Archipiélago de Okinawa, situado a unos 1.500 km de Japón. Okinawa Institute of Science and Technology Graduate University
Archipiélago de Okinawa, situado a unos 1.500 km de Japón. Okinawa Institute of Science and Technology Graduate University

¿Qué puede aprender Canarias de Okinawa y otras islas frente a la masificación turística?

Desde Okinawa hasta Galápagos, distintos gobiernos insulares aplican tasas, cupos y límites a la vivienda turística para reducir la presión del turismo masivo

Alberto Ley

Canarias vive de la llegada masiva de visitantes, pero también sufre sus consecuencias. Un estudio reciente titulado “Turismo en islas: entre el desarrollo y la vulnerabilidad”, publicado en la revista Green World Journal, advierte que, si no se gestiona bien, la dependencia del sector puede hacer a estos territorios frágiles y vulnerables. En Canarias lo sabemos bien: en 2024 llegaron casi 18 millones de visitantes, una cifra que sostiene la economía pero que también presiona la vivienda, el territorio y la convivencia.

¿Cómo están reaccionando otras islas del mundo para frenar la masificación? Desde Okinawa hasta Hawái, pasando por Bali o Galápagos, distintos gobiernos insulares han puesto en marcha medidas para regular el turismo y proteger tanto su entorno como la vida local.

Islas: más frágiles

Los autores del estudio advierten que las islas tienen una capacidad de carga mucho más limitada que los destinos continentales. Suelen depender casi en exclusiva del turismo, cuentan con recursos naturales escasos y una biodiversidad frágil que se degrada con rapidez ante la presión de millones de visitantes.

La literatura científica subraya que la clave está en diversificar la economía y adoptar modelos sostenibles, porque la dependencia total del turismo convierte a las islas en territorios vulnerables a crisis globales y a la degradación ambiental.

A diferencia de las grandes ciudades, donde los turistas se diluyen entre la población residente, en islas pequeñas la llegada masiva de visitantes puede superar incluso en número a los propios residentes, generando tensiones en la vivienda, los servicios y la convivencia social. Por eso, muchos investigadores coinciden en que estos territorios deben establecer límites claros para evitar vivir por encima de su capacidad ecológica y social.

Archipiélagos paralelos

El archipiélago japonés de Okinawa, con 1,4 millones de habitantes, comparte con Canarias su dependencia del turismo y su condición insular. Allí, la llegada masiva de visitantes ha llevado a establecer cupos estrictos en islas sensibles como Iriomote, donde solo se permite el acceso a 330.000 personas al año, unas 1.200 diarias.

Además, el Gobierno local ha fijado límites en ríos, playas y senderos, donde solo pueden acceder entre 30 y 200 personas al día, siempre acompañados por guías acreditados. A la par, impulsa un modelo de turismo sostenible basado en ecotours, energías renovables y campañas para alargar las estancias frente a las visitas exprés.

Los paralelismos con Canarias son claros: ambos archipiélagos se enfrentan a la presión turística y a la escasez de vivienda, pero Okinawa ha optado ya por establecer límites cuantitativos y diversificar la oferta.

Grecia: cruceros y vivienda

Santorini y Mykonos, dos de las islas más famosas del mar Egeo, se han convertido en símbolos de la saturación turística. El Gobierno griego ha anunciado un cargo de 20 euros por pasajero de crucero y prevé establecer un tope de 8.000 cruceristas diarios en Santorini desde 2025. Con ello busca reducir la presión en puertos y ciudades históricas.

En paralelo, Grecia prepara incentivos fiscales para que propietarios dejen de alquilar a turistas y pasen sus viviendas al alquiler de larga duración, a la vez que congela nuevas licencias de pisos turísticos en barrios saturados de Atenas.

Bali: tasa y normas

La isla indonesia de Bali recibe cada año millones de visitantes atraídos por sus playas y templos. Para contener su impacto, en febrero de 2024 implantó una tasa turística de 150.000 rupias (unos 10 dólares) que pagan todos los visitantes extranjeros. Los fondos se destinan a preservar la cultura local e infraestructuras públicas.

Además, las autoridades han endurecido el código de conducta con multas y deportaciones para quienes infrinjan las normas. La propuesta de prohibir que los turistas alquilen motocicletas no se ha aplicado de forma general, aunque sí se han reforzado los controles por seguridad vial.

Hawái: impuestos y reservas

Hawái, un estado insular de Estados Unidos en medio del Pacífico, lleva años buscando un equilibrio entre turismo y conservación. En 2026 subirá el impuesto a los alojamientos (TAT) hasta el 11 %, gravamen que también se aplicará a los cruceros. Con ello se espera recaudar millones para reforzar la adaptación al cambio climático y la protección de playas y bosques.

Además, el archipiélago ha instaurado sistemas de reserva y cupos diarios en espacios naturales muy visitados como Hāʻena State Park, Diamond Head o Hanauma Bay, reduciendo la congestión y garantizando una mejor conservación.

Galápagos: tarifas y cupos

Las Islas Galápagos, en Ecuador, mantienen una de las regulaciones más firmes del planeta. Desde el 1 de agosto de 2024, la tasa de ingreso al Parque Nacional se duplicó a 200 dólares para turistas extranjeros mayores de 12 años.

El archipiélago también restringe la estancia máxima a 60 días por visitante y año, además de exigir guías acreditados en la mayoría de sus rutas. Tras alcanzar un récord de 329.475 visitantes en 2023, la llegada de turistas cayó un 15 % en 2024, reflejo del efecto de las nuevas medidas.

Canarias: qué aprender

Los casos muestran una tendencia clara: las islas que sufren masificación están adoptando límites cuantitativos —ya sea de plazas, cruceros o visitantes en espacios naturales— y aplican tasas específicas para compensar el impacto. Canarias podría evaluar su propia capacidad de carga y fijar restricciones en sectores críticos.

También destaca la regulación de la vivienda turística. Mientras Grecia frena nuevas licencias y premia el alquiler residencial, Canarias aún busca un equilibrio en un mercado tensionado.

Por último, el cambio de enfoque hacia la calidad sobre la cantidad es común a Okinawa, Hawái, Bali o Galápagos: menos visitantes, más conscientes y con mayor gasto local. Canarias tiene la oportunidad de adaptar estas medidas a su realidad para que el turismo siga siendo motor económico, sin comprometer el futuro de las islas.