Teresa Cerpa, vecina de Santa Cruz de Tenerife, relata que el origen de su situación se remonta a 2021, cuando sufrió una fuerte depresión tras la muerte de su padre –su principal apoyo– y el fallecimiento repentino de su hermano . A ese contexto se suman denuncias por acoso escolar a dos de sus hijos en el colegio, las cuales motivaron partes de lesiones y quejas formales ante el centro educativo.
Según explica, fue ella misma quien acudió a los servicios sociales para pedir ayuda, alegando que no se veía en condiciones de cuidar adecuadamente a los menores por su estado anímico y el tratamiento con antidepresivos y ansiolíticos. El padre de los niños propuso que, mientras durara la crisis, los menores se quedaran con el abuelo paterno, pero esta opción, afirma, fue descartada por los servicios sociales.
Entrega temporal
Teresa asegura que fue citada en la Dirección General de Protección del Menor, donde firmó documentos cuyo contenido dice no recordar, ya que se encontraba bajo tratamiento con Citalopram y Trankimazin. El padre se negó a firmar por no estar de acuerdo con las medidas planteadas.
Poco después, la pareja fue informada de que debía entregar a sus hijos en un centro maternal el 22 de diciembre, con la advertencia de que, en caso contrario, la policía acudiría al colegio a recogerlos. Según el relato de la madre, se les trasladó que se trataba de una medida temporal de seis meses, durante los cuales recibirían apoyo de la entidad Mundo Nuevo para su recuperación. Los menores estuvieron los dos primeros meses en el centro maternal del Cardonal y, posteriormente, fueron trasladados a Aldeas Infantiles.

Informes psicológicos favorables
En ese periodo, Teresa acudió a la clínica indicada para una valoración psicológica, asegurando que dispone de informes que descartan patología que le impida ejercer como madre; el padre también fue evaluado con conclusiones similares. Cumplido el plazo de seis meses, ambos acudieron a una mesa de valoración en la que estaban presentes profesionales de Aldeas Infantiles, trabajadoras sociales del caso (zona de Sobradillo) y personal vinculado a la Casa Cuna.
La madre sostiene que se les comunicó que los niños no regresarían al hogar familiar. Mundo Nuevo, la entidad encargada de la valoración familiar, habría concluido que “no había avances”, pese a que, según Teresa, la familia había cumplido con todas las indicaciones.
Vínculo familiar
Además de la separación de los progenitores, Teresa afirma que se ha limitado de forma drástica el contacto de los menores con su familia. Relata que un hermano mayor, residente en la península, mantenía videollamadas frecuentes con los niños hasta que, de un día para otro, dejaron de autorizarse.
En cuanto a los abuelos y tíos paternos, asegura que nunca se les han concedido visitas, pese a haberlas solicitado de manera formal. Incluso una de las hijas, Daphne, habría llegado a salir del centro por su cuenta para acudir a la Dirección General y pedir ver a su abuelo y a sus tíos, sin que, según la madre, esa petición tuviera respuesta.
La hija pequeña en Gran Canaria
En la actualidad, la madre describe un régimen de visitas muy limitado. Dice haber visto recientemente a sus tres hijos mayores durante una hora, en un encuentro supervisado, mientras que a la hija pequeña no la ve desde el 8 de noviembre, también en una visita de una hora. Una nueva cita con la menor le fue cancelada el 13 de diciembre por WhatsApp y se la han programado para el próximo 22 de diciembre.
La niña más pequeña reside ahora en Gran Canaria, viviendo con una mujer, inicialmente incorporada al programa como “familia colaboradora” para llevarse a la menor los fines de semana, vacaciones y fechas señaladas. Teresa explica que, con el tiempo, la niña ha pasado a estar con ella de forma estable, y que incluso la mayor parte de sus cumpleaños los ha celebrado allí, sin que la madre haya podido acompañarla en esas fechas.
Separada de sus hermanos
La progenitora sostiene que la niña fue trasladada alegando unas “vacaciones” y que, tras llamar a la responsable del caso en la Dirección General, le aseguraron que solo se iba unos días.
Sin embargo, a finales de julio le comunicaron que la menor se quedaría definitivamente en Las Palmas.
Recuperación personal
Teresa afirma que lleva casi dos años trabajando con contrato fijo, que cuenta con vivienda propia y que está en prácticamente recuperada de sus problemas de salud mental, con informes que avalan su estabilidad. Pese a ello, denuncia que no se ha reabierto su expediente.
Según su relato, ni ella ni sus abogados han logrado acceder a los expedientes completos, ya que la Administración se acoge a la ley de protección de datos para no remitírselos, a pesar de tratarse de información que afecta directamente a sus hijos y a su propia situación familiar.
Una batalla judicial abierta
La situación jurídica de los menores, explica, se dirime actualmente en los juzgados. La familia se ha visto obligada a presentar dos demandas, al haberse separado el caso de la hija pequeña –trasladada a Gran Canaria– del de los tres hermanos que permanecen en Tenerife.
Teresa denuncia los problemas que la separación de los hermanos está ocasionando, alegando quejas de los niños por los problemas para comunicarse con la pequeña. Afirma que el procedimiento se alarga con recursos e informes que no se aportan a tiempo, mientras se mantienen las medidas de acogimiento, lo que describe como “pelear contra un gigante”.
Cuatro años sin Navidad
Relata que desde la separación no ha vuelto a pasar Navidades con ellos y que los tres mayores muestran deterioro emocional y académico, así como terrores nocturnos en el hijo varón. Añade que una de las hijas ha denunciado en redes deficiencias de seguridad y trato en el centro, y que ni siquiera pudo llamar a la pequeña para felicitarla por su cumpleaños, mientras los hermanos guardan regalos que la niña no puede llevarse.
Su caso se enmarca, según señala, en críticas más amplias al sistema de protección de menores por falta de transparencia, retrasos y dificultades para revisar situaciones cuando las familias mejoran sus condiciones, y Teresa insiste en que solo busca reconstruir el vínculo y volver a compartir momentos clave con sus hijos.