Algas submarinas. /PxHere
Algas submarinas. /PxHere

La producción de algas en Canarias: una industria con todo a favor que no despega por la burocracia

Se trata de un grupo diverso de organismos, con alta versatilidad y capacidad de adaptación a entornos extremos, lo que las hacen muy atractivas para múltiples aplicaciones industriales, sanitarias y medioambientales

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Canarias tiene condiciones ideales para el cultivo de algas con fines alimentarios, cosméticos y biotecnológicos. Sin embargo, el sector se encuentra bloqueado por la ausencia de un marco legal específico, la lentitud administrativa y la falta de coordinación entre instituciones. Así lo denuncia Antera Martel, investigadora del Banco Español de Algas, quien explica que estos organismos son parte crítica de una economía circular con cero residuos.

"Las algas son un grupo muy diverso de organismos que van desde un tamaño microscópico a otros muchos más complejos", explica Martel. Esta versatilidad y capacidad de adaptación a entornos extremos (pueden vivir desde en fuentes termales hasta en ambientes hipersalinos) las hacen muy atractivas para múltiples aplicaciones industriales, sanitarias y medioambientales.

Plasticidad

Aunque tradicionalmente se ha vinculado a las algas con ambientes acuáticos, "también han colonizado muchísimos ambientes como el hielo, los desiertos, incluso en el pelaje de los animales, en simbiosis con otros organismos". Esta capacidad de adaptación extrema es precisamente una de las claves de su valor biotecnológico.

Las algas, aunque lo parezcan, no son plantas. Se diferencian de ellas porque carecen de características básicas como raíz, tallo y hojas. "Son organismos en una escala de evolución menores, pero dentro de ellas muy heterogéneas también en el proceso evolutivo. Y como se han enfrentado a muchas condiciones ambientales, tienen que adaptar su metabolismo, son muy flexibles y producen compuestos muy interesantes", señala. 

Multiples usos

Las aplicaciones industriales de las algas son enormes. "Hay productos que se extraen para cosmética, otros para nutracéutica, por ejemplo los ácidos grasos Omega-3, DHA y EPA", señala la experta. Además, se usan como biofertilizantes o biopesticidas y en tratamientos de aguas residuales, en sistemas que ya se han probado con éxito en proyectos piloto como SABANA, desarrollado en Andalucía.

En el ámbito medioambiental, las algas ofrecen una herramienta potente para tratar residuos y aguas contaminadas: "En la parte de bioremediación son organismos que se utilizan para tratar aguas residuales. Por ejemplo, en los rechazos de las aguas de los peces", detalla Martel. Con esos residuos "ellas crecen y producen biomasa, lo que da un valor a la planta de acuicultura y filtran el agua, que sale limpia, de buena calidad".

Cinco permisos

Pese a este potencial, Canarias no ha logrado consolidar una industria en este área. “Primero, no es una industria que esté asentada, es algo nuevo. Y lo que es nuevo genera ambigüedades y problemas burocráticos”, lamenta Martel. En consecuencia, quienes intentan iniciar proyectos en las islas acaban, en muchos casos, abandonando.

La obtención de licencias para cultivar algas en el Archipiélago puede requerir permisos de cinco autoridades distintas: "Biodiversidad, Pesca, Consorcio Insular de Aguas, Costas y Ayuntamiento, y a veces hasta Cabildo", enumera. Esta fragmentación competencial y la lentitud en los plazos de respuesta provocan que "alguien que empieza, a no ser que tenga un buen fondo de inversión, no puede esperar tres o cuatro años a que le den una licencia para empezar".

Proyectos en Canarias

Sin embargo, aunque aun no se haya materializado ningún producto, sí que existen proyectos con componente empresarial como Macrocarbon, que cultiva sargazo para producir biodiésel; está EcoAqua, del Instituto de Acuicultura de la Universidad de Las Palmas; o el proyecto Calypso, liderado por el Banco Español de Algas, que produce polisacáridos de algas para agroalimentación, medioambiente y biomedicina, y agrupa a 21 entidades públicas y privadas de Canarias, Madeira, Azores, Cabo Verde, Mauritania y Costa de Marfil, de disciplinas diversas como cultivo de algas, acuicultura, investigaciones agrarias o la rama sanitaria.

Tambien BDF Biotec, para cultivar algas que producen exopolisacálidos, "unas mucosas que se utilizan en biomedicina, como inductores de la mejora de la microbiota de los ratones para mejorar su capacidad cognitiva y ver cómo funcionan diferentes dietas".

A nivel experimental, "el Instituto Tecnológico de Canarias y el Banco Español de Algas dan soporte a los primeros pasos, pero luego hay que salir de esa escala", concluye Martel, que señala también la necesidad de habilitar suelo para la producción. "Tienes que tener unas hectáreas, diez hectáreas, por ejemplo, para que algo sea viable, tenga sentido".