Un radio de cobertura bastante grande, incluso un poco más que en Tenerife”, apunta el jefe de operaciones de la empresa.

Expansión futura

Según cuenta David Formoso, en principio la operativa y aprendizaje la tienen centralizada en Canarias. “En cuanto a motosharing, el funcionamiento de una ciudad a otra cambia por completo. El conocimiento local es lo que te permite realmente tener una buena operativa y creo que aún tenemos mucho que explotar en Canarias”, reflexiona. Entre otras opciones, el responsable de Lovesharing valora moverse a otras ciudades “con proyectos pilotos o colaboraciones con empresas privadas”.

Además, recuerda que, más allá de las motos, tienen operativas bicicletas en el sur de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, con proyectos con distintos hoteles de bikesharing. Incluso, ya apuestan por el carsharing. “Estamos trabajando en un proyecto en paralelo, que es Avis Corporate, que funciona espectacularmente en aeropuertos y queremos expandirlo y transformarlo para poder incorporar una flota de vehículos eléctricos”, avanza. “Creo que toca el momento de expandirse en Canarias. Mejorar aun más el servicio de aquí, aunque obviamente no hay que cerrar puertas. Si se aspira alto, el proyecto se podrá llevará cualquier otro lado”, sentencia.

Por último, contempla adentrarse en el sector de los polémicos patinetes. “Es un proyecto interesante. Si bien el concepto de free floating, que esté el patinete en la calle, es conflictivo con la ciudadanía, el modelo basado en estaciones, como el que va a plantear ahora Sagulpa en Las Palmas de Gran Canaria puede tener un buen calado y que funcione muy bien”, finaliza Formoso.

Archivado en: