Quevedo (NC): "La cuestión en los pactos tiene que ser la correcta gestión de las discrepancias"

El candidato a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria concede una entrevista a Atlántico Hoy a dos días de las elecciones que determinarán el gobierno municipal

Luna Moya / Martín Alonso

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Los vecinos de Las Palmas de Gran Canaria tienen una cita con las urnas este domingo. En su mano está decidir quiénes se pondrán al frente del municipio en el Ayuntamiento durante los próximos cuatro años y Pedro Quevedo, el candidato de Nueva Canarias (NC) al gobierno municipal, asegura que es momento de movilizarse "para que no sean otros los que decidan por nosotros".

A dos días de las elecciones del 28 de mayo, Quevedo advierte de la penetración de la extrema derecha en Canarias y reconoce que, en los últimos cuatro años marcados por la COVID-19 y la consecuente crisis, se han puesto del lado de los más vulnerables a la vez que se reconocían las necesidades básicas de la población. El político también ha hecho autocrítica sobre la movilidad en el municipio y los sucesivos conflictos con los vecinos de Las Palmas de Gran Canaria, que espera poder resolver si se da la oportunidad en el próximo mandato. 

[Pregunta] ¿Qué se juega Las Palmas de Gran Canaria los próximos cuatro años? 

[Respuesta] En un escenario tan tenso y difícil, que es el que se ha creado alrededor del mundo de la política y en un mundo en el que algunos han perdido los complejos, hay gente que supone una regresión con una claridad absoluta, sobre todo en una tierra como la nuestra. Hay gente que se presenta a las elecciones que nos negaron el derecho a tener el nivel de autonomía y, por lo tanto, volver a las andadas de tomar las decisiones desde el Paseo de la Castellana con las consecuencias que todos conocemos. Por eso nació el nacionalismo. Nosotros queremos recordar permanentemente que hay que tener cuidado con determinadas fuerzas emergentes que, disfrazadas de populismo, suponen una regresión democrática muy importante. Creo que en Canarias hemos encontrado un nivel de estabilidad razonable, con poca penetración de determinados discursos populistas peligrosos, y hasta violentos, me atrevería a decir. Aquí hay gente que se puede presentar porque los demás somos unos demócratas, pero si estuviesen ellos gobernando los demás no nos presentaríamos porque los que no son demócratas son ellos. Esta preocupación nosotros la tenemos bastante distanciada porque yo creo que una tierra como la nuestra, una tierra bastante tolerante, con ciudades abiertas, la penetración de este tipo de expresiones no tiene mucho donde crecer. 

¿Qué nos diferencia del territorio nacional?

Claramente la singularidad de Canarias es lo que nos hace distintos y el que eso no se entienda como un privilegio, sino como un derecho, es una batalla permanente, no sencilla, que requiere gente cualificada, que requiere argumentos sólidos y que requiere trabajo político en todos los planes institucionales de calidad y compromiso sustentado en datos, en información, en conocimiento de la realidad. Tengo la experiencia de conocer las dos dimensiones, la española y la canaria, y sé muy bien que el retroceso sería la norma si no estuviésemos algunos advirtiendo de que eso no lo vamos a tolerar. Nos volvemos a jugar el que hay gente que defiende esta tierra y la defiende con solvencia. Creo que las posiciones de progreso y también aquellos que centramos la política en Canarias hemos tenido la oportunidad de demostrar que tenemos algo que decir. Además se han hecho razonablemente bien en aquellas instituciones en las que hemos tenido oportunidad, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Gran Canaria, creo que son administraciones que se defienden a sí mismas por su trabajo, sin duda ninguna.

En estas elecciones siempre se pregunta al candidato si cree que deja la ciudad mejor de lo que la encontró. Es una cuestión un poco trampa teniendo en cuenta todo lo que ha sucedido en estos cuatro años. La manera de afrontar esta crisis, en contraste con el crac económico de 2008, ha sido diferente. Incluso la política de la Union Europea ha sido diferente: ha priorizado a las personas y no a los bancos. Además, aquí hubo un gobierno progresista. ¿Qué hubiera pasado si no hubieran estado los gobiernos progresistas en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, el Cabildo de Gran Canaria y el Gobierno de Canarias y qué continuidad se le puede dar a esa politica? 

En esa pregunta y reflexión hay algo determinante. Esto no han sido cuatro años y menos cuatro años normales, ya que dos han sido de estar gestionando una crisis absolutamente dramática que ha sido provocada por la pandemia, que ha retrasado muchas cosas y complicado muchas otras. Ha servido para ver qué hacen unos en los momentos de crisis y qué hacen otros. A la crisis del 2008, que todos vivimos, la gran recesión, se le aplicó una receta. Gobernaba en España el Partido popular, perdió unas elecciones el Partido Socialista porque el PP dijo que la culpa de todo era que gobernaba el PSOE. La gente lo piensa y se lo cree, por eso ganaron y después nos demostraron lo que tienen en el ADN: lo que hicieron fue aprovechar una crisis terrorífica para beneficiar a los causantes de la crisis y machacar a la mayoría social. Fue exactamente lo que pasó y la respuesta allí fue salvar a los bancos y a las grandes entidades financieras responsables de la crisis que se produjo y machacar a los débiles. 

Pedro Quevedo, candidato de Nueva Canarias a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria. / ELVIRA URQUIJO-EFE
Pedro Quevedo, candidato de Nueva Canarias a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria. / ELVIRA URQUIJO-EFE

¿Y en la crisis generada por la pandemia?

Que yo sepa se protegió a los más débiles, se protegió a los autónomos, no hubo expedientes de regulación de empleo suspensivos. Los ERTE han sido un descubrimiento muy importante para salvarle el pellejo a mucha gente que estaría en la calle si se lo hubieran gestionado los otros. 

¿Se puede sacar algo bueno de la incidencia de la COVID-19 en la última legislatura?

Se ha aprovechado para reconocer el ingreso mínimo vital, para reconocer las necesidades, que la gente tenga un mínimo o un estándar mínimo para vivir con una elemental dignidad que los demás creen que es disuasorio para buscar empleo como cobran 400 euros, ¿pero qué van a hacer con esa miseria? La respuesta anterior machacó a la mayoría social y los servicios públicos y si no veamos lo que ha pasado con la sanidad. En esta se ha demostrado que la respuesta progresista es una respuesta más humana defensora de los servicios públicos.

Hablando de los servicios públicos, la mejora de la movilidad en esta legislatura está siendo una de las grandes preocupaciones en Las Palmas de Gran Canaria. La Metroguagua solo ha ejecutado un 5% del total proyectado. ¿Será una realidad en la próxima legislatura?

Con la Metroguagua hay un problema que aventan los que, o no lo entienden, o están interesados en dar la impresión de que no lo entienden. La Metroguagua no es una guagua moviéndose por la ciudad por un carril preferente. La Metroguagua es un proyecto de transformación urbana de la ciudad, eso es lo que es, mucho más que una guagua. La conclusión final será que habrá una guagua eléctrica que cada cuatro minutos transportará a 150 personas, lo cual es una revolución, por cierto. Es una especie de tranvía por decirlo de alguna manera, sin raíles y con ruedas que me parece mejor, más sostenible que lo otro. 

¿Cuál es la finalidad del proyecto de la metroguagua?

Transformar la ciudad. Con la excusa de que pasa la Metroguagua se han hecho cosas que no se habían hecho en 50 años. Después de la ampliación de la Avenida Marítima, es la obra más gorda en esta ciudad y esta vinulada a la transformación urbanística. Los que están con la gracia de "¿dónde está la Metroguagua?" se les olvida que si pasean por Mesa y López, por la calle Galicia, lo hacen por una ciudad que nada tiene que ver con la que había. Nos hemos tenido que meter en las tripas y cuando te metes en las tripas encuentras lo que encuentras y por eso ocurren estos retrasos en las obras, pero ahí está la transformación. Por ejemplo Blas Cabrera Felipe, eso es hoy la Quinta Avenida en comparación con lo que era antes y es la Metroguagua la que ha provocado ese cambio, igual que en la parte alta del parque Doramas, que había chabolismo y un desastre en una zona que es un icono de la ciudad. Esta ciudad es mucho mejor ciudad de lo que era hace ocho años, de esto no tengo ninguna duda. 

Recientemente Las Palmas de Gran Canaria ha sido catalogada como la quinta ciudad más sucia de España según la OCU. 

Sí. Yo no recuerdo unas elecciones en las que la limpieza de la ciudad no haya sido el eje central, pero siempre, porque es un problema serio. Con limpieza lo que ocurre es que han estado manoseando, metiendo mano, metiendo gente, sacando gente, haciendo cositas raras muchos de los que hoy la critican y ahora estamos pagando las consecuencias de eso. Eso se tiene que resolver, hay que ir a un gran pacto con este asunto y tiene que haber un servicio de limpieza en condiciones, pero hay que darse cuenta de que se necesita un pacto muy importante y reconocer que no se le han podido hacer más trastadas a ese servicio y llega un momento en el que revientan. 

Como han reventado los vecinos del municipio, que ya han conseguido sacar el Carnaval de Santa Catalina y también que las terrazas de Joaquín Costa cierren a las 10 de la noche. ¿Cree que las tensiones con los vecinos son reversibles?

Es inevitable que haya gente que considere que allá donde ellos viven no pueden pasar las cosas que pasan. Eso es así. Sobre todo ocurre en determinados barrios, por ejemplo en Vegueta. Pero no se dan cuenta de que Vegueta no es solo de ellos, es patrimonio de todos como lo es toda la ciudad. Una vez dicho esto, es verdad que tiene que haber un intento de conciliación. La gente tiene derecho al descanso, solo faltaba, y los que estamos al frente de las prestaciones públicas tenemos que tratar de equilibrar las cosas de forma que no se convierta en una tortura china la celebración de determinados eventos en la ciudad. Pero es que para reducir esto al disparate si hiciésemos caso a todo el mundo con ese mismo argumento sin más, la ciudad se quedaría sin eventos y tendríamos otro problema. Por lo tanto, tiene que haber un equilibrio. Hay gente razonable, transigente y que escucha y hay gente que dice vale, hagan lo que quieran pero en mi zona no. Esa es una actitud con la que es difícil de entenderse. Pero yo creo que sí que es verdad que hay que llegar a un acuerdo, hay que entender a la gente, hay que tener la sensibilidad por las dos partes, los eventos no pueden durar hasta las mil quinientas a todo volumen, no puede ser. Hay que ir corrigiendo y creo que es lo que estamos haciendo.

Las Palmas de Gran Canaria lleva ocho años con un gobierno que ha funcionado con un equipo de tres formaciones distintos, con diferencias, pero que ha sido sólido. De los tres partidos, el único que repite candidato es Nueva Canarias con usted al frente, mientras que PSOE y Podemos han apostado por Carolina Darias y Gemma Martínez. ¿Le genera alguna inquietud el cambio de personas que están al frente de esos partidos?

Los cambios siempre generan una expectativa en la que hay algo de inquietud y algo también de esperanza. Las cosas pueden ser mejores, los dos elementos son imposibles de evitar. Yo tengo la ventaja de que llevo tiempo en política, así que me impresiono poco por esas cosas. Yo a Carolina [Darias] la conozco bastante de hace muchos años y aunque creo que tenemos nuestras discrepancias, también las teníamos con Augusto [Hidalgo]. La cuestión en los pactos tiene que ser la correcta gestión de las discrepancias, no puede ser de otra manera. Con respecto a Podemos, conozco muy poco a Gemma [Martínez], hemos tenido unos cuantos debates que ayudan a conocer a la gente y creo que he encontrado a gente con la que me puedo entender, pero sí que es verdad que hay una expectativa de ahora qué. 

Pedro Quevedo durante el 'Gastro Trip'./ LPA Visit
Pedro Quevedo durante el 'Gastro Trip'./ LPA Visit

¿Están sentadas las bases para que las cosas fluyan a mejor? 

Yo creo que sí, porque todo el mundo ha tenido tiempo de aprender, aunque sea en carnes ajenas. Por ejemplo, yo creo que Podemos, que fue una formación joven cuando empezaron y eso tiene su proceso, hoy es una fuerza importante y a mi Gemma [Martínez] me parece una mujer con cierta experiencia y eso ayuda a entenderse. Y creo que Carolina tiene eso también, que llevamos nuestro tiempo en esto y creo que nos las tendremos tiesas en algún momento, pero al final hay que llegar a un acuerdo.

Pedro Quevedo (izq), Augusto Hidalgo (centro) y Javier Doreste después de anunciar el pacto de gobierno / EFE - ELVIRA URQUIJO
Pedro Quevedo (izq), Augusto Hidalgo (centro) y Javier Doreste después de anunciar el pacto de gobierno / EFE - ELVIRA URQUIJO

¿Volvería a pactar con PSOE y Podemos si se dieran los números?

Ya veremos. Nosotros decimos que con quien único no vamos a pactar es con Vox. Porque no es un partido democrático, no es por otra razón. Reminiscencias protofascistas la verdad es que no necesitamos y lo demás es gente que está en el juego democrático. Nosotros, que somos de izquierdas, pactamos con el PP unos Presupuestos Generales del Estado que, en mi opinión, fueron los mejores para Canarias. Además, creo que lo puedo defender y la gente experta lo reconoce. Y no se nos cayó ni un anillo y además no cedimos ni un solo principio, ya que votamos en contra todos los reales decretos al mismo tiempo que negociábamos los presupuestos con el PP.

¿Lo que pueda hacer el PSOE en el Gobierno de Canarias con sus pactos puede afectar al resto de administarciones?

Hay una tendencia, dentro de ese mundo, a pactar en una dirección difícil de explicar. La ha habido siempre en ese partido y lo hemos sabido siempre. Considerando que de lo que estamos hablando es de una fuerza política como Coalición Canaria, que el componente nacionalista que tenía ha desaparecido porque se les ha marchado el Partido Nacionalista Canario. Creemos que les ha quedado un componente extremadamente insularista y muy pero que muy conservador. Eso es una evidencia y eso es difícil de conciliar con lo que se supone que deben defender los sectores más progresistas. Otra cosa es que no den los números, en ese caso tienes que hacer lo que sea para garantizar la gobernabilidad, entonces si dan los número no hay color en que una cosa es un pacto progresista y lo otro no lo sería.