El protésico condenado a dos años de cárcel, de nuevo en el banquillo por presunto intrusismo

Sin hacerle al paciente ninguna radiografía, presuntamente se le diagnosticó la necesidad de colocarle implantes y prótesis dentales a la víctima que había sufrido un tumor en la mandíbula

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Los cuatro acusados durante el juicio celebrado en Las Palmas de Gran Canaria. / Atlántico Hoy
Los cuatro acusados durante el juicio celebrado en Las Palmas de Gran Canaria. / Atlántico Hoy

El protésico y dueño de una clínica dental en Santa Lucía de Tirajana, Gran Canaria, se ha sentado de nuevo en el banquillo de los acusados y en el mismo juzgado de lo penal. Esta vez lo ha hecho acompañado de dos hermanos suyos y de una odontóloga que trabajaba para él. El protésico y uno de sus hermanos (también condenado la vez anterior) están acusados de un presunto delito de intrusismo. Al otro hermano, que es odontólogo, y a la odontóloga se les acusa de ser presuntos cooperadores necesarios de un delito de intrusismo. El falso odontólogo ya fue condenado a dos años de prisión y su hermano a un año y ocho meses.

Los hechos se remontan a 2009 cuando el protésico, sin titulación para ello, le examinó la boca  al denunciante y le prescribió primero una prótesis removible (una dentadura postiza) y luego le presupuestó unos implantes, que pagó tras pedir un préstamo de 5.900 euros. Sin hacerle al paciente ninguna radiografía, presuntamente le diagnosticó la necesidad de colocarle dichos implantes y unas prótesis dentales. La víctima había sufrido un tumor en la mandíbula y según expuso el abogado del paciente, Pedro Torres Romero, esto no supuso un impedimento para que el falso odontólogo siguiera atendiendolo personalmente, a pesar de no tener competencias médicas para ello. Incluso llegó a colocarle a la víctima una prótesis dental y luego se encargaba de revisar la evolución de los implantes colocados por los dos odontólogos.

Sin titulación

Las visitas se repitieron, y aunque alguna vez el paciente fue atendido por la odontóloga, que le puso varios implantes provisionales, y por el hermano odontólogo, al final quien presuntamente llevaba a cabo los controles y revisiones en la boca seguía siendo el falso odontólogo. El otro hermano del titular de la clínica, que manifestó en su declaración en el juzgado que era ayudante de protésico dental (también sin titulación), fue la persona que presuntamente le retiró una goma de la boca y le revisó la prótesis dental colocada anteriormente por su hermano.

“Al intentar colocar bien la prótesis dental del paciente, aquel le dio un jalón tan intenso a la prótesis inferior, que además de quedarse el querellante de puntillas, aquel consigue extraer de la encía la prótesis dental y a su vez dos implantes”, detalla el escrito de acusación. El hombre acabó en el servicio de urgencias del Hospital Insular con dolor, tumoración en lengua y un bulto en la mandíbula inferior.

La acusación particular y la ejercida por el Colegio de Dentistas de Las Palmas solicitó que a la odontóloga y el odontólogo se les considerara autores por cooperación necesaria del delito de intrusismo, pues ambos, con sus títulos, presuntamente ampararon la actividad del protésico dental (el falso odontólogo) para que tanto él como el tercer hermano actuaran como odontólogos, diagnosticando y colocando prótesis dentales. La acusación particular pidió para los cuatro acusados multas por los delitos de intrusismo y cooperación necesaria al delito de intrusismo. Además, solicitó para el falso odontólogo y su ‘ayudante’ (el tercer hermano) las penas de dos años de prisión por lesiones. También reclamaron la cantidad de 94.000 euros en concepto de indemnizaciones. Las defensas de los cuatro acusados pidieron la libre absolución de sus defendidos por entender que no había quedado demostrada su culpabilidad.

Ya fueron condenados

El falso odontólogo y su ‘ayudante’ ya fueron condenados por el Juzgado de lo penal Nº 6 de Las Palmas de Gran Canaria. En esa ocasión, la víctima acudió a su clínica dental de Santa Lucía de Tirajana para la colocación de unos implantes en el maxilar inferior. Allí fue atendida por el protésico, que en todo momento mostró un comportamiento con el que daba a entender que poseía la cualificación profesional necesaria de odontólogo.

La señora padeció desajustes entre la encía y la prótesis, lo que propició la entrada de bacterias a su interior y generó en procesos infecciosos que le destruyeron pilares y raíces. Necesitó tratamiento para extraerle diez piezas dentales, además de someterse a cuatro implantes. Tardó en sanar 221 días y tiene diferentes secuelas.

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