“Hacer pueblo” es salir a la calle y conversar con vecinos y conocidos del barrio, construyendo, fortaleciendo y participando activamente en una comunidad, sintiéndose parte de ella, cuidando sus espacios y tradiciones, y promoviendo el bienestar colectivo, más allá de solo vivir en un lugar.
Bibliotecas, plazas y hasta consultas de atención primaria (siempre que la salud lo permita) son lugares que permiten a los vecinos contactar entre ellos, ampliar conocimientos y fortalecer relaciones comunitarias haciendo pueblo, mientras los cambios que están asolando a determinados lugares estratégicos turísticamente hablando, lo permitan.
Presión turística
El barrio de San Andrés, ubicado a la entrada a la playa de Las Teresitas y de tradición pesquera es uno de los enclaves que corre el riesgo de perder su identidad por la presión turística. De hecho, algunos vecinos comentan que, cada vez, son más “los de fuera” los que alquilan las viviendas para pasar sus vacaciones.
A propósito de lo expresado, la Asociación Rayuela ha puesto en marcha un proyecto que persigue fortalecer los lazos comunitarios que se han visto afectados por la marcha de vecinos o por la llegada de turistas a través de plataformas de alquiler vacacional.

Proyecto
Infraestructuras Sociales: Palacios del Pueblo en Tenerife es el Proyecto de Innovación Social que desarrolla Rayuela en colaboración con la Fundación General de la Universidad de la Laguna (FGULL) y financiado por el Ejecutivo canario.
La mencionada iniciativa tiene como objetivo identificar patrones significativos entre el sentimiento de arraigo y la comunidad, analizando las relaciones humanas en los espacios compartidos por la vecindad y que podrían afectar -si no existieran- al bienestar emocional.
Objetivo
Jonás González, coordinador de Rayuela, comenta a Atlántico Hoy que el proyecto se inició a principios de marzo de 2025, llevándose a cabo unos estudios con el fin de obtener datos que constaten si la falta de redes comunitarias puede afectar o no a la salud mental de la vecindad.
Tras el análisis realizado, el siguiente paso ha sido desarrollar una serie de actividades junto a la población de San Andrés, entre las que destacan encuentros de mujeres y rutas participadas por los vecinos. ESte paso finalizó el pasado 30 de noviembre.
Mejoras
“Ahora se están evaluando los resultados con el fin de conocer si las redes de convivencia han mejorado o no la salud mental”, explica el coordinador, detallando que en los estudios realizados se ha medido el estado emocional de la población de San Andrés inicialmente, “después se intervino y ahora se analiza si el que la gente salga a la calle y se relacione con vecinos, mejora o no su salud mental”.
Añade González que aún no se tienen resultados del estudio, pero continúa, “al menos hasta febrero de 2026”, una actividad similar a la realizada con los vecinos de esta parte de Santa Cruz. En el estudio ha participado un equipo multidisciplinar formado por una psicóloga, una trabajadora social y una integradora social.
Proyecto piloto
“La idea es que sea un proyecto piloto que se pueda extrapolar a otras zonas con las particularidades de San Andrés”, destaca el coordinador, explicando que se escogió este barrio por ser de desarrollo comunitario importante, "pero que se ha visto afectado por un fenómeno moderno como es la turistificación, es decir, la presencia de alto alquiler vacacional”.
“Se trata de que, cuando salga el resultado final, ver si la intervención mejora el estado emocional y, si es así, llevarlo a otros enclaves comunitarios, pero sometidos a una alta presencia turística”, expone.
Preocupación
Por otro lado, en relación a algunos de los datos obtenidos, residentes han declarado haber notado los efectos de la presión urbanística de los últimos años, detectándose cierta preocupación por parte de la población.
El 90% de las personas encuestadas han percibido aumentos significativos en el precio de la vivienda y de los servicios, así como problemas recurrentes en sus desplazamientos o para encontrar aparcamiento, con el consiguiente malestar que ello genera.
Carencias y demandas
En este contexto, la población expresó una sensación generalizada de abandono institucional y deterioro del espacio público. Entre las demandas más presentes se encuentran la creación de más áreas verdes y de ocio —especialmente para jóvenes y familias—, mejoras en limpieza, transporte y mantenimiento urbano, así como la reapertura de espacios públicos de encuentro y la reducción de la masificación turística.
Estas solicitudes apuntan a la necesidad de fortalecer infraestructuras sociales que favorezcan la convivencia y la calidad de vida.