El escritor José Luis Correa pide más limpieza y más cultura para Las Palmas de Gran Canaria

Reclama una mayor oferta cultural y mayor limpieza para hacer la ciudad más habitable

Ariadna Martínez

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José Luis Correa firmando un libro / CEDIDA
José Luis Correa firmando un libro / CEDIDA

José Luis Correa (Las Palmas de Gran Canaria, 1962) es un conocido escritor de novela negra y profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. A lo largo de su carrera como novelista, ha sido galardonado con el Premio Benito Pérez Armas (Santa Cruz de Tenerife, 2000) y Premio Vargas Llosa (Murcia, 2000), entre otros. De sus creaciones, destaca el personaje que ha marcado su obra y forma parte relevante de la novela criminal actual, el detective Ricardo Blanco. Las historias de este peculiar sujeto se ambientan en la propia capital de la isla

Aunque en el imaginario, su detective también vive en la ciudad grancanaria, será el propio escritor el que acuda a las urnas para votar a la próxima persona que ocupará la alcaldía del Ayuntamiento, contribuyendo a crear, quizás, otro futuro para la capital. De la realidad a sus libros, ¿cómo ve y se imagina Correa Las Palmas de Gran Canaria? Él engloba las problemáticas que le preocupan en cuatro bloques: coches, suciedad, cultura e inmigración. Temáticas que considera inquietan a toda la ciudadanía, sin diferencias, desde a él como escritor a un taxista o cajero de supermercado. 

"Guerra al coche"

Puede que a Ricardo Blanco se le complicase ahora mismo vigilar las calles de Las Palmas de Gran Canaria. ¿La razón? “Todas esas complicaciones que tienen que ver con las obras excesivas”, esclarece Correa. Aunque la ciudad esté “levantada como Atenas”, confía en que, “cuando acaben de encontrarla”, sea mucho más habitable y vivible, como ha notado en Mesa y López o Vegueta. 

A la dificultad de transitar por las vías, se le suma lo que le da la impresión de ser “la guerra al coche. Si la razón de esta contienda es la polución, apoya la idea y los cambios. Pero no sin plantear la clave de la cuestión: “Un transporte público, grande, bueno, rápido y moderno”

 

Mucha suciedad y poca cultura

No obstante, su mayor queja es la suciedad. “Lo he hablado con el taxista que me lleva a los sitios, con el tendero cuando voy a comprar y con la señora de la ventanilla del banco cuando voy a sacar dinero. Todos se están quejando de lo mismo. Esta ciudad necesita una limpieza”, reivindica. El novelista opina que la cuestión de la limpieza en Las Palmas de Gran Canaria es deficiente. No valora si el problema recae en la alcaldía, concejalía o en los trabajadores, pero expone que se trata de una realidad a solucionar si se desea construir una urbe habitable. 

Como escritor, no puede evitar mencionar la oferta cultural, posicionándola como una de sus principales demandas a los políticos. Desde la tristeza y la rabia, comenta como “un montón” de sitios que ofrecían cultura están cerrando. No tiene problema en el apoyo al turismo, a la agricultura o a la industria, pero sí en la falta de visión hacia la cultura, vista como “un gasto superfluo y un engorro”. En sus viajes a otras ciudades, ha sentido envidia “cochina” de la oferta cultural que presentan. “Lo que quiero es que mi ciudad haga esa oferta y que no se cierren museos, salas de arte ni cines”, reclama. 

Solucionar problemas

Correa destaca por ahondar en temáticas sociales en sus novelas, como la inmigración y la pobreza. En su día a día, son asuntos que también le preocupan como ciudadano de Las Palmas de Gran Canaria. Para él, se ha producido un aumento del número de personas “pidiendo por la calle e inmigrantes que deambulan sin tino”, lo que supone una cuestión social y humana. Él no tiene la respuesta y quizás sea una utopía lo que propone, pero tiene claro que “a esa gente hay que ofrecerles salidas”. El escritor critica cómo los políticos se tiran la piedra de un tejado a otro cuando “deberían solucionar los problemas”

Con todas los reclamos sobre la mesa, se conduce a su última petición, ver los impuestos reflejados, una forma, según él, de poner remedio a lo mencionado con anterioridad. “Me parece que a la gente en general no le molesta pagar impuestos. Les molesta no ver lo que se hace con ellos, no ver una ciudad limpia, un transporte que funcione bien o una solución a los problemas sociales”, puntualiza. 

Para él, no se basa en colores políticos, sino en “temas generales y sentido común”. Considera que la política es un servicio público, como lo es el propio Correa al ser profesor universitario. Él da clases y los políticos “deberían solucionar problemas, no crearlos”. “Lo que se le puede pedir a cualquier político es que deje la ciudad o la isla un poco mejor de cómo la encontró”, concluye.