La privatización de la sanidad canaria se debe a la falta de planificación y deterioro de los servicios públicos. EFE/Ramón de la Rocha
La privatización de la sanidad canaria se debe a la falta de planificación y deterioro de los servicios públicos. EFE/Ramón de la Rocha

Décadas de conciertos y poca inversión en hospitales: así se ha privatizado la sanidad en Canarias

El Archipiélago es la comunidad donde más se ha privatizado la sanidad, un proceso consecuencia de la falta de planificación, deterioro de los servicios públicos y una dependencia excesiva de concertaciones con el sector privado

ariadna

Cada vez más privatizada, así es la sanidad en Canarias. El Archipiélago encabeza el ranking nacional con mayor grado de privatización sanitaria, un proceso que ha crecido un 29% en la última década, según el Undécimo Informe sobre la Privatización de las CCAA 2025 de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP).

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Para Levy Cabrera, secretario general del Sindicato Médico en Canarias, es consecuencia de una falta de planificación y voluntad política, que han llevado al deterioro de los servicios públicos y una dependencia excesiva de concertaciones con el sector privado. 

Priorizar el corto plazo

“Es escandaloso que Canarias, con los sueldos más bajos del país y una financiación deficiente, sea una de las comunidades que más ha privatizado la asistencia sanitaria. Esto responde a intereses políticos y a una ausencia total de compromiso con la sanidad pública desde finales del siglo pasado”, denuncia el representante sindical. 

Cabrera considera que la concertación con clínicas privadas se ha convertido en el eje de un modelo sanitario que prioriza el corto plazo sobre las soluciones de fondo, impidiendo que el sistema público crezca y se consolide.

Crecimiento de la privada

Concertar es el gran mal de la sanidad canaria. Se ha utilizado como parche a corto plazo. En lugar de invertir en hospitales públicos y dotarlos de personal y equipamiento, se ha preferido derivar dinero público a la privada para mostrar cifras de reducción de listas. Pero eso no es sostenible”, asegura.

Según explica, este modelo ha permitido que clínicas privadas crezcan gracias al dinero público, hasta el punto de convertirse en grandes hospitales: “Clínicas como La Colina, Parque o Rambla han subido de categoría gracias a las concertaciones. Ahora la privada también está saturada, y tenemos un colapso generalizado”, añade.

Falta de hospitales

Cabrera subraya que la dependencia de la sanidad privada se ha acentuado por la falta de inversión en nuevos hospitales y centros de salud. Mientras en islas no capitalinas como La Palma, La Gomera o El Hierro se ha consolidado una red sanitaria pública buena, Tenerife y Gran Canaria sufren una falta de desarrollo hospitalario. El médico indica que ambas islas “deberían tener cuatro áreas de salud, es decir, cuatro hospitales grandes y dos o tres comarcales, según la distancia”. 

Tenerife es la isla que más sigue arrastrando un déficit estructural: “El Hospital del Norte es una planta de crónicos y el del Sur no tiene partos ni cirugías urgentes. No son hospitales, son apaños”, critica el médico. Además, El sindicalista recuerda que el proyecto de construir un hospital nuevo en Hoya Fría a principios de los 2000 fue abandonado, lo que ha dejado al área metropolitana “parcheando” centros como el Hospital Universitario de Canarias y La Candelaria.

Medidas urgentes 

Cabrera plantea un conjunto de medidas urgentes para reconducir la situación que ponen el foco en priorizar las necesidades del sistema público en los conciertos privados, en lugar de permitir que “las clínicas hagan lo que les interesa”. 

Además de aprovechar las infraestructuras públicas ya existentes, abriendo hospitales y centros de salud también en horario de tarde, a lo que se suma la necesidad de dotar de especialistas y quirófanos reales a los hospitales del Norte y del Sur de Tenerife. Y ampliar y modernizar centros de salud, especialmente en las islas capitalinas. 

Tenemos un buen sistema de salud, pero hay que gestionarlo mejor. Si se mejora la inversión y se planifica a largo plazo, podemos garantizar un servicio público eficaz para los próximos 20 años — que se verán marcados por el envejecimiento cada vez mayor de la población —. Lo que no puede ser es seguir dependiendo del sector privado para cubrir lo que no hacemos desde lo público”, concluye.