En un Archipiélago marcado históricamente por su dependencia del turismo, hay quienes están decididos a redefinir las reglas del juego. Francisco Carballo, director de Gravitad, lidera una iniciativa que va mucho más allá de la aceleración de startups: se trata de construir, desde Canarias, un ecosistema tecnológico global, competitivo y sostenible, capaz de atraer talento e inversión, pero también de exportar innovación.
Gravitad no se presenta como una aceleradora al uso. Su propuesta nace con la ambición de impulsar proyectos de alto impacto sin exigir, como norma, una cesión de capital o equity. Y lo hace con una filosofía clara: aprovechar las ventajas fiscales de las islas para generar valor real, con raíces locales y vocación internacional. En apenas cinco años, han desarrollado una software factory con 200 ingenieros en seis países, participado en más de 70 iniciativas y tejido alianzas que cruzan el Atlántico.
En esta entrevista, Carballo desgrana los pilares de Gravitad, la hoja de ruta que siguen y los retos que enfrenta un territorio que, según él, puede liderar la próxima ola de innovación. Desde inteligencia artificial y salud digital hasta impresión 3D de órganos, la conversación se convierte en un recorrido por el futuro que ya está ocurriendo.
[Pregunta] ¿Qué es Gravitad? ¿Cómo surge el proyecto?
[Respuesta] Más que proyecto es un movimiento. Es una aceleradora de startups tecnológicas con un gran propósito: impulsar talentos e ideas para convertirlas en modelos de negocio viables y rentables. Nos centramos en Canarias por dos grandes motivos. Uno, por impulsar el talento desde aquí; y dos, para atraer talento e inversión hacia lo que nosotros consideramos un un ecosistema económico-fiscal privilegiado.
¿Cuáles son las dimensiones?
No sólo a nivel nacional, sino europeo e incluso de clase mundial, teniendo en cuenta que hemos hablado con actores y perfiles de diferentes países y tenemos un acuerdo en Estados Unidos donde este enfoque les interesa mucho. De hecho, tradicionalmente el cine nos visita no solamente porque tengamos un espléndido enclave geográfico, sino porque el coste es mucho más rentable a la productora a través de los beneficios fiscales. Todo eso se traslada igualmente a la innovación tecnológica e I+D+I que se puede impulsar aquí.
¿Qué hoja de ruta se han marcado?
Estamos trabajando con nuestros partners para intentar mejorar las condiciones de lo que sería la innovación tecnológica con respecto al cine, ya que hay una desventaja: en el cine para disfrutar de los beneficios que supone las bonificaciones fiscales como inversor no tienes que estar radicado en Canarias.
¿Qué conclusiones han sacado?
Todo eso nos lleva a diseñar esa estructura de aceleración donde además Gravitad, en su propuesta de valor, se diferencia de lo que sería el estándar de las aceleradoras. Donde no solamente ofreces esa mentoría al emprendedor y luego la relación de mapa de contacto que se suele ofrecer a cambio de un porcentaje de los rendimientos futuros.

¿Con qué objetivo?
A cambio de un porcentaje de lo que serían los rendimientos futuros de ese proyecto. Nosotros vamos más allá, no nos gusta que el emprendedor se vea en situaciones obligado, por ejemplo, a ceder una parte de su negocio si no lo quiere ceder.
¿Esa forma de actuar a dónde los lleva?
Nos lleva a que en los últimos cinco años hemos impulsado una software factory propia compuesta por casi 200 ingenieros en seis países. Hemos participado en 70 proyectos, para la gran mayoría nos han dado el certificado del Ministerio de Innovación. El objetivo es impulsar talento y proyectos de innovación desde Canarias hacia afuera para exportar el resultado final. Y atraer al mismo tiempo nuevo talento inversor.
Esta semana el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, apuntaba que en el Ejecutivo no están en contra del turismo, pero que el objetivo del gobierno es que la economía de Canarias no dependa tanto de ese sector impulsando otras actividades. ¿Realmente puede Canarias ir por ese camino? Sobre todo teniendo en cuenta la falta de formación que se comenta con frecuencia.
Teniendo en cuenta el contexto tecnológico en el que estamos, hemos hablado mucho del tema con diferentes expertos. No únicamente en el ámbito tecnológico, sino por ejemplo en lo que se ha dado a conocer como la economía silver. Contamos con una pirámide demográfica invertida. Y teniendo en cuenta todos los factores como la automatización o el impacto de la inteligencia artificial en el empleo, consideramos que si además hacemos el esfuerzo de querer entenderlo bien, el impacto no tiene por qué estar asociado únicamente a algo destructivo.

¿Usted cree?
Hay muchas más oportunidades que inconvenientes, pero al mismo tiempo no es algo que te lo arregle nadie con una varita mágica. Ni por la parte estatal, ni la privada. Es una toma de conciencia de la situación en la que estamos por parte de todos los actores, incluyendo aquellos que inicialmente se van a ver más afectados directamente como el propio trabajador.
Hay muchos factores a tener en cuenta.
Teniendo en cuenta todo eso, nuestra respuesta corta es sí. Ahora, tenemos un gran abanico de matices. Para la economía canaria, donde el turismo es el actor predominante, como en casi toda transición, nada ocurre en dos días. Hay expertos que consideran que la pandemia fue una oportunidad importante para la economía de las Islas a la hora de remodelar el modelo turístico y parece ser que a lo mejor no se ha aprovechado todo lo que se debería.
Puede haber mucha inversión extranjera, pública, pero si no va de la mano también de una formación adecuada al final tampoco va a tener una repercusión en el día de la gente que vive aquí. Los empresarios turísticos se quejan de que no tienen personas formadas para atender servicios, pero tampoco contamos con muchas personas preparadas para este tipo de tareas.
Es un conjunto de elementos que, en nuestra opinión, hacen un enclave, un hub único a Canarias por el clima y su situación geográfica. Los llamados nómadas digitales son una fuente de talento impresionante donde nosotros somos capaces de poner encima de la mesa una propuesta de valor atractiva para importar talento al mismo tiempo que se ponen en marcha las estrategias, porque desde nuestro punto de vista no son acciones aisladas. Debe haber una estrategia común.
El camino será largo.
Mientras esa realidad todavía no existe, habrá agentes como Gravitad, que desde su lado e intentando aglutinar el mayor número de intereses y actores posibles, haremos lo que podamos.

Hace dos meses anunciaron que tenían un fondo de inversión de Estados Unidos que apostaba por Gravitad. ¿Qué detectaron para decidirse a hacerlo?
No vieron ni si éramos los mejores, ni los más rápidos. Lo que vieron fue una oportunidad destacada de inversión. Hay una parte que ya te garantiza una reducción del riesgo, eso lo conviertes en algo muy atractivo y volvemos un poco al ejemplo del cine. Una productora viene muy atraída también por esos beneficios [fiscales].
Han tenido problemas a nivel burocrático, pero el Tribunal Supremo ha empezado a fallar a favor de las productoras.
Ahí hay variables que no se pueden controlar. Tú te ajustas a la norma en función de esos beneficios que corresponden a una actividad y si luego hay otros organismos que lo interpreten de otra manera, tendrás que pelearlo en otro ámbito.
En toda la estrategia que ha narrado, ¿qué papel juegan las infraestructuras? Se lo pregunto porque el tejido empresarial canario está compuesto por compañías pequeñas que, quizás, no tienen las herramientas suficientes.
Lo digital tiene una ventaja intangible y es que puedes desarrollar un gran proyecto de tecnología apalancándote en estructuras que te dan gigantes como Amazon. Tienes en AWS infinidad de recursos en los que te puedes apoyar para entrenar el modelo de inteligencia artificial, para poder depurar datos. Y además con una reducción del coste con respecto a tener tu propio centro de datos y toda esa infraestructura.
¿En qué lugar quedan, por ejemplo, los puertos canarios? En ellos se está llevando a cabo investigación en materia de descarbonización como la investigación en hidrógeno verde.
Nosotros así lo entendemos también, aunque en nuestras áreas principales de trabajo las energías renovables como disciplina no las atacamos directamente. Estamos muy centrados en lo que es todo lo que es la parte de ingeniería y de software, lo que es la salud. Estamos desarrollando dos proyectos: de suplementación alimenticia y lo que sería la parte de cosmética. Luego tenemos una tercera iniciativa que probablemente logremos traer a Canarias basada en gemelos digitales. Reproducción de órganos, impresión en 3D de tejidos, etc.

¿Está nuestro cerebro capacitado para afrontar lo que va a suceder en los próximos 10 años?
Por un lado tenemos una enorme intoxicación y hay un enorme ruido sobre qué es o no es ese elemento intangible al que llamamos inteligencia artificial (IA). Si lo queremos entender, tenemos que aterrizar más ese concepto. Va muchísimo más allá de los filtros en redes sociales y de apretar un botoncito. Y más allá del efecto de sorpresa que en un momento dado puedes experimentar cuando algo que hace relativamente poco no era posible, ahora lo es.
Solamente hay que escuchar a la gran cantidad de expertos que hablan de esto y que nos dan contenido prácticamente diario de cómo están evolucionando las grandes tecnologías con respecto a esto. Creo que sí estamos preparados para asumir lo que viene pero conlleva un esfuerzo.
No nos queda otra. Al final los humanos siempre nos hemos adaptado.
Hay una gran mayoría que asume lo que le viene dado de otros. Si lo vemos como una pirámide, la gran mayoría estamos en la base y vamos "tragando" todo lo que nos llega. Y me da igual si estamos hablando del eurodigital, la violación de la privacidad histórica a la que vamos a estar sometidos, como si estamos hablando de una compañía privada como Google. Hay una frase muy conocida que dice que "cuando un servicio es gratis el producto eres tú".
¿Cómo ve el futuro en cuanto a eso?
Estoy convencido de que llegará un momento, no muy tarde en el tiempo, donde nuestros hijos, cuando tengan ya un poco más de de de conciencia, nos dirán extrañados: "¿Pero cómo es posible que hayáis regalado un valor tan importante como vuestros datos y privacidad de esta manera, de forma tan sumisa?". Estamos en momentos de incertidumbre extremadamente cambiantes y tenemos la oportunidad de transformación, pero siempre y cuando se quiera aprovechar y se sepa entender.
La semana pasada le compramos a mi hijo de siete años un libro infantil sobre robótica e inteligencia artificial. En uno de los capítulos hablan de un robot que formaba parte del Boston Dynamic y se me pasó por la cabeza que igual algún día vemos a un robot jugando en la NBA.
¿Han visto la película Yo, robot? Estamos ahí, no me cuesta nada verlo. No me cabe duda de que cuando mi hija se emancipe y vaya a visitarla, me abra la puerta un robot.

Estamos hablando de un mundo muy de ciencias, pero está quien apuesta por que haya más horas de filosofía en los centros precisamente para afrontar lo que vamos a tener lo que se viene.
Hay una serie de elementos que son nuestros, que forman parte del patrimonio del ser humano. Pero hoy y en los próximos años nosotros tenemos que poner el foco en lo que nos hace especiales, diferentes. Lo que nos hace únicos. El hecho de ser capaces de pensar, sentir, interpretar, compartir. Es que fíjate la distopía. Estamos hablando de IA, estamos intentando afrontar algo que llamamos innovación disruptiva que nos desborda por todos lados.
¿A qué se refieren?
Si paramos con una mirada fría, analizamos y desglosamos y desmenuzamos todos los ingredientes necesarios para poder gestionar todo este cambio… Te das cuenta de cómo también con el tiempo, esa continua degradación en valores de nuestro sistema educativo, de nuestra sociedad, de nuestra cultura, nos lleva a una realidad donde o volvemos hacia lo que nos hace diferentes o realmente no vamos a lograr entender bien cuál es nuestro papel y nuestro valor.
Definir nuestra esencia.
Hay muchísima gente que no entiende ni hace el esfuerzo de entender todo esto que está viniendo. Es como si el móvil va a solucionarte todo en algún momento. O algo más grave, que el Estado te va a garantizar un bienestar. ¿Hasta qué punto hasta qué punto yo como ciudadano puedo hacer culpable al estado de mi pereza a la hora de afrontar los retos?
No es la primera vez que ocurre en la Historia.
Todas las grandes evoluciones que hemos visto han supuesto un cambio. ¿Qué pensarían los que estaban acostumbrados a transportarse a través de caballos cuando vieron el primer coche de Henry Ford? Vamos, les parecería una máquina del diablo. Estamos en un punto donde ese impacto es exponencialmente mayor porque ya no estamos hablando de algo industrial que tiene que ver con una cadena de montaje.
¿De qué se trata ahora?
Estamos hablando de que el software como intangible es omnipresente y al final afecta a todos los elementos. La alarma en mi casa tiene inteligencia artificial, el sistema de riego también. Por un lado está ese efecto positivo de la comodidad, de poder ganar tiempo. Ahora bien, entendamos que todo tiene un coste y como sociedad tenemos que hacer esa introspección cuál es nuestro sitio aquí. A lo mejor tu sitio deja de ser llevar a cabo esa tarea que es repetitiva y que se va a automatizar para aportar más valor.
¿Nos falta pensamiento crítico? ¿Estamos dejando que la evolución frenética de la tecnología nos desborde?
Si te dejas llevar, si no haces nada pensando que alguien va a venir a poner las cosas en su sitio o que alguien más inteligente que tú va a poner orden en lo que aparentemente es un caos. Esa forma de actuar donde estás delegando tu presente y tu futuro en una hipótesis, porque entiendes que así debería ser. Hablo del Estado, las instituciones, la responsabilidad de las grandes compañías. Yo creo que eso es una actitud equivocada.
¿Cuál exactamente?
Pensar que por ser ciudadano me tienes que dar trabajo, casa, comida y de todo... Te lo vas a tener que currar.
Poniendo de nuevo el foco en Gravitad, hablaba de software. Este miércoles se inauguró el primer edificio aquí de Canarias hecho con tecnología 3D. Pero también está relacionado con el trasplante de órganos.
Nosotros estamos en este momento trabajando con una startup. De hecho, estamos programando reuniones con varias instituciones canarias. Es una empresa de la Península muy jovencita, donde entraremos seguramente como inversores. Traeremos a Canarias el proyecto, que está todavía construyéndose la versión beta aunque ya tienen pruebas hechas con hospitales y detrás tiene un equipo científico importante.
¿En qué consiste?
Tenemos un paciente donde, por un lado, con algoritmos de imagen somos capaces de poder detectar con una precisión de hasta 10 micras la patología que pueda tener. Y luego ser capaz de, con impresión 3D, crear un gemelo digital para que los médicos puedan practicar una operación compleja antes de abordarla en el paciente. Todo con la capacidad para imprimir tejidos 3D a través de células madre. Estamos en una fase todavía muy inicial, pero nuestra idea es traérnoslo a Canarias y que desde aquí se impulse el proyecto hacia afuera.
Entiendo que tener proyectos como estos pueden ser un buen escaparate, al igual que el cine, para que el mayor número posible de sectores conozcan los incentivos fiscales que ofrece el Archipiélago.
Nosotros hablando con otros actores en Canarias que se dedican a potenciar, y estructurar y facilitar el acceso al ecosistema fiscal canario, creemos que si bien por un lado esto tiene como objetivo fundamental atraer la atención, también es cierto que se echa un poco en falta que haya más conocimiento sobre el asunto. A veces es sorprendente incluso cómo el propio tejido empresarial canario no conoce en detalle todas las posibilidades. Hay una cuestión, por un lado, de atraer, pero otra también de divulgar, de mostrar lo que todavía en muchos casos no es visible.
