La compañía Baleària, con sede en Dénia (Alicante), ha dado un paso estratégico que puede transformar el mapa marítimo de España. La naviera ha cerrado un acuerdo para adquirir la actividad de Naviera Armas Trasmediterránea en los tráficos de Canarias, el mar de Alborán y parte del Estrecho, en una operación sujeta todavía a la aprobación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Este movimiento permitirá a Baleària ampliar de forma notable su presencia en rutas clave y asumir la gestión de 15 buques, así como la integración de 1.500 trabajadores procedentes de Tierra y Flota. Se trata de un hito que no solo refuerza su posición como operador de referencia, sino que aspira a consolidar un modelo de naviera local competitiva frente a los gigantes internacionales del sector.
Historia de la empresa
Baleària Eurolíneas Marítimas S.A. fue fundada en 1998 por Adolfo Utor, actual presidente y principal accionista. Desde entonces, ha pasado de ser una empresa de ámbito regional a convertirse en una de las mayores navieras de pasajeros y carga en España, con conexiones tanto nacionales como internacionales.
La naviera opera con más de 25 rutas que conectan la Península con Baleares, Ceuta, Melilla y el norte de África, así como líneas internacionales hacia Marruecos, Argelia, Francia y Estados Unidos. Con sede central en Dénia, mantiene una fuerte apuesta por la tecnología, la sostenibilidad y la innovación como pilares de su estrategia empresarial.
Una flota con más de 30 buques
Actualmente, Baleària cuenta con una flota de más de 40 embarcaciones, entre ferris rápidos, ferris convencionales y buques de carga. De ellos, al menos 11 están propulsados por gas natural licuado (GNL), posicionándose como la naviera española pionera en la transición energética del transporte marítimo.
Entre sus buques más avanzados destaca el Eleanor Roosevelt, el primer fast ferry del mundo propulsado por GNL, capaz de alcanzar los 35 nudos y con capacidad para 1.200 pasajeros y 500 vehículos. También destaca el Hypatia de Alejandría, otro buque insignia que combina eficiencia energética y confort.
Empleados y presencia internacional
Antes de la operación con Armas, Baleària empleaba a más de 1.500 personas de forma directa, a los que ahora se sumarán otros 1.500 trabajadores procedentes del grupo Armas. Además, cuenta con sedes y delegaciones en distintos puntos del Mediterráneo, así como oficinas comerciales en el Caribe.
En 2024, la naviera transportó a más de 5 millones de pasajeros, alcanzó los 691 millones de facturación y movió metros lineales de carga, según datos del balance anual de la propia empresa. Estas cifras confirman su peso creciente dentro del sistema de movilidad nacional y como operador logístico estratégico. El 61% de su facturación proviene del transporte de pasajeros, mientras que el 35% corresponde al transporte de mercancías. El 75% de sus ingresos se generan en rutas nacionales.
Visión territorial
Para el presidente Adolfo Utor, esta operación no solo tiene un carácter empresarial, sino también estratégico para la vertebración del territorio español. Tal como ha declarado, el objetivo es garantizar conexiones marítimas estables, regulares y modernas entre las distintas comunidades insulares y la península.
"La vertebración del territorio nacional no se entiende sin unas conexiones marítimas de calidad", ha señalado en un comunicado publicado por la compañía. En este sentido, Baleària aspira a recoger el testigo de la histórica Trasmediterránea y de Naviera Armas, especialmente en Canarias, donde ambas han tenido una fuerte implantación social y cultural.
El reto
Utor también ha destacado que, pese a la complejidad del proceso, la compañía se siente preparada para asumir el desafío. "Contamos con la ilusión y el entusiasmo de todos nuestros grupos de interés, a los que incorporamos las sinergias y fortalezas de los nuevos equipos humanos", ha explicado en el mismo comunicado.
En caso de recibir el visto bueno de la CNMC, Baleària asumiría un papel clave en el transporte marítimo de las islas. Con esta jugada, se perfila un escenario de mayor concentración empresarial en el sector marítimo español, lo que podría tener ciertas consecuencias, especialmente en islas donde la conectividad depende del barco.
