La Unión Europea (UE) no va a parar en su lucha contra el cambio climático y los microplásticos. Ya le ha puesto fin a la purpurina y ahora es turno de los campos de fútbol con césped artificial que contengan caucho. Los países comunitarios tendrán ocho años para liberarse de esta sustancia que tiene efectos dañinos cuando se libera al medioambiente e, incluso, puede ser perjudicial para la salud humana. Para ello, tendrán que hacer uso de césped natural u otras alternativas menos contaminantes.
En Canarias hay unos 264 campos de fútbol de césped artificial —aunque algunos ya están homologados— que tendrán que hacer frente a este cambio exigido por la UE. ¿Cuáles son las opciones de las administraciones canarias?
Opciones
Según Bruselas, el caucho es la mayor fuente de “emisiones medioambientales de micropartículas de polímero sintético presentes intencionadamente” en Europa. Por ello, el nuevo Reglamento UE 2023/2055 de la Comisión prohíbe la fabricación y comercialización de microplásticos, como el caucho utilizado como sustrato en los campos de césped artificial.
En el mercado ya se venía trabajando con alternativas al sustrato de caucho para el relleno de los campos deportivos y entre ellas se encuentra el proyecto LIFE T4C, financiado por la propia UE. La base de esta alternativa es Ecolastene, un producto desarrollado por la compañía Green World Compounding (GWC), con sede en Alhama (Murcia). De esta forma, se implementará un material basado en polietileno reciclado formulado de manera segura. Este material actuará como reemplazo del caucho tradicionalmente usado en los campos de césped artificial.
Ecolastene
Entre los beneficios se encuentra la seguridad porque está libre de sustancias tóxicas, su diseño innovador porque impide que el material salga del terreno de juego, es ligero y ultraelástico, fácil de instalar y compatible con cualquier tipo de césped y, además, está certificado por organizaciones internacionales como la FIFA.
Asimismo, Ecolastene está monitorizado y tiene un pasaporte que garantiza su trazabilidad, lo que significa que al final de su vida útil se recoge y se recicla, pudiéndose certificar que no ha habido pérdidas y que el material no se ha vertido al medioambiente.