No hace falta complicarse la vida para disfrutar de una receta tradicional que cada año vuelve a ser protagonista en las casas canarias. Con apenas unos pocos ingredientes, el sancocho canario se convierte en el rey del Viernes Santo, y aunque muchos lo asocian a la cocina de la abuela, hoy te contamos el truco definitivo para prepararlo como un auténtico experto.

Karlos Arguiñano, uno de los cocineros más queridos del panorama nacional, ha querido rendir homenaje a la cocina canaria preparando un sancocho de manual. Su consejo clave: desalar el pescado durante al menos 24 horas, cambiando el agua varias veces al día, para evitar ese exceso de sal que puede arruinar el plato.

Un plato tradicional

Una vez desalado, el pescado —preferiblemente cherne o corvina— se cocina junto a papas y batatas, que ya estarán casi listas cuando lo incorpores. Unos diez minutos bastan para que el pescado alcance el punto perfecto. Después, solo queda escurrirlo y servirlo.

Pero, un buen sancocho no camina solo. La pella de gofio es el complemento ideal: se prepara mezclando medio kilo de gofio con agua y azúcar o sal, según el gusto. La masa resultante debe ser compacta, fácil de cortar y perfecta para mojar. Y por supuesto, el mojo rojo no puede faltar. Arguiñano propone una receta sencilla y sabrosa: ajo, tomate, pimienta picona, comino, pimentón, vinagre, aceite y sal. Todo bien triturado hasta obtener esa salsa espesa y brillante que lo acompaña todo.

El plato del Viernes Santo

Aunque el sancocho canario es el protagonista indiscutible del Viernes Santo, muchos lo preparan en otros momentos del año. Su origen humilde, basado en ingredientes accesibles y duraderos, lo convirtió en un clásico en épocas de necesidad. Hoy, más que un plato, es un símbolo de identidad canaria.

La próxima vez que busques un menú sencillo pero con historia, acuérdate del sancocho. Y si te preguntan por el secreto, ya sabes qué responder: paciencia, cariño y un buen desalado.