El verano en Canarias no solo se disfruta en la playa o en las montañas. También se saborea en la mesa, con recetas que evocan tradición y frescura a partes iguales. Una de ellas es el helado casero de gofio, un postre que combina lo mejor de la repostería clásica con un ingrediente profundamente ligado a la identidad de las islas: el gofio.
Su textura cremosa, su sabor tostado y su sencillez hacen de esta receta una opción ideal para quienes buscan sorprender en casa con un postre original y auténtico. Además, no hace falta contar con maquinaria profesional: este helado se puede preparar con o sin heladera.
Ingredientes necesarios
Para elaborar este helado de gofio (receta de Rosa Ventura, del blog La palmera rosa) necesitarás los siguientes ingredientes básicos:
- 5 yemas de huevo
- 185 g de azúcar
- 375 g de leche entera
- 125 g de nata líquida
- 1 rama de canela
- La cáscara de un limón
- 50 g de gofio de millo
- 150 g de leche fría
Con estas cantidades, el resultado alcanza para cuatro raciones generosas, perfectas para compartir en familia o con amigos durante una comida veraniega.
Preparación inicial
El primer paso es aromatizar la base láctea. Para ello, se vierte la leche entera en un cazo junto a la nata, la rama de canela, la cáscara de limón y 35 gramos de azúcar. La mezcla debe calentarse suavemente, removiendo de vez en cuando, hasta que alcance el punto de ebullición. En ese momento, se retira del fuego y se deja reposar.
En paralelo, se baten las yemas con el azúcar restante hasta obtener una crema esponjosa y ligera, con un volumen casi duplicado. Este paso es esencial, pues aporta la textura que convertirá la mezcla en una base cremosa para el helado.

Una crema perfecta
Cuando la leche infusionada ya está tibia, se incorpora poco a poco a la mezcla de yemas y azúcar sin dejar de batir. El resultado se cocina de nuevo al baño María, removiendo constantemente hasta que adquiera la consistencia de una natilla ligera.
Una vez lista, se retira del fuego y se bate de nuevo con unas varillas para evitar la formación de grumos. Es importante dejar que se enfríe completamente antes de continuar con la receta.
El toque del gofio
Aparte, se disuelve el gofio de millo en 150 ml de leche fría. El gofio, al ser un cereal tostado, espesa mucho, por lo que conviene batir bien la mezcla hasta que quede homogénea. Después, se incorpora a la base ya enfriada, creando así la mezcla final del helado.
En este punto, la receta puede adaptarse al gusto: se puede añadir un poco más de gofio para intensificar el sabor, aunque siempre con cuidado para no sobrecargar la textura.
Con o sin heladera
Para quienes cuentan con heladera, basta con verter la mezcla y seguir las instrucciones del fabricante. El proceso de mantecar airea el helado y le da su cremosidad característica.
Sin embargo, si no se dispone de este aparato, también se puede conseguir un resultado excelente. La técnica es sencilla: colocar la mezcla en el congelador y, tras una hora, sacarla y batirla de nuevo para romper los cristales de hielo. Este procedimiento debe repetirse dos o tres veces antes de dejar el helado reposar en el congelador hasta que esté listo para servir.
Variaciones de la receta
Aunque el helado de gofio es una auténtica joya de la gastronomía canaria, la base de esta receta permite múltiples variaciones. Se puede sustituir el gofio por vainilla, café, fresas, limón u otros sabores que apetezcan, manteniendo el mismo procedimiento.
Así, este postre se convierte en una fórmula versátil que se adapta a diferentes gustos y ocasiones, sin perder su carácter artesanal.
Un postre con identidad
El gofio, elaborado tradicionalmente con cereales tostados como el millo o el trigo, ha acompañado a generaciones de canarios. Convertirlo en helado supone no solo innovar en la cocina, sino también rendir homenaje a un producto que forma parte del patrimonio cultural y gastronómico de las islas.
El resultado es un helado de sabor intenso, refrescante y lleno de matices, que se puede disfrutar solo o acompañado de galletas, miel de palma o frutas frescas.