Carballo (El Hierro): “El Estado solo nos permite llegar a los migrantes cuando hay que enterrarlos”

Amado Carballo, consejero de Derechos Sociales del Cabildo de El Hierro, presenta como algunas de sus mayores preocupaciones la disparidad en los presupuestos entre islas, la migración, la dependencia y las residencias

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 Amado Carballo, consejero de Derechos Sociales, Bienestar Social y Dignidad Personal / CABILDO DE EL HIERRO
Amado Carballo, consejero de Derechos Sociales, Bienestar Social y Dignidad Personal / CABILDO DE EL HIERRO

La migración, las residencias, la dependencia y los presupuestos. Esas son algunas de las principales preocupaciones que tiene Amado Carballo como consejero de Derechos Sociales, Bienestar Social y Dignidad Personal en el Cabildo de El Hierro. En una entrevista a Atlántico Hoy, ha asegurado que siente orgullo de formar parte de una "comunidad como la herreña que está decididamente del lado de los derechos, la empatía y la humanidad" a la hora de afrontar la crisis migratoria actual. Sin embargo, con respecto a la integración de las personas migrantes, el Cabildo depende de las decisiones de otras administraciones y critica que, al menos con los adultos, el Estado solo les permite llegar a ellos cuando hay que enterrarlos

Además del tema migratorio, Carballo asegura que las islas menores "son como territorios inventados, con presupuestos de ficción y políticas ornamentales" y asegura que El Hierro no cuenta con las suficientes inversiones en infraestructuras como el resto de islas. 

[Preguntas] ¿Cuáles son las principales diferencias que percibe en la asignación presupuestaria para El Hierro en comparación con otras islas de Canarias? ¿Cómo planea abordar las desigualdades presupuestarias que puedan existir?

[Respuesta] Estamos aún analizando los detalles, pero la primera impresión es que estamos ante unos presupuestos otra vez con un fuerte sesgo centralista y, lamentablemente, otra vez con su habitual rejo político de partidos y partidarios. Aunque, la verdad, da la impresión de que ni siquiera las principales diferencias presupuestarias entre unas áreas u otras, sino entre las Islas Canarias en las que vivimos y esas islas inventadas que vemos tantas veces y que solo existen en los presupuestos de las agencias de comunicación. 

Lo que parece es que cada vez estamos más cerca de la esquizofrenia total de la política canaria, de esa dualización de lujos y resplandores en los salones privados del poder que contrasta con el desempleo, la precariedad, la falta de oportunidades y la desasistencia social canaria, de esos derechos que solo existen en el papel para esa mayoría creciente a la que solo se le ofrece elegir entre la explotación precaria por turnos o un recorrido asistencial cada vez más indigno, y que ya vemos que acaba conduciendo a la enfermedad y a la medicalización como la última política social y de empleo recogida en estos presupuestos.

¿Considera que El Hierro recibe una atención adecuada en términos de inversión en infraestructuras comparada con otras islas?

Claro que no. Y así se lo hemos transmitido una y otra vez a las diferentes direcciones generales y a la propia consejera de Bienestar Social. La inversión no solo es insuficiente en muchos aspectos, sino que también en ocasiones contradice las normas y bordea la indignidad. Y lo que es peor, vemos que, en este esquema de reproducir la precariedad laboral en el ámbito asistencial, las islas menores vuelven a jugar un papel simbólico, casi decorativo. Son como territorios inventados, con presupuestos de ficción y políticas ornamentales. Por eso decimos que se trata de unos presupuestos centralistas. Centralistas y selectivos, porque, eso sí, ese papel simbólico se convierte en clientelar en los precisos ámbitos en que los partidos insularistas consideran imprescindibles para mantenerse o para intentar volver al poder. 

Pero solo en eso. No hay políticas públicas transversales, solo programas publicitarios. Eso sí, bien financiados, con unos recursos que otros reclamamos para hacer cosas mucho más importantes pero que parece que lucen menos, como que nuestros mayores tengan una residencia moderna y bien dotada cerca de su entorno… Eso no llega a los presupuestos… Y no solo hablo de la transferencias directas, hablo del conjunto de Convenios, de esos acuerdos de financiación sobre proyectos, de los tan afamados planes de choque que se realizan sobre la marcha y para los que solo hay presupuesto cumpliendo al menos una de las dos condiciones: estar en una de las islas capitalinas o bien servir de lucimiento para alguno de los partidos insularistas considerados de los suyos.

En fin, que lo que estos presupuestos le están diciendo a la ciudadanía de El Hierro es que nuestras personas mayores, nuestros servicios sociales, los dependientes de las islas menores, importan más bien poco en el presupuesto del Gobierno canario…, salvo que hubiéramos votado otra cosa, claro… Y, le soy sincero, esto no solo nos lo han dicho los presupuestos.

¿Cuál es su opinión sobre la asignación de fondos para proyectos sociales —dependencia, plazas sociosanitarias, etc., — en comparación con las otras islas?

Tenemos un botón de muestra muy grande, uno por valor de más de dos millones de euros, los que teníamos para terminar la residencia de Frontera, un dinero que se nos han sustraído administrativamente justo antes de que echara a andar este Gobierno de coalición en la Isla. 

Más de dos millones a los que renunció administrativamente el breve Gobierno de la Agrupación Herreña Independiente durante los pocos días que estuvo al frente del Cabildo, tal vez sólo para regalar un titular a su audiencia. Dos millones que estuvieron atascados desde el parón de la pandemia y la posterior subida de precios y que el actual Gobierno canario quiere mantener bloqueados en una devolución administrativa sin que exista la menor voluntad política por su parte de que se empleen para el fin previsto: que las personas mayores de Frontera estén en su residencia. Y ya son varias las veces que los hemos reclamado, pero es como si los intereses partidistas de los aliados insulares del actual Gobierno Canario estuvieran muy por encima de lo que puede hacer su propia Consejería de Bienestar Social

¿Cómo abordará las necesidades en El Hierro teniendo en cuenta estas supuestas disparidades presupuestarias?

Nosotros seguimos trabajando. Ni queremos, ni podemos quedarnos sólo en la reivindicación. Tenemos problemas críticos en la asignación de recursos para las residencias. Tenemos a las trabajadoras sobrecargadas de trabajo, desmotivadas por la falta de reconocimiento a su esfuerzo y con la responsabilidad de suplir con más esfuerzo y más cariño las enormes carencias acumuladas. Frente a eso necesitamos una reforma estructural de las condiciones de trabajo y una estabilidad en el empleo que empezaremos a crear ya en el presupuesto de este año. Pero somos conscientes de que nuestra área y toda la sociedad herreña ha adquirido una deuda enorme con el conjunto de las trabajadoras y los trabajadores sociosanitarios. Y las deudas no se pagan con palabras.

También se ha conseguido desbloquear el contrato con la constructora de la reforma de la Residencia de Frontera, y seguimos buscando fondos debajo de las piedras, de las piedras insulares, canarias, estatales y europeas… Y las cosas van a salir, no va a ser mañana ni pasado, pero van a salir. No vamos a dejar ni un proyecto a medias. Somos conscientes de nuestras limitaciones, sabemos que incluso dentro del Cabildo tendremos problemas para la tramitación administrativa de estas soluciones, tardaremos lo que haya que tardar, pero lo que sí aseguramos es que será un proyecto nuevo, mejor, moderno, seguro, participativo… hablaremos con las familias, con las trabajadoras, con las asociaciones, un proyecto más adaptado al nuevo modelo centrado en las personas como marcan las nuevas directrices europeas. Estamos comprometidos a crear nuevas plazas residenciales según este nuevo modelo y vamos a implementar un nuevo sistema de subvenciones para crear una sociedad civil activa y enfocada a los cuidados, rompiendo con esa dualidad de la que hablaba antes. Los derechos sociales son derechos. Derechos de todos y de todas. De quien hoy nos necesita y de quienes los necesitaremos mañana.   

¿Qué plan estratégico tiene su área para fomentar la igualdad de oportunidades en El Hierro a través de políticas sociales?

En primer lugar, en el área estamos muy orgullosos de que todo el equipo de Gobierno del Cabildo de El Hierro haya hecho suyas las prioridades sociales en la Isla, que los cuidados, la atención, los derechos, se conviertan en un signo de distinción y un motivo de orgullo para la ciudadanía de la Isla.

El proyecto de ‘La Isla de los Cuidados’ es un proyecto estructural de coordinación de las más importantes entidades sociales de Canarias con todas las administraciones de la Isla para trabajar conjuntamente todas las áreas, un proyecto que incluye infancia, juventud, familias, personas en situación de dependencia, prevención, vivienda, salud integral, adicciones, participación… La clave va a ser la coordinación. Estamos impulsando la coordinación estable de todas las instituciones con presencia en la Isla, porque sus habitantes no tienen por qué distinguir entre competencias municipales, insulares, autonómicas o estatales, porque somos una comunidad de cuidado y atención mutua. Eso es lo que entendemos por igualdad de oportunidades. Y como hemos comentado muchas veces, si no fuera por convicción habría que hacerlo por eficacia: en El Hierro tenemos que trabajar juntas todas las instituciones si queremos ofrecer soluciones integrales a nuestra ciudadanía.

Una sanitaria ayuda a una persona mayor con dependencia. / Archivo agencias
Una sanitaria ayuda a una persona mayor con dependencia / ARCHIVO AGENCIAS

Otro tema que preocupa, además de la dependencia, ¿cuál es la evaluación de las condiciones y calidad de las Residencias en El Hierro? ¿Hay suficientes y se puede hacer frente a la demanda?

Estamos en una situación difícil como le decía. Dependiendo de la responsabilidad de las personas que cuidan muy por encima de sus obligaciones y, muchas veces, de sus posibilidades. Pero, incluso en estas situaciones, es fundamental pensar en el futuro. Y ahí la situación se vuelve crítica si no planificamos desde ya. Ahora mismo, en el corto plazo, si tenemos en cuenta los proyectos que ya tenemos en marcha, no solo tenemos un problema de plazas al respecto de las listas de personas pendientes y detectadas en el sistema, sino que la previsión de la demanda del futuro es inabordable. Ahora mismo ya tenemos a la mayoría de la población herreña con más de 55 años, tenemos que pensar estructuralmente, dejar sentado el diagnóstico y la matriz de las necesidades futuras. Necesitamos tratar el problema desde una visión general, analizando los recursos y las necesidades, institucionalizando la coordinación entre instituciones, cambiando el modelo de asistencia, fomentando el arraigo, la autonomía, la participación de nuestros mayores en su propio cuidado y, también, fomentando la especialización y creando una economía social de los cuidados.

Por varias razones. Para empezar porque el dinero público hay que gestionarlo pensando en el presente y en el futuro, no solo resolver lo inminente y que el próximo se coma “el marrón”; y, en segundo lugar, porque las consecuencias de no ser previsores recaen sobre la población y está en juego la propia supervivencia de la Isla. En esta legislatura vamos a empezar a abordar también este trabajo, y lo vamos a hacer desde un punto de vista técnico y de la forma más rigurosa y participativa, con las principales entidades del sector e incluso con la asistencia técnica de la comunidad universitaria. 

¿Cuánto puede esperar una persona de media para conseguir plaza en una residencia?

Depende de varios factores, como su grado de dependencia y de su situación personal, y de si viene o no valorada y con recurso asignado por el Gobierno de Canarias. Ahora la lista de espera del Gobierno de Canarias se cuenta con una mano. Pero las potenciales usuarias, son muchas más. Los datos pueden ser engañosos y llevarnos a la complacencia. Tenemos un problema grave en el retraso de las valoraciones de grado y la consiguiente aprobación del Plan Individualizado. Entre que se solicita la Dependencia y se aprueba el Grado, este ha cambiado ya. Hablamos de personas mayores que, como todos y todas, cada vez lo somos más. Este desconocimiento y este retraso nos dificulta muchas cosas, sobre todo la posibilidad de adaptarse a las necesidades de las personas en los centros, porque no demandan lo mismo los grandes dependientes que los que gozan de autonomía. Y tenemos un convenio para llevar a cabo esas valoraciones, pero la dotación es tan ridícula que ni siquiera cubre la atención de las personas ya valoradas. Estas cifras ya se las hemos mostrado a la propia consejera del Gobierno Canario, que nos ha prometido revisar este convenio ya para este año. 

¿Qué medidas se pueden tomar para mejorar la cifra de atención?

Lo primero es que se cumpla la Ley. Si la Ley dice que tienes derecho a una cartera de servicios con una intensidad de acuerdo a tu grado de dependencia, ese derecho tiene que poder ejercerse con normalidad. Lo segundo es revisar las necesidades, conocer los recursos, saber las horas de intensidad que se necesitan y a las que se tiene derecho, y, por tanto, la financiación de los servicios para adaptarlos a las situaciones de nuestra gente. 

Y luego, hay dificultades heredadas que urge empezar a cambiar: la administración debe adecuarse a las necesidades de la ciudadanía y no al revés. Y esto lo tienen que entender los políticos, los funcionarios… y reclamarlo las personas usuarias. Actualmente es la gente la que se adapta a las posibilidades que tiene la administración, a sus tiempos, a sus formas, a su lenguaje, a los servicios que decide o no prestar, a las infraestructuras que pretende o no poner en marcha… Esto no puede seguir funcionando así. Tenemos que pasar del ámbito de la caridad vertical al del derecho horizontal. Hay que cambiar las mentalidades. Y para eso todas y todos tenemos que hacer un esfuerzo de comprensión y de innovación en nuestras administraciones, siempre enredadas en sus cosas y a la defensiva, pero también apartando a los que están constantemente amenazando con judicializar la gestión política y tratando de politizar el trabajo de la administración.  

Pero sí, la administración debe poner en marcha los recursos que la ciudadanía paga adecuándose a sus demandas, necesidades y deseos. Y también a su lenguaje y su disponibilidad. Somos un servicio público. No puede ser que despreciemos a quien nos paga con los impuestos que sostienen nuestro Estado del Bienestar. Y esto no pueden ser solo palabras, supone acabar con los cuellos de botella, detectar los puntos donde se obstruye o dificulta el correcto funcionamiento de la administración, planificar y ordenar mejor los recursos y servicios en función de la realidad del territorio, de la gente que habita en ese territorio y del proyecto de futuro que la ciudadanía entiende que se ajusta a sus necesidades. 

Por eso nuestro trabajo se emprende desde un proceso participativo, para recoger toda esa información que sólo la gente puede aportarnos. Convertir esa escucha en un proceso de planificación técnica, un proceso que nos permitirá concretar y ampliar la cartera de servicios para atender a la ciudadanía, seleccionar en base a sus demandas en cuáles debemos invertir, y no en cuáles lucen más o simplemente interesan más políticamente. Poner en marcha planes y programas de prevención, más vale prevenir que curar se ha dicho siempre… Queremos una administración ágil y eficiente que esté coordinada con la ciudadanía y que no someta a sumisión a las personas que no forman parte de ella o les exija ser expertas en derecho administrativo para poder ejercer su derecho. 

Por eso hablamos de accesibilidad, de trabajo comunitario, de participación de verdad y no a modo de encuesta, de que las normas las pongan los que han de obedecerlas, hablamos de democracia, de dignidad… hablamos también de presencia intergeneracional, de que las personas mayores son y deben seguir siendo parte de nuestra comunidad, de que tienen mucho que aportar, que decidir y que participar activamente, y para eso hay que trabajar su autonomía, su arraigo, su salud integral y, a fin de cuentas, su dignidad como parte de nuestra comunidad. 

La gestión privada de residencias también es un tema a tratar ¿es una buena opción esta gestión privada?

La gestión privada está para ganar dinero. A nosotros nos parece muy legítimo ganar dinero, pero no tanto si es a base de dinero público y prestando un servicio esencial en el que la calidez y calidad humana esté por delante del lucro. Es una cuestión de prioridades. Cuando se trata de cuidar personas dentro de una comunidad, la prioridad no puede ser mejorar la cuenta de resultados. Eso todos sabemos por qué se hace y a quién beneficia, y no es a las personas que reciben los servicios.

¿Hay personal suficiente?

No. No lo hay. Seguimos trabajando al límite. Las personas cuidadoras afrontan cargas de trabajo excesivas que es indudable que inciden en problemas de salud de mayor o menor índole. Y ahí entramos en un círculo vicioso de sobresfuerzo y bajas laborales. Estamos tratando de abordar una solución urgente, no es fácil con las limitaciones legales y presupuestarias que tenemos, pero además tenemos que pensar también a medio plazo. Porque, además, la carencia de personas no es solo un problema de prioridades en la asignación de recursos, es también un problema estructural que tenemos que afrontar desde todas las instituciones, porque afecta a todos los sectores sociales, lastra la economía, los servicios y nos mete en un círculo vicioso de carencias en toda Canarias en general y en El Hierro muy en particular. No podemos permitirnos ser una sociedad que desprecia e insulta al talento, que no invierte en la igualdad de oportunidades, que ignora al sector primario y acosa a los pequeños empresarios, ni una que pretende que nuestra única industria sea ese turismo que compite en precios y salarios bajos, que no hace políticas públicas y que solo ofrece a las nuevas generaciones explotación o asistencialismo. O ambos.  

Afortunadamente, empieza a surgir una conciencia amplia sobre el problema, desde los movimientos sociales a algunos representantes políticos, desde algunos movimientos sindicales hasta las empresas con mayor conciencia de su responsabilidad social. En El Hierro, este Gobierno ha alcanzado varios compromisos para aumentar la plantilla de servicios tan esenciales como las Residencias y el Servicio de Ayuda a Domicilio, y pretendemos abordar el diseño de una nueva estructura profesional y funcionarial. 

Pero estamos ante un problema complejo en el que los derechos sociales van a jugar un papel fundamental. En El Hierro necesitamos crear una unidad de infancia, cambiar el enfoque en el cuidado de las personas mayores, ver como coordinamos la atención de las familias, de la dependencia, de la creación de vivienda. Necesitamos recuperar a nuestros jóvenes, a quienes salen de la Isla para estudiar y crecer; y tenemos que ofrecer alternativas a los que se quedan. Y creemos que para ello el Área de Derechos Sociales, Bienestar Social y Dignidad Personal tiene un papel primordial.

No solo es la atención en residencias, también en domicilios. ¿Cómo integrar estos dos puntos? ¿Existen suficientes programas y servicios de apoyo a cuidadoras familiares?

Efectivamente, hay que pensar de forma global. Cuando un servicio no funciona lo que ocurre es que se colapsan los demás. Tenemos que dejar de pensar en las competencias de las instituciones para pensar en las necesidades de la gente de El Hierro. 

Los servicios de atención a domicilio son un ejemplo en ese sentido, porque son fundamentales para evitar una institucionalización indeseada e innecesaria de las personas mayores, y es un servicio que presta el Cabildo con un Convenio con el Gobierno canario, aunque es una competencia de los ayuntamientos, quienes también cuentan con un servicio desigual, dependiendo de cada corporación. En este sentido estamos sentando las bases de una verdadera coordinación institucional, y vemos que cuando hay proyectos concretos y buena fe, es perfectamente posible avanzar dejando atrás las pequeñeces partidistas.

Lo mismo ocurre con el cuidado de las personas que cuidan, las profesionales y las que no lo son. Hay que cuidar a quién cuida, porque las personas que cuidan son el eslabón más débil de la cadena de cuidados… y el más descuidado. Por eso es uno de los primeros programas que vamos a poner en marcha este año que entra.    

Un cayuco llega al puerto de La Restinga, en el El Hierro./ EFE - GELMERT FINOL
Un cayuco llega al puerto de La Restinga, en el El Hierro./ EFE - GELMERT FINOL

Respecto a la crisis migratoria actual, El Hierro es una de las islas que más migrantes ha recibido este año, ¿qué evaluación hace de esta situación?

Con muchos sentimientos encontrados. En primer lugar, con el orgullo de ser parte de una comunidad como la herreña que está decididamente del lado de los derechos, la empatía y la humanidad. Pero también con la impotencia de ver cómo tantas personas se ven obligadas a jugarse la vida, y a perderla tantas veces, para poder acceder a un trabajo, a un futuro para sus familias, a un poco de libertad y de dignidad. Y luego con mucha indignación, porque vivimos en un mundo sordo y ciego ante el horror que nos acecha por todas partes, un mundo dirigido por intereses huecos, guerras, hipocresía, lucro infinito y absoluta falta de humanidad.    

Y en relación a los menores migrantes, ¿con qué recursos cuentan para ofrecer apoyo y servicios adecuados? ¿Son suficientes? 

No, no lo son. Las personas hacen otra vez más de lo que pueden, pero las Instituciones no estamos a la altura. Es verdad que la situación no es sencilla, pero nadie puede decir que no fuera previsible. Y luego sale otra vez la cuestión de las competencias. Nosotros ya hemos dicho que estamos dispuestos a participar en lo que sea, al margen de las competencias que dicen que no tenemos. Porque todas las Instituciones tenemos competencias con las personas que se encuentran en nuestra tierra. Y con las y los menores de edad tenemos además una gran responsabilidad. Le pongo un ejemplo: los menores migrantes que tenemos en la Isla se tienen que quedar sin viajar para tomar parte en las competiciones deportivas de sus equipos porque la Ley les excluye de la bonificación al transporte de residentes, a pesar de que son tan residentes como sus compañeros de equipo herreños. Desde esta Consejería vamos a impulsar una modificación de la legislación estatal para que se aplique la reducción en el transporte también para los menores migrantes que residen en muestra isla. Es una competencia estatal, sí. Pero también es una cuestión básica de dignidad e igualdad.  

¿Qué medidas pondría sobre la mesa para la gestión migratoria, especialmente en la atención a las personas que llegan? 

Lo primero es cambiar el discurso. Los migrantes no pueden ser relatados como un problema para nuestra sociedad. Lo vemos todos los días: la xenofobia y la intolerancia sí que son un problema social. Y luego las cosas básicas: la atención primaria, la empatía, el cuidado también a los que cuidan, al funcionariado, al voluntariado… Luego el cumplimiento de la legalidad, personal traductor, asistencia letrada, el ejercicio de los derechos… 

En este sentido, he dicho muchas veces que en los detalles está la diferencia. En esta etapa de llegadas se ha aprendido mucho, no hay duda. Se ha actuado con decisión, aunque a veces por los empujones de la realidad. Pero espero que sigamos marcando la diferencia como pueblo en el futuro, con las personas que lleguen, en pro de los Derechos Humanos y la dignidad de todas ellas.

¿Existe integración de las personas migrantes —menores o no— en la población herreña, o se trabaja para ello?

Lo cierto es que dependemos de la decisión de otras instituciones, que además tienden a actuar con una manifiesta opacidad. Hay que decirlo con claridad: en el caso de los migrantes mayores, el Estado sólo nos permite llegar a ellos cuando los tenemos que enterrar.

Con los menores es quizá algo mejor. El gobierno canario tiene un grupo de menores que ya está en un proceso avanzado de integración, escolarizados en la isla y con una previsión de recorrido profesional. Nos parece un proceso interesante y positivo. Pero nosotros seguimos pensando que desde las instituciones insulares deberíamos tener espacio para aportar nuestro conocimiento y nuestra disponibilidad sobre nuestra isla. Queremos trabajar en esa línea, en cualquier caso, contando con nuestra población, que está participando activamente en este proceso de integración con ya grandes ejemplos. Al final es siempre una cuestión de coordinación, de poner a las personas por delante, de poner la institucionalidad al servicio de la realidad social.