La doctora Marina Rodríguez Martín, dermatóloga con más de 20 años de experiencia, denunció públicamente intrusismo. Por contra, ha sido denunciada por un enfermero estético por presunta competencia desleal, teniendo que acudir a un juicio mercantil.
¿El motivo? Ella compartió de forma pública un extracto de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) que confirma que los tratamientos médico-estéticos son competencia exclusiva del personal médico y al enfermero no le gustó.
Insultos y amenazas
En declaraciones a Atlántico Hoy, Rodríguez explica que no solo ha tenido que acudir a ese juicio mercantil, sino que, durante un largo tiempo, se ha visto sometida a un proceso de insultos, amenazas y acoso tanto físico como telefónico e, incluso, a través de las redes sociales de la empresa.
Los hechos se remontan a hace tres años cuando la médico, harta de recibir en la clínica dermatológica a pacientes con complicaciones por tratamientos estéticos realizados por personas no cualificadas y en lugares como peluquerías, garajes y domicilios particulares, decidió “no mirar para otro lado” y actuar contra el intrusismo.
Enfermero intruso
“El pico más alto nos llegó en 2023. Cada vez se producían más peticiones de cita por pacientes con complicaciones de cierta gravedad después de haberse sometido a ciertos tratamientos estéticos”, comenta, indicando que, al preguntar a dónde habían acudido, casi todos daban las mismas señas, “a un enfermero de Santa Cruz”.
“En ese momento comenzamos a tener conocimiento que habían enfermeros que estaban realizando tratamientos que solo pueden realizar los médicos”, apunta.
Deformaciones
Manifiesta la profesional sanitaria que un caso en particular tocó la sensibilidad a todos los médicos de la clínica. “Se trataba de una paciente que vino con graves deformidades en el rostro. Ella solo pretendía tener mejor cara tras su maternidad y el tratamiento recibido se convirtió en una pesadilla al ver la deformidad de su cara”, apunta.
”Nos costó mucho solucionar su situación. La había pinchado el enfermero, ¡y ella ni sabía que era enfermero, pensaba que era un médico!”, señala, añadiendo que esta paciente intentó ponerse en contacto con el enfermero sin conseguirlo porque este “había cambiado hasta de domicilio”.
"Comenzó la guerra"
“Y como este caso, varios más”, subraya Rodríguez, citando que no solo se trata de intrusismo por parte de enfermeros, sino también de peluqueros, esteticistas y otros que “dentro de un marco ilegal en España, realizan tratamientos que son de absoluta exclusividad de realización por un médico”.
“De cara a visibilizar que estas cosas están pasando, simplemente copié y pegué una sentencia del TSJC de 2021, en la que se ratificaba que la competencia para realizar tratamientos médicos de estética, corresponde únicamente a los médicos y no a otro personal”, añade. “Fruto de compartir esta sentencia en redes sociales comenzó la guerra”, matiza.
Intimidación y acoso
A partir de ese momento la doctora y la clínica de estética comenzaron a padecer un “auténtico calvario de insultos personales, tanto por el enfermero como por otras personas de su entorno”.
Amenazas e intimidaciones han formado parte del día a día del personal de la clínica, además de los daños económicos causados por acciones de bloqueo en la central telefónica de la empresa, “lo que impedía atender a la clientela durante días”. “Llegué a plantearme poner protección a mis hijos porque me hablaron de la agresividad de esta persona”.
Coacciones
A lo detallado por la doctora se suma la cantidad de burofax que llegó a recibir por parte de este sanitario no médico, además de avisos y advertencias provenientes de otras personas que se vieron afectadas por la denuncia pública realizada por la profesional en relación al intrusismo en los tratamientos médico-estéticos.
Según nos dice, esta persona pretendía, no solo que retirase la sentencia que había publicado sino que, además, “hiciese una comparecencia pública indicando que los enfermeros eran personal adecuado para realizar tratamientos médicos”.
Defensa de los pacientes
“Más que amedrentarnos, esto nos ha hecho más fuertes para la defensa de los derechos de los pacientes. Este señor ha hecho que seamos una clínica más fuerte y que no giremos la cabeza ante ilegalidades y daños contra la salud de los pacientes”.
De momento, tras el juicio mercantil celebrado este pasado lunes, Rodríguez se mantiene a la espera de la sentencia confiando que “sea una sentencia ejemplarizante, tanto a nivel de Canarias como nacional, y que se ponga de manifiesto la importancia que tiene el control de la salud pública y de los profesionales que ejercen técnicas”, agrega.
“Mi deber profesional, ético y moral es advertir a la población de prácticas médicas ilegales que pueden dañar su salud. Por mucho que intenten silenciarme, seguiré cumpliendo con mi deber como médico”, afirma la doctora.