El turismo mira con esperanza y cautela al volcán apagado

La Isla Bonita ha perdido unas 4.000 camas hoteleras y, aunque las previsiones para el invierno son buenas, reina la incertidumbre tras tantas crisis consecutivas

EFE

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Cono del volcán Tajogaite, en Cumbre Vieja, tras la erupción. / Álvaro Oliver (AH)
Cono del volcán Tajogaite, en Cumbre Vieja, tras la erupción. / Álvaro Oliver (AH)

La recuperación turística completa de La Palma tardará, con unas 4.000 de las 8.000 plazas alojativas censadas aún cerradas por la presencia de gases, pero el atractivo del volcán ha permitido el regreso progresivo de visitantes, muchos de ellos atraídos por este fenómeno.

Es difícil calcular cuántas camas turísticas había antes de la erupción volcánica, porque una parte de la oferta corresponde a viviendas vacacionales o casas rurales en situación "alegal", pero podrían sumar unas 12.000 en total, explica Carlos García Sicilia, vicepresidente de la patronal hotelera, Ashotel, en la isla.

Puerto Naos cerrado por gases letales

Uno de los dos principales núcleos turísticos de la isla, Puerto Naos, aunque se salvó de la lava, permanece cerrado un año después por las emanaciones de gases desde el subsuelo, lo que condiciona una actividad que en el resto de la isla avanza desde marzo hacia la normalidad y la recuperación.

El cierre de un tercio de las camas totales condiciona también la oferta de plazas aéreas, cuando los vuelos directos a la isla son esenciales para facilitar la llegada de visitantes.

Por eso, mientras no se normalice la situación, los hoteleros reclaman que se mantenga la bonificación de las tasas aeroportuarias aprobada por el Gobierno tras la erupción, en principio con fecha de caducidad hasta fin de año.

Fajana originada durante la erupción expulsando gases, fotografiada en octubre de 2021./ Álvaro Oliver (AH)
Fajana originada durante la erupción expulsando gases, fotografiada en octubre de 2021./ Álvaro Oliver (AH)

El volcán funciona como reclamo

"El reclamo del volcán está funcionando, mucha gente quiere ver de cerca este fenómeno de la naturaleza, pero somos conscientes de que el interés puede ir bajando", explica García Sicilia, que considera esencial tratar de consolidar a esos nuevos visitantes que no conocían anteriormente la isla, la mayoría del resto del Archipiélago y de la Península.

Eso permitiría contribuir a la diversificación de los turistas, tradicionalmente alemanes de alto poder adquisitivo, amantes de la naturaleza y de la tranquilidad, que repiten, aunque últimamente han estado más retraídos.

"El turismo alemán nos gusta mucho, pero siempre es bueno diversificar mercados", algo complicado para una isla pequeña y con poca oferta alojativa.

Incertidumbre en el sector

En estos tiempos de guerra, de restricción energética y de precios al alza, después de dos crisis consecutivas, la de la pandemia y la del volcán, es la incertidumbre lo que prevalece en el ánimo del sector turístico: "Hemos aprendido que con estas calamidades hay que ir mirando semana a semana".

De momento el volumen de reservas "va bien" para el invierno, la perspectiva para la temporada alta "es buena", pero también es cierto que "todo influye" y prevalece la cautela.

Hoteleros endeudados y sin personal

Los hoteleros, como muchos otros negocios de La Palma, han tenido que endeudarse para subsistir y han recibido ayudas públicas que creen que deberían haber sido "más contundentes". Además, han encontrado un problema añadido con la erupción volcánica: la dificultad para encontrar personal.

"Hay una falta tremenda de personal para trabajar en hostelería", también en otros sectores como la construcción.

Sobre todo porque "de la isla se ha ido gente" y, quizás, podría influir que los planes de empleo "bastante fuertes" puestos en marcha para paliar los efectos del volcán limitan las oportunidades de contratar, comenta García Sicilia.

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