El ruido de las carreteras, complejos industriales o aeropuertos, se ha convertido para mucha gente en la banda sonora de la vida. De oírlos de manera continuada pueden llegar incluso a no percibirse, pero eso no significa que la contaminación invisible que provocan, la acústica, no suponga una importante amenaza para la salud. Para divulgar las consecuencias de un entorno contaminado, se celebra cada último miércoles de abril el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido.
"La exposición a un ruido excesivo molesta a los individuos, produce estrés, perjudica la capacidad de comunicación, interfiere con las actividades laborales y de ocio y, en dosis suficientemente altas, produce daños permanentes al sistema auditivo, lo cual conduce a pérdidas de audición", explican los investigadores del CSIC Pedro Cobo y María Cuesta, en su libro ¿Qué sabemos del Ruido? (Catarata).
Ruido en Canarias
El ruido es una de las formas de contaminación "más frecuentes y subestimadas", que representa un importante problema para la salud, según el Gobierno de Canarias, que en un estudio de 2022 mostró que el 15,25% de la población del Archipiélago estaba expuesta a niveles de ruido superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), principalmente debido al tráfico rodado.
Y es más, otra investigación, esta de ISGlobal, muestra que la cantidad de personas afectadas por ruidos perjudiciales para la salud, estimados en 65 decibelios, es de más del 86% en Las Palmas de Gran Canaria y casi del 95% en Santa Cruz de Tenerife. La OMS advierte que la exposición prolongada a niveles superiores a 55 decibelios durante el día o a 40 decibelios por la noche puede tener efectos negativos diversos.
Medios de transporte
"La fuente principal del ruido en las grandes ciudades es el tráfico rodado", es decirm vehículos ligeros, pesados y motocicletas, que contribuyen en un 47% al ruido global, señalan Cobo y Cuesta. "Los tráficos aéreo y ferroviario contribuyen en un 14% y un 12%, respectivamente. Así pues, los medios de transporte generan el 73%, casi tres cuartas partes, del ruido global en las grandes ciudades", continúan.
Las actividades relacionadas con la industria y el comercio suponen un 11% del ruido global, mientras que el resto, un 16%, tiene su origen en las actividades comunitarias, detallan los expertos del CSIC.
Los efectos
Uno de los efectos nocivos más comunes de la contaminación acústica son los trastornos del sueño: el ruido interfiere en el descanso necesario para una adecuada recuperación física y mental.
También hay investigaciones que demuestran una relación directa con enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión o los infartos. Según la OMS por cada 10 decibelios por encima del umbral considerado saludable, el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular puede incrementarse entre un 8% y un 14%.
Además, el ruido continuo puede aumentar los niveles de estrés y ansiedad, al mantener el cuerpo en un estado de alerta permanente. En entornos laborales especialmente ruidosos, también se produce pérdida de audición, un problema que a menudo se asocia con aislamiento social y trastornos cognitivos.
Ruido y desigualdad
Otro efecto preocupante es su impacto en el aprendizaje, especialmente en niños expuestos a altos niveles de ruido en colegios situados cerca de vías de tráfico o aeropuertos. Un importante grupo de investigación internacional que se dedica a estudiar cómo afecta el ruido de los aeropuertos en la capacidad cognitiva de niños en España, Países Bajos y Gran Bretaña, demostró que la contaminación acústica puede mermar su rendimiento cognitivo y escolar.
Aunque las consecuencias negativas del ruido pueden afectar a cualquiera, hay grupos especialmente vulnerables. Los niños, las personas mayores y personas con enfermedades crónicas son los más sensibles. Además, los niveles de ruido tienden a ser más altos en barrios con menor nivel socioeconómico, lo que agrava aún más las desigualdades en salud.
Ley del Ruido
Para mitigar estos efectos, se recomienda la implementación de “mapas estratégicos de ruido, zonas de baja emisión sonora, aislamiento acústico en viviendas y edificios escolares, y el diseño urbano con barreras vegetales y planificación del transporte público”, dice el Gobierno de Canarias.
La Ley española 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido, tiene por objeto “prevenir, vigilar y reducir la contaminación acústica, para evitar y reducir los daños que de ésta pueden derivarse para la salud humana, los bienes o el medio ambiente”, según reza el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Lucha vecinal
Un ejemplo de lucha contra el ruido lo tenemos en los vecinos que viven alrededor de las inmediaciones del aeropuerto de Los Rodeos, que se quejan de que el ruido constante de los aviones afecta a su salud, incluso cuando AENA ha puesto cerramientos a las ventanas de las casas de un perímetro que estos residentes consideran insuficiente.
En esta línea, el Ayuntamiento de La Laguna no solo acompaña a los vecinos en sus reivindicaciones con respecto a la posible ampliación de los horarios de apertura, a los que también se oponen, sino que ha empezado la actualización del mapa de ruido del municipio para atajar de la mejor manera posible los problemas causados en la población por esta amenaza, de todo menos silenciosa.