Casimiro Curbelo: el gran jefe gomero

Coleccionista de pipas, amante de la música mexicana y propietario de una finca en Tamargada que cultiva, el presidente del Cabildo de La Gomera fue el primer miembro de su familia con estudios superiores al licenciarse en Filosofía y Letras

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Casimiro Curbelo, por Farruqo.
Casimiro Curbelo, por Farruqo.

Afirmaba Julio Ramón Ribeyro que el tabaco es el único modo que tenemos de relacionarnos con el fuego, uno de los cuatro elementos primigenios de Empédocles. Los otros, agua, tierra y aire, son evidentes en lo cotidiano. Casimiro Curbelo Curbelo (Vegaipala; 1955), licenciado en Filosofía y Letras —por la rama de Geografía e Historia— antes que político, los disfruta todos en una finca que cultiva en Tamargada, un pequeño caserío localizado en una ladera entre Vallehermoso y Agulo, protegido por la Virgen de la Caridad del Cobre y donde la leyenda narra que el origen de tanto rubio y pelirrojo entre la población local tiene su origen en el hundimiento de un barco holandés frente a su costa en el siglo XVII. Allí, cuando puede alejarse del trajín diario, tal vez con una ranchera de fondo, el hombre que gobierna La Gomera desde hace casi 33 años, disfruta de la vida. Lo hace a través de pequeños placeres: la compañía de su mujer, sus tres hijos y sus cuatro nietos, los frutos que ofrece la isla —generosa desde su raíz— o con alguna de las pipas de fumar que dan forma a su colección. Fuego, aire, agua y tierra, sin más

Convivir a ratos entre los cuatro elementos primigenios de Empédocles no es algo excepcional para Casimiro Curbelo. Es el menor de siete hermanos que se criaron en una finca en El Calvario, en San Sebastián de La Gomera, de 8.000 metros cuadrados que su padre compró con los ahorros acumulados tras emigrar y trabajar de sol a sol en Venezuela. Allí, en la casa familiar, todos se dedicaron a la agricultura y a la cría de ganado. En unas dependencias anexas a la vivienda principal, además, los Curbelo acogían a viajantes y vecinos de otros pueblos de la isla para hacer parada y fonda camino de la capital. Pese a convivir en un ambiente humilde pero próspero, la idea de hacer fortuna en América también caló en el clan: la mayoría de los varones, como Cristóbal Colón tras visitar a Beatriz de Bobadilla, cruzaron el Atlántico. El protagonista de esta historia, sin embargo, tomó rumbo en dirección contraria por ser el menor de la prole.

Universidad

Tras matricularse en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna, Casimiro Curbelo se licenció en Filosofía y Letras para convertirse en el primer miembro de su familia con estudios superiores. Su etapa académica coincidió con la muerta de Franco, la Transición y la consolidación de la democracia tras superar desafíos como el Golpe de Estado del 23F. Momentos, todos, que agitaron la conciencia y la implicación de su generación. Nada de eso, ni siquiera la influencia de una figura como la de Jerónimo Saavedra entre las aulas, provocó que la política llamara su atención. De vuelta a La Gomera, se presentó a unas oposiciones para profesor y obtuvo su plaza en la Residencia Escolar de San Sebastián. Todo transcurría según el plan previsto, hasta que un día Juan de Dios Navarro Pardo —un peninsular afincado en la isla y conocedor de su condición de egresado— le habló del PSOE. Nadie, pese al triunfo de Felipe González en las Generales de 1982, quería ser el candidato socialista a la alcaldía de la capital de la isla. Ese temor, sin embargo, no iba con él: tras sólo seis meses como profesor encabezó la lista, ganó las elecciones locales de 1983 y colaboró en la victoria autonómica que catapultó a Saavedra como primer presidente del Gobierno de Canarias.

Fernando Clavijo y Casimiro Curbelo hablando durante el debate del estado de la nacionalidad canaria / EFE - RAMÓN DE LA ROCHA
Fernando Clavijo y Casimiro Curbelo dialogan en el Parlamento. / RAMÓN DE LA ROCHA-EFE

El 8 de mayo de 1983, sin que nadie le prestara mucha atención, comenzó la leyenda de Casimiro Curbelo. Desde entonces, su figura se ha ganado la condición de sempiterna en la vida de varias generaciones de gomeros. Sólo fue alcalde de San Sebastián durante tres años. En 1986 tuvo que dejar el cargo tras ser inhabilitado por la Sala de lo Penal de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife. El fallo lo consideró autor de dos órdenes de detención ilegal dictadas en febrero y marzo de 1984 contra dos vecinos de la localidad, que se querellaron contra la autoridad municipal por la considerarse víctimas de un abuso de poder. Diputado en el Parlamento regional a partir de 1987, en 1991 se presentó a la presidencia del Cabildo de La Gomera. Ganó aquellos comicios y los que vinieron después, todos por mayoría absoluta, en 1995, 1999, 2003, 2007, 2011, 2015, 2019 y 2023. ¿La fórmula del éxito? “Pensar en las personas y currar, no por mi cara bonita, que la gente no es tonta”, receta el propio Casimiro; para otros, practicar una política caciquil y clientelar con fondos públicos.

Su carrera política desde la presidencia del Cabildo ha llamado la atención más allá de los límites canarios por tomar decisiones como contratar una póliza anual para pagar los entierros en la isla de todos los gomeros —residan allí o en otro lugar—, becar a todos los universitarios de La Gomera, conceder ayudas para la compra de gafas o las visitas al dentista de todos sus vecinos o lograr que el transporte dentro de sus dominios sea gratuito. Todo eso es lo llamativo, pero hay mucho más detrás de la gestión de Curbelo, algo tiene el agua cuando la bendicen. El avance de la isla en infraestructuras sanitarias, sociales y civiles. Ahí están el Hospital Nuestra Señora de Guadalupe —inaugurado en 2010 y cuatro veces más grande que el anterior—, las residencias de día para mayores o el aeropuerto, las carreteras y puertos construidos a lo largo de las últimas tres décadas —viajar a Tenerife, ahora, es un salto que no dura más de sesenta minutos cuando antes podía ser una aventura de 10 horas—.

ASG

Ni siquiera los escándalos han desgastado la posición de Curbelo en La Gomera. En 2011, después de ser detenido en Madrid por salir en defensa de su hijo Aday tras un altercado en una sauna de los bajos de Azca cuando era senador, su carrera parecía estar liquidada. El PSOE lo expulsó de la casa común socialista. El escarnio público, sin embargo, no fue el final. Todo lo contrario. Creó la Agrupación Socialista Gomera (ASG), resistió como Beatriz de Bobadilla en la Torre del Conde la rebelión de los gomeros y por cuestiones de la aritmética derivada de ley electoral canaria ahora siempre tiene una de las llaves que abren la puerta de la gobernabilidad en el Archipiélago. En 2019, tras obtener tres diputados regionales con apenas seis mil votos, todos le cortejaron para formar Gobierno. Ese pequeño botín logrado en las urnas le sirvió para que Ángel Víctor Torres (PSOE) le diera a su partido la gestión de las áreas de Turismo, Empleo, Puertos Canarios y Visocan. Casi nada. Cuatro años después, aunque no era necesario para que las cuentas salieran, tanto Fernando Clavijo (Coalición Canaria) como Manuel Domínguez (Partido Popular) lo incorporaron a su Ejecutivo. 

El portavoz de Agrupación Socialista Gomera (ASG), Casimiro Curbelo / EFE / MIGUEL BARRETO
El portavoz de Agrupación Socialista Gomera (ASG), Casimiro Curbelo / EFE-MIGUEL BARRETO

Nunca se sabe qué ocurrirá en 2027 y todos quieren caer en gracia al gran jefe de La Gomera, el imbatible en las urnas, el hombre que se intercambia correspondencia con la mismísima Angela Merkel —habitual por la isla durante sus vacaciones—. Porque Casimiro Curbelo, profundo admirador de la música mexicana, sigue siendo el rey.

“Una piedra en el camino
Me enseñó que mi destino
Era rodar y rodar (rodar y rodar, rodar y rodar)
También me dijo un arriero
Que no hay que llegar primero
Pero hay que saber llegar
Con dinero y sin dinero
Yo hago siempre lo que quiero
Y mi palabra es la ley
No tengo trono ni reina
Ni nadie que me comprenda 
Pero sigo siendo el rey”