Guanarteme se siente asfixiado. Sus vecinos saldrán este sábado a la calle para protestar porque consideran que el barrio ha colapsado mientras el precio de los alquileres sube como la espuma y la construcción de grandes edificios puede aumentar la presión que sufren desde hace tiempo sus servicios. En esencia, reclaman que nadie les robe su identidad.
Desde hace varios días recorren cada esquina de la zona con el objetivo de repartir folletos y crear conciencia. En él expresan su hartazgo ante los cambios en el paisaje urbano como la pérdida de luz natural —ante el gran tamaño de las edificaciones— o el aumento de las temperaturas al bloquearse las corrientes de aire y apostar menos por las zonas verdes.
Franquicias
“Solo hay cemento, polución, coches, camiones y ruido”. Así de contundente se expresa Lidia Cruz, miembro de Guanarteme Se Mueve, en declaraciones a Atlántico Hoy. Pone sobre la mesa que el coste de la vivienda ha hecho que los residentes se desplacen. Lo mismo ha pasado, dice, con los pequeños ante la irrupción de las franquicias.
Lamenta que el incremento del tráfico ha saturado las vías y ha traído más humo o estrés porque convierte algunos puntos en una ratonera donde los vehículos se acumulan. Indica que las carreteras siguen siendo las mismas desde que el barrio existe a pesar de que la población crece a pasos agigantados —algo parecido a lo que ocurre con el alcantarillado—.

Una arteria clave
Entre sus preocupaciones está el “tapón” que se genera en la calle Mario César, una arteria que conecta la ciudad con el norte, el sur o el centro de la Isla —así como permite circular en dirección al Hospital Doctor Negrín—. “Cuando estén todas las viviendas que quieren construir de golpe y porrazo, las salidas de emergencia estarán comprometidas”, afirma.
Aunque Cruz tiene claro que Guanarteme no volverá a ser lo que un día fue, reclama que el tejido social no desaparezca. “Queremos un barrio normal y corriente”, exclama. Otro de sus temores es que la presión en el alcantarillado —cuando se multiplique el número de vecinos— “acabe saltando”. “La playa de Las Canteras también se borrará del mapa”, dice.

Lugares de diálogo
“Entendemos que un barrio tenga que crecer, pero no de una manera tan bestial y desproporcionada, nos han quitado puntos de encuentro como la plaza del Pilar, ahora sigue siéndolo pero debes ponerte en una terraza. Antes había gente mayor que se sentaba y se ponía a hablar, ya no hay sitios de diálogo”, destaca.
Señala que la soledad ha ido en aumento. “Hay personas mayores que piden cita con el médico solo para hablar porque lo necesitan, las tenemos apartadas en sitios donde cada vez les resulta más difícil salir a la calle. Las aceras no están preparadas para quienes tienen dificultades, tampoco se piensa en los niños”, reflexiona la representante vecinal.
Frentes judiciales
Desde Guanarteme Se Mueve consideran que con los nuevos cambios en el barrio los únicos que se benefician son “las grandes constructoras, los especuladores inmobiliarios y los políticos que permiten este destrozo”. Pero la cosa no queda ahí porque la asociación mantiene abierta una cruzada judicial contra uno de los edificios.
Se trata del inmueble de 468 viviendas en la Plaza América. Ahora mismo, como adelantó este periódico, están pendientes de que se resuelvan dos contenciosos administrativos: uno que aún está pendiente de resolver un aspecto en el Tribunal Supremo y otro para pedir que se revise si una parte de la obra la debe financiar el Ayuntamiento o el promotor.
