El sueño de vivir en las Islas Canarias, rodeado de sol, mar y paisajes volcánicos, puede volverse un desafío cuando se enfrentan los gastos del día a día. En un archipiélago donde el precio del alquiler sube y el salario apenas despega, una pregunta toma protagonismo: ¿cuánto dinero necesitas realmente para vivir bien?
Una inteligencia artificial ha calculado la cantidad necesaria y su conclusión es clara: la mayoría de los canarios no alcanza el nivel económico que permitiría vivir con holgura.
El coste real de la vida en Canarias
Según el análisis de la IA, para vivir con comodidad en 2025 hay que sumar varios gastos esenciales: el alquiler de un piso medio de 80 metros cuadrados ronda los 1.178 euros. A esto se añaden unos 57 euros mensuales en suministros básicos como luz, agua y gas; 33 euros de internet; aproximadamente 340 euros en alimentación; y unos 50 euros en transporte público.
Además, se estima que al menos 100 euros se destinan a actividades de ocio como salir a cenar o tomar algo el fin de semana. En total, el coste mensual para una sola persona supera los 1.750 euros.
El salario ideal y el salario real
Con todos estos gastos, la IA concluye que el sueldo neto necesario para vivir bien en Canarias en 2025 es de unos 1.900 euros al mes. Una cifra que permitiría cubrir necesidades básicas, ocio ocasional y contar con algo de margen para ahorro o imprevistos.
Sin embargo, el salario medio en Canarias sigue muy por debajo. En 2024, según datos oficiales, se situaba en 1.668 euros mensuales, lo que deja a muchos trabajadores canarios con una brecha de más de 200 euros entre lo que ganan y lo que necesitan para llegar con tranquilidad a fin de mes.
Vivir en el paraíso tiene su precio
Aunque Canarias sigue siendo uno de los lugares más deseados para residir, los datos revelan que vivir bien no es accesible para todos. Con el coste del alquiler disparado y una cesta de la compra cada vez más cara, muchas personas deben ajustar su estilo de vida, reducir gastos o buscar ingresos adicionales.
En un entorno idílico como este, la calidad de vida no depende solo del entorno natural, sino también del bolsillo. Y, por ahora, la IA ha puesto sobre la mesa una cifra que solo una minoría puede alcanzar.
