De los calcetines de la suerte de Clavijo a la corbata felina de Barragán

No tenía una posición cómoda Sebastián Franquis, con el PSOE acorralado por diferentes escándalos, pero de todas las vías de escape que podía emplear escogió la peor

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Imagen general del salón de plenos del Parlamento antes del inicio del Debate General sobre el Estado de la Nacionalidad Canaria con el discurso de Fernando Clavijo. / PARCAN
Imagen general del salón de plenos del Parlamento antes del inicio del Debate General sobre el Estado de la Nacionalidad Canaria con el discurso de Fernando Clavijo. / PARCAN

Cuando encendieron las luces del Parlamento regional para celebrar el Debate General sobre el Estado de la Nacionalidad Canaria, Casimiro Curbelo todavía estaba allí —como el dinosaurio del cuento de Augusto Monterroso—. El presidente de la Agrupación Socialista Gomera (ASG) es, de todos los líderes que en 2019 firmaron el Pacto de las Flores para formar un nuevo Gobierno autonómico y hacer descarrilar a Coalición Canaria tras 26 años de presencia ininterrumpida en la presidencia del Ejecutivo, el único que aún está presente en la cámara. Por los pasillos, los despachos y el salón de plenos no quedaba rastro, este martes, de Ángel Víctor Torres (PSOE), Román Rodríguez (Nueva Canarias) o Noemí Santana (Unidas Podemos), unas ausencias que —junto a todas las causas judiciales relacionadas con las presuntas tramas corruptas vinculadas al anterior Gobierno por la compra-venta de material sanitario durante la pandemia— levantaron una sensación de orfandad en la oposición ante la figura del presidente Fernando Clavijo.

No hay foto mejor que esa, la compuesta por los diputados elegidos por el voto popular en mayo del año pasado, para examinar el Estado de la Nacionalidad Canaria. Entonces la ciudadanía pidió un cambio y eso, una transformación de las Islas en forma de plan, es lo que presentó este martes Clavijo en el Parlamento. Para afrontar la faena, tal vez por no querer subestimar a la oposición, el presidente de Canarias arrancó el día buscando un talismán en su armario para invocar algo de suerte. El amuleto apareció en forma de prenda: unos calcetines rojos con la careta de Darth Vader. Esa invocación a la Fuerza, la energía jedi sobre la gravitaba parte de la trama de Star Wars, espoleó al líder nacionalista en una jornada en la que puso en valor “el modo canario” de hacer las cosas para “marcar la diferencia” y transformar el Archipiélago. “Canarias”, sentenció al final de su discurso, “es un modelo de éxito” tras 40 años de trabajo común y anticipó que “la mejor forma de cambiar el futuro es crearlo”. Ahí queda escrito para próximos balances.

"Y tú más"

Clavijo, en lugar de utilizar su intervención en pasar facturas por las hipotecas que dejó por el camino el Pacto de las Flores, optó por un alegato con altura de miras. No mencionó el caso Mascarillas, no tocó el caso Mediador, no tiró del caso Koldo ni recurrió al caso Damco. “No vengo a hacer oposición a la oposición ni a convertir este debate en un episodio más del vergonzoso espectáculo que estamos viviendo desde hace unas semanas”, recogió en la primera página de su discurso. Con traje azul marino —tono mayoritario en la bancada del Gobierno, con las excepciones de Manuel Domínguez y Narvay Quintero, que optaron por el gris—, corbata oscura y camisa blanca, el presidente se subió a la tribuna como Homer Simpson en el episodio Kiss, Kiss, Bang, Bangalore: adorado por los suyos como el patriarca de la familia de Springfield por los trabajadores de la central nuclear subcontratada por el señor Burns en la India. Jugaba en casa y con el apoyo mayoritario del público. 

Fernando Clavijo, presidente de Canarias, antes de su discurso. / RAMÓN DE LA ROCHA-EFE
Fernando Clavijo, presidente de Canarias, antes de su discurso. / RAMÓN DE LA ROCHA-EFE

El diputado José Alberto Díaz-Estébanez le tiró fotos con el móvil desde su asiento —imagen que luego aparecía en varios perfiles en redes sociales de miembros nacionalistas—. Rosa Dávila, presidente del Cabildo de Tenerife, no perdió detalle desde una tribuna por la que también asomaban los populares Felipe Afonso El Jaber —viceconsejero de Industria— y Miguel Ángel Ponce —director-gerente del Hospital Doctor Juan Negrín—. En los pasillos se mantuvo atenta María Fernández, directora general de Transporte. José Manuel Bermúdez dejó por un momento sus pensamientos por y para Santa Cruz con la mirada puesta en e infinito cuando el presidente centró su intervención en la inmigración. Vidina Espina no dejó de tomar apuntes… Coalición Canaria, cuatro años después, vuelve a hacer Canarias. Y lo hace con propósito de enmienda tras perder el mando en 2019 y metabolizar ese golpe. 

Clavijo se presentó en el Parlamento sin mochila. O por lo menos sin reproches a la oposición en el zurrón. El presidente de Canarias, que advirtió que quiere gobernar “alcanzando grandes acuerdos y consensos”, agradeció al PSOE la propuesta sobre Productividad y a Nueva Canarias su análisis y proposición para mejorar la posición de las Islas en la negociación por la excepción de la regla de gasto. Examinó las medidas tomadas por su Gobierno durante estos ocho meses —sacó pecho pero sin entrar en muchos detalles—, anunció la convocatoria de la Conferencia de Presidentes de Cabildos para abordar el reto demográfico, la implantación de la historia clínica digital —un único fichero con una visión de conjunto de cada paciente— y la ampliación de la campaña de prevención de incendios durante todo el año, exigió corresponsabilidad al resto del Estado en la atención de los migrantes menores, no se escondió frente al problema de la vivienda —tanto por la dificultad de la población para acceder a un inmueble público como por la necesidad de regular el alquiler vacacional—, fue valiente al pedir a la patronal vinculada al turismo que aumente los sueldos y vinculó del futuro de la comunidad autónoma —"que será verde o no será", subrayó— a la innovación.

Mano tendida de Nueva Canarias

Clavijo, conciso para no dar la turra a los interesados por el Debate, sólo consumió sesenta minutos de las dos horas que tenía asignadas. Ni el guante blanco lanzado por el presidente de Canarias ni el margen de tiempo entre las dos intervenciones hizo cambiar la posición del PSOE, que utilizó la comparecencia de Sebastián Franquis —la primera en el turno de tarde— para argumentar su defensa ante el caso Mascarillas, el caso Koldo y el caso Damco. No tenía una posición cómoda el portavoz socialista, pero de todas las vías de escape que podía emplear escogió la peor. Con los diputados de Vox encantados de formar parte del sarao, Luis Campos, representante de Nueva Canarias —que tardó cinco párrafos en nombrar al Sáhara y vistió con traje de azul eléctrico—, se estableció este martes como el referente entre la oposición. Comparó las Islas que dejó el Pacto de las Flores con las actuales, señaló recortes y tiró de datos para analizar la situación del Archipiélago en materias como el empleo, la recuperación económica, el sector turístico, las cuentas, los servicios públicos, pero no todo fueron palos. De las 21 páginas de su discurso, empleó las últimas nueve para señalar espacios de consenso. El movimiento no es insustancial y no pasó desapercibido para los que suspiran por la reunificación del nacionalismo. Clavijo, en su réplica, tendió puentes y se comprometió a explorar acuerdos. “Sólo fracasa el que lo intenta”, apuntó.

Sebastián Franquis, portavoz del PSOE, se dirige al Gobierno de Canarias. / RAMÓN DE LA ROCHA-EFE
Sebastián Franquis, portavoz del PSOE, se dirige al Gobierno de Canarias. / RAMÓN DE LA ROCHA-EFE

Campos, en definitiva, expuso la interpretación del estado actual de la autonomía bajo el prisma de Nueva Canarias. Franquis y el PSOE, sin que nadie lo pidiera, se subieron a la tribuna para descargar responsabilidades al verse enredados en diferentes tramas presuntamente corruptas. Excusatio non petita, accusatio manifesta. El portavoz socialista, siempre más cómodo cuando maquina lejos de los focos, agitó a las filas del Ejecutivo, las bancadas ocupadas por nacionalistas y populares y en la planta alta del salón. Díaz-Estébanez buscó en su cabeza pelos de los que tirar cuando Franquis anunció que apoyarán la creación de una comisión de investigación —herramienta que la mayoría del Pacto de las Flores rechazó en ese mismo lugar en 2022—. Una sonora carcajada, lanzada desde la tribuna de prensa por un cronista, se coló en el ambiente cuando Franquis aseguró que su partido ha sido implacable en la lucha contra la corrupción. Y el vicepresidente Manuel Domínguez (PP) le recordó a Franquis que en Canarias nunca residieron tantos ricos como cuando gobernó el PSOE en la anterior legislatura. 

Media verdad

Franquis, que repitió una media verdad que el PSOE utiliza como mantra —el Tribunal de Cuentas archivó el caso Mascarillas, pero no porque no viera delito sino porque el denunciante (Juan Manuel Pérez) rechazó proseguir con la causa en esa instancia al no contratar procurador y abogado— le dejó el balón botando dentro del área a Clavijo para rematar a gol. “No voy a entrar al trapo… aunque me cueste”, advirtió el presidente entre algunas carcajadas de los diputados que apoyan al Gobierno. Fue entonces, tal vez inspirado por la corbata con detalles felinos de José Miguel Barragán, salió el perfil más bravo del líder nacionalista. “Ya sé que le costó seguir mi discurso esta mañana [este martes para el lector]”, prosiguió, “pero lo reitero: no he venido a hacer oposición a la oposición” espetó un Clavijo que, al menos en apariencia, tiene claro lo que quiere: “Islas iguales de ciudadanos iguales. En derechos, en deberes, en oportunidades y en esperanzas. Islas de mujeres y hombres en pie”.