Conseguir una plaza en una residencia universitaria en Canarias se ha convertido en un auténtico reto. Si antes era difícil, ahora la situación se ha agravado por la carestía de los alquileres en ciudades universitarias como La Laguna o Las Palmas de Gran Canaria.
Según datos de la Universidad de La Laguna (ULL) cedidos a Atlántico Hoy, este curso había 534 plazas disponibles frente a las 1.400 solicitudes recibidas. En la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), las cifras proporcionadas a este medio son similares: 252 plazas en la residencia del campus de Tafira, 58 en la residencia Las Palmas y 152 en los apartamentos de Tafira. En total, 462 plazas para 979 estudiantes interesados.

Pocas plazas
“Ahora mismo hay muy pocas plazas, en torno a 500 para una comunidad universitaria de más de 1.000 estudiantes. Esto no responde a la creciente demanda derivada de la tensión en el mercado del alquiler”, explica Andrés Paz, portavoz de la Asociación Canaria de Estudiantes (ACE), a este medio.
Desde la Asociación Libertad Estudiantil, su portavoz, Mario Oramas, añade que solo el 2,5% del alumnado accede a residencias públicas. "Es una situación insostenible porque uno de cada 40 estudiantes consigue plaza”.
Alquileres inasumibles
El problema se agrava con el encarecimiento del alquiler. “Los precios cada vez suben más, las condiciones son peores, nos encontramos cubículos por cifras desorbitadas y hasta se exigen dos fianzas. Acceder a un alquiler hoy es un privilegio”, denuncia Paz, que también critica la falta de aplicación de la ley de vivienda en Canarias.
Por otro lado, Oramas coincide en la falta de protección. “Cada vez que se cambia un contrato, el propietario puede subir el precio sin límite. Esto condena a muchos estudiantes a abandonar sus estudios o a desplazarse durante horas desde lugares lejanos”.
Residencias
Ante este panorama, las asociaciones estudiantiles coinciden en la solución: construir más residencias y colegios mayores. “Se debe mejorar la inversión en alojamientos universitarios públicos. Si no, seguiremos expulsando a quienes tienen menos recursos”, reclama Paz.
Oramas recuerda que en la Península la oferta es más amplia: “Aquí vemos compañeros que no pueden formarse porque no tienen dónde vivir. En La Laguna, por ejemplo, siempre hemos propuesto levantar una residencia en los terrenos de Bellas Artes”, considera.