Canarias busca hacerse un hueco en la cuarta Revolución Industrial con el diseño de microchips

La Estrategia CanaryChip es la primera de un Gobierno autonómico para respaldar su ecosistema de innovación ligado a la microelectrónica y a los semiconductores

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Canarias tiene un ecosistema de la microelectrónica y semiconductores integrado por empresas y centros de conocimiento muy potente / EFE
Canarias tiene un ecosistema de la microelectrónica y semiconductores integrado por empresas y centros de conocimiento muy potente / EFE

El Consejo de Gobierno de Canarias aprobó la semana pasada la Estrategia de Microelectrónica y Semiconductores 2022-27. Conocida como CanaryChip, esta tiene el objetivo principal de impulsar la coordinación, el desarrollo y el crecimiento del ecosistema canario en esta materia. El Archipiélago se convierte, de esta forma, en la primera comunidad autónoma que aprueba una estrategia del microchip para respaldar al sector. Todo esto en un contexto en el que la Unión Europea ha comenzado a impulsar una Ley del Microchip para lograr la soberanía en el diseño, producción y aplicación de estos componentes. 

“Canarias tiene que participar en la transformación mundial, en esta cuarta revolución industrial y no perder oportunidades como la que se presenta con este Perte Chip de 12.000 millones de euros”, expone Carlos Navarro, director de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI) para explicar la apuesta del Gobierno canario por este sector. 

“Los semiconductores están en todas partes”, asegura también Emilio García, asesor de Relaciones Internacionales del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). “El negocio global de este sector mueve unos 500.000 millones a nivel global y en el 2030 se espera que sobrepase los 1.200 billones”. García defiende la necesidad de invertir en la creación de un ecosistema de semiconductores porque eso significa apostar sobre seguro “en crear bienestar dentro de las islas porque se creará empleo y permitirá diversificar la economía”.  

El Perte Chip

El Proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica de microelectrónica y semiconductores (Perte Chip) tiene como meta principal reducir la dependencia de España del exterior en el diseño y fabricación de estos elementos. Dotado con 12.250 millones de euros, de los que 9.350 se reservan a fábricas, los proyectos se adjudicarán por concurrencia competitiva a las propuestas que muestren mayor capacidad para cumplir los objetivos de los ejes estratégicos del Plan. Con el resto de fondos, para el refuerzo de la capacidad científica se prevé una inversión de 1.165 millones de euros, para la estrategia de diseño se destinarán 1.330 millones de euros y para la dinamización de la industria de fabricación TIC el presupuesto estimado asciende a 400 millones de euros.

“Se están realizando estas gestiones porque el sector del microchip es muy complejo”, explica Navarro. “Hay tensiones entre Estados Unidos, China, Taiwán o Corea y esto puede ser motivo de guerra”, lo que afectaría a la producción de microchips porque, por ejemplo, en Taiwán se encuentra la mayor parte de concentración de empresas de este sector. España y Europa buscan atraer a estas empresas privadas y sus tecnologías.

Autosuficiencia

García expresa que ninguna región del mundo es capaz de ser autosuficiente en el sector de los microchips y los semiconductores, ni siquiera Estados Unidos. “Las cadenas de producción son muy complejas”, explica, “intervienen siete u ocho eslabones, los productos cruzan las fronteras varias veces antes de estar terminados”. Esta cadena requiere de materiales que no son habituales, de máquinas muy precisas que no se encuentran en todos lados o de ensamblados y pruebas. Pero, aunque la autosuficiencia es casi inalcanzable, “España puede jugar un papel relevante”

¿Y Canarias? “Canarias puede aportar varias cosas. En primer lugar, las condiciones del entorno hacen que cualquier eslabón de la cadena de valor pueda instalarse aquí. Pese a que en las islas no es muy viable la implantación de una gran fábrica que demanda mucho espacio de terreno o recursos energéticos, sí puede acoger construcciones de menor tamaño. O también puede destacar en la fase de diseño, donde podría desarrollarse con gran fuerza”, declara el trabajador del IAC. 

Cuatro ejes de actuación

Esta estrategia luego está dividida en diversos ejes que “vienen a complementar y a reforzar lo que tenemos y a intentar mitigar aquellas cosas de las que nos disponemos pero que hay que seguir desarrollando”, asegura Navarro. En este sentido, la Estrategia CanaryChip define cuatro ejes de ejecución, que son la promoción como destino de inversiones en el sector: el impulso a la participación del ecosistema CanaryChip en las actuaciones del Perte Chip, que, con más de 12.000 millones de euros, es el más cuantioso de los anunciados por el Estado, y fomentar la utilización de los instrumentos de la UE para incentivar inversiones.

Además, se configura un cuarto eje, constituido por las actuaciones complementarias, con las que el Gobierno de Canarias podrá contribuir con fondos propios a las inversiones y recursos financieros externos; fomentará programas de becas, programas específicos en Universidades y Centros de Investigación y también se promoverá e incentivará que el tejido productivo canario dedique fondos a este fin.

Diversificar la economía 

“En Canarias tenemos un amplio potencial, por ejemplo, en el diseño de los chips. Es muy importante que el Archipiélago diversifique su economía para construir una sociedad que no viva en exclusiva del turismo o de los factores tradicionales”, continúa el director de ACIISI. Para Navarro es fundamental evolucionar y transformar las islas hacia industrias o sectores que consuman menos territorio. “Diversificar nuestra economía hacia sectores más productivos y de mayor valor añadido que puedan retener a nuestro talento porque los formamos en nuestras universidades y se van por todo el mundo”. 

El sector del microchip y los semiconductores mueve unos 78 millones de euros anuales en Canarias y hay más de 700 personas trabajando en él. “Es una vía para diversificar la economía de las islas, una diversificación que esté basada en industrias o sectores que no contaminan, que tienen un alto valor añadido o que se mueven en los ámbitos del conocimiento, la ciencia o lo digital”, defiende Carlos Navarro. 

Ecosistema canario

Canarias tiene un ecosistema de la microelectrónica y semiconductores integrado por empresas y centros de conocimiento muy potente. Las islas tienen empresas que desde hace años diseñan chips o procesos ópticos en la fabricación de chips, que se han constituido en el Clúster Chip Canarias. Estas empresas se integraron el pasado verano en lo que se denomina el Ecosistema Canarychip de Microelectrónica y Semiconductores de Canarias (abreviadamente Ecosistema CanaryChip), formado por el Clúster Chip Canarias y otras empresas, los centros científicos IUMA-ULPGC e IAC, y otros agentes públicos competentes en el sector en Canarias.

Estos centros punteros en la ciencia de los microprocesadores reúnen a más de 200 investigadores de alto nivel en materia de microelectrónica e instrumentación, con un presupuesto de 17 millones de euros, que dan soporte técnico, de formación y de atracción del talento a la parte privada, “de manera que las Islas se pueden situar entre los primeros cinco puestos de las comunidades autónomas con mayor talento.