El roce no siempre hace el cariño. Al menos, no en Canarias, donde la ternura forma parte del paisaje tanto como el mar o los volcanes. Si alguna vez has conocido a alguien del archipiélago y te has preguntado si estaba ligando contigo o simplemente siendo amable, no eres el único. Hay una fina línea entre el coqueteo sutil y la calidez cotidiana que define a los isleños.
El creador de contenido Pablo Vera (@pablovr11) ha decidido despejar dudas en redes sociales con un vídeo que, entre risas y verdades, ha tocado una fibra común: la dificultad de saber si un canario te está tirando millo o solo te está tratando como lo haría con cualquier persona.
El falso “mi niña”
“Somos muy cariñosos, pero eso no significa que queramos... ya sabes”, explica Pablo en el vídeo que acumula miles de visualizaciones. Y es que el lenguaje afectivo en Canarias tiene un significado propio. Usar expresiones como mi niña, mi niño o corazón es tan frecuente que no implica necesariamente una intención romántica.
“En la Península alguien escucha un mi niña y cree que ya te quieres casar con ella”, bromea. Pero en realidad, en las islas es parte de la cortesía diaria. Un camarero puede llamarte así, igual que tu vecina o el chófer de la guagua. No es un halago con segundas, es pura costumbre.
Acento que confunde
Otra fuente de confusión es el propio acento canario, que para muchos resulta seductor. “Sé que nuestro acento encandila”, reconoce Pablo, “pero no se puede saber si estamos ligando solo por eso”. El tono dulce, la musicalidad o la forma pausada de hablar pueden sonar a flirteo aunque no lo sean.
Además, asegura que los canarios tienen una habilidad especial: “camuflamos muy bien nuestras intenciones entre bromas, risas y expresiones coloquiales”. Así que, si estás esperando señales claras, lo más probable es que te pierdas entre sonrisas y palabras suaves.
@pablovr11 Mándaselo a tu amigo/ amiga arrimada con un canario
♬ sonido original - Pablo Vera Rivero
Dime si es un sí
Entonces, ¿cómo saber si realmente hay interés? La respuesta, según Pablo Vera, es tan directa como inesperada: “No lo vas a saber… salvo que te lo digamos”. El canario que de verdad quiere ligar contigo no se va a andar con rodeos eternos. Tarde o temprano, acabará soltándolo con alguna frase clave o gesto evidente.
Y si no lo hace, la solución es más práctica que romántica: “Manda captura a tu amigo canario y él te dirá si esa persona está ligando contigo o no”. Porque solo otro isleño puede leer entre líneas y reconocer si ese mensaje aparentemente inocente llevaba doble intención.
Una forma de ser
El fondo de este contenido, más allá del humor, refleja una realidad cultural: la amabilidad no siempre es coqueteo. En Canarias, ser cercano no es estrategia de ligue, sino forma de vivir. Es común ofrecer ayuda, preguntar cómo estás o mantener conversaciones largas incluso con desconocidos. La cortesía isleña tiene ese poder: te hace sentir especial aunque quizás no lo seas más que nadie.
Este exceso de amabilidad, sin embargo, puede jugar malas pasadas. Especialmente en contextos donde la frialdad es norma y cualquier gesto cálido se interpreta como seducción. De ahí que muchos foráneos se confundan cuando viajan a las islas o conocen a alguien de allí.
Más allá del ligue
En tiempos de mensajes crípticos y respuestas con emojis, quizás lo más refrescante sea justamente lo que propone Pablo Vera: hablar claro, sin juegos ni filtros. Si estás con alguien canario y no sabes si hay algo más, pregúntalo. O comparte esa duda con otro isleño que sí sepa leer los códigos no escritos del archipiélago.
Y mientras tanto, disfruta de la charla, del acento y de esa calidez tan típica de Canarias, que aunque no siempre signifique amor, nunca está de más.