La votación de Dreamland vuelve a poner patas arriba el Cabildo de Fuerteventura

La legislatura más enrevesada de la corporación majorera aún no ha escrito su último capítulo

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Pleno del Cabildo de Fuerteventura celebrado para votar sobre el proyecto Dreamland.  / Cabildo de Fuerteventura
Pleno del Cabildo de Fuerteventura celebrado para votar sobre el proyecto Dreamland. / Cabildo de Fuerteventura

El difícil explicar a quien no siga de cerca la actualidad política de Fuerteventura que lo sucedido este lunes en el pleno del cabildo majorero no llama demasiado la atención si se mira por el retrovisor y se analiza qué ha pasado en tres años y medio de legislatura. Una moción de censura. Un presidente dimitido. Consejeros que saltan de un partido a otro. Apoyos que a priori parecen antinaturales. Con semejante panorama, que la declaración de interés insular de Dreamland, un proyecto para construir un centro temático y comercial cerca del parque natural de las dunas de Corralejo que ha creado bastante división, saliera gracias al voto de calidad del presidente y al apoyo de la oposición, la misma que ayudó a desalojar hace año y medio, ni sorprende.

Dreamland es un espacio temático en torno al cine, con centro comercial y estudios de grabación, que ocuparía 160.000 metros situados justo al lado de una zona protegida. El proyecto, cuyos trámites llevan tiempo en el cabildo, cuenta con el rechazo de organizaciones ecologistas y de parte muchos ciudadanos, que llenaron la sala de plenos del cabildo para mostrar su desacuerdo e increpar a los consejeros que votaron a favor.

 Su declaración de interés insular es un impulso para que pueda salir adelante. "Es una actividad importante para Fuerteventura, que reúne los requisitos para ser considerada de interés insular, por su capacidad para generar nuevas oportunidades y diversificar la estructura económica, y teniendo en la mano los informes previos favorables, incluida la consideración de la consulta realizada al órgano ambiental, que se solicitó con el fin de tener la seguridad de que no existiera una inviabilidad ambiental de inicio en el expediente, lo que toca ahora es iniciar la tramitación”, explicó el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Sergio Lloret, quien defiende que en la siguiente fase, la de información pública, todos los interesados en el proyecto podrán hacer sus alegaciones.

Esas explicaciones ni siquiera convencen a sus socios de gobierno, que votaron en contra este lunes. Lloret, de Asambleas Municipales de Fuerteventura (AMF) y presidente gracias a los apoyos de Partido Popular y Coalición Canaria, sacó adelante la votación gracias al PSOE, AMF, Nueva Canarias y Podemos. O algo así, porque los consejeros de estos dos últimos partidos están en proceso de exoulsión y ambas formaciones se desmarcaron después de la votación. Lo de este lunes es otro ejemplo de por qué la política majorera se ha convertido en un sainete.

Sergio Lloret, presidente del Cabildo de Fuerteventura. / Archivo
Sergio Lloret, presidente del Cabildo de Fuerteventura. / Archivo

Una legislatura loca

Han pasado tantas cosas en esta legislatura que es muy fácil perderse. Las elecciones las ganó Coalición Canaria, que logró siete consejeros. Pero nada más empezar la legislatura, en julio de 2019, una moción de censura apoyada por el PSOE, la coalición formada por Nueva Canarias y AMF (NC-AMF) y Podemos desalojó a Lola García y le dio la presidencia al socialista Blas Acosta.

Acost duró más que García, pero dimitió en febrero de 2021. Lo hizo antes de otra moción de censura, con la sombra de la corrupción planeando sobre él (acaba de ser absuelto) y tras no poder sacar adelante los presupuestos. Dos de sus socios, Sergio Lloret y Marcelino Cerdeña, ambos independientes en la lista de NC (uno por AMF y otro por Unidos por Betancuria, que también estaba en la coalición), no se habían presentado al pleno que debía aprobar las cuentas.

Vale la pena recordar lo que explicaba Diario de Fuerteventura en junio de 2019, cuando la moción de censura a Lola García ya estaba casi cocinada: "La configuración de su plancha (la de NC-AMF), con Sergio Lloret de número dos, enemigo íntimo del líder nacionalista Mario Cabrera, y Marcelino Cerdeña, un ex de Coalición Canaria, como número tres, ambos independientes, diluye el peso de la disciplina de partido y acrecienta el riesgo a que durante los largos cuatro años del mandato se puedan convertir en electrones libres en el pleno del Cabildo". Dicho y hecho.

Cerdeña dimitió y en marzo de 2021 su puesto en el cabildo lo ocupó Sandra Domínguez. Domínguez, que había sido presidenta de AMF, fue elegida diputada en el Parlamento de Canarias por Nueva Canarias en 2019, pero en enero de 2021 se pasó al grupo de no adscritos. Para entonces, la única representación real que le quedaba a NC en el Cabildo de Fuerteventura era el cabeza de lista, Alejandro Jorge. El nuevo gobierno insular pasó a estar conformado por AMF, PP y CC, con Lloret como presidente a pesar de tener la menor representación. Pero solo unas semanas después, en abril de 2021, Sandra Domínguez dejó AMF y Lloret, que se quedó solo y con la presidencia, la destituyó. El grupo de gobierno se redujo a doce consejeros, la mayoría justa sobre 23.

Podemos y NC se desmarcan

Así se ha llegado hasta este lunes, aunque con cambios en la composición de los grupos que explican el resultado de la votación. Alejandro Jorge abandonó el cabildo y NC en julio de este año. La siguiente en la lista era Sandra González Franquis, que renunció a tomar posesión del acta, lo que provocó la entrada en la corporación insular de Juan Nicolás Cabrera, que había sido integrante de la lista de 2019 como miembro de AMF, pero que en junio de este año se pasó a NC. 

Hace solo dos semanas, Cabrera se incorporó al grupo de gobierno en contra de la postura de NC, que inició un proceso de expulsión. Este lunes votó a favor de declarar Dreamland de interés insular, lo que motivó un comunicado del partido nacionalista. "NC aclara que se encuentra en un proceso interno de expulsión del actual consejero insular Juan Nicolas Cabrera, desmarcándose de cualquier postura que este defienda por no representar el criterio político de NC, siendo sus posturas personales y unilaterales", explicó la formación.

Algo parecido ha pasado en Podemos. Sus dos representantes en el cabildo son Pau Quiles y Andrés Briansó, que fueron el número tres y el número siete de la lista, pero comenzaron la legislatura debido a las renuncias de otros compañeros de la plancha electoral. Este lunes, Quiles se ausentó por motivos de salud —eso dejó el pleno en 22 consejeros— y Briansó votó a favor, en contra de la postura decidida por el partido el 19 de noviembre. Tras la votación, de la que Briansó salió entre gritos de traidor, Podemos se desmarcó del consejero y señaló que está fuera del partido y que lleva dos años temporalmente suspendido de militancia mientras los órganos de organización estatales tramitan su expulsión definitiva.

"Algunas personas se venden, aprovechan su posición, olvidan a la población a la que deben su acta, ignoran al pueblo canario y a la militancia del que fue su partido, subestiman a la gente y traicionan a movimientos sociales, activistas, personas expertas y sus propios ideales desvirtuando con ello un ámbito tan importante como lo es la política institucional", escribió en su perfil de Twitter la coordinara general de Podemos, Laura Fuentes.

Al quedarse solo en el grupo de Gobierno, Lloret necesitaba que toda la oposición votase a favor de su propuesta. Y lo consiguió. No solo le apoyaron el PSOE, Cabrera y Domínguez, sino que lo hizo uno que seguía teniendo el acta de Podemos y además se benefició de la ausencia de otro. Preguntado por la posibilidad de destituir a sus socios, Lloret respondió que en política puede pasar de todo. Esta legislatura en el Cabildo de Fuerteventura es la mejor prueba.

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